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Estado laico

Cuando el padre de la patria -don Miguel Hidalgo y Costilla-, tomó entre sus manos el estandarte de la Virgen de Guadalupe, lo hizo porque luchaba por la libertad, por construir una patria para todos; su lucha fue excepcional. Frente a los demás libertadores de América que eran militares con experiencia en las armas y la guerra, él era un clérigo, un hombre de paz que empuñaba el estandarte de la Guadalupana en una lucha por la libertad ansiada después de tres siglos de coloniaje.

En pleno arranque de la campaña presidencial de 2000, Vicente Fox trató de emularlo, portando el estandarte de la Virgen de Guadalupe en un mitin de campaña en León, acción que reprodujo una gran polémica por el uso que hizo de la imagen el candidato panista, misma que fue ampliamente criticada por la Conferencia del Episcopado Mexicano a través de monseñor Onésimo Cepeda, quien le recordó a Fox: "No estamos en tiempos de Hidalgo, con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe no podemos hacer ni  jugar a la política". El cardenal Norberto Rivera mencionó: "La virgen de Guadalupe es de todos los mexicanos y no puede ser utilizada por nadie con fines partidistas". Fox no volvería a utilizar durante su campaña la imagen de la Virgen Morena.

En el conflicto postelectoral que vive México -centrado en el DF-, los perredistas manipularon en carteles una imagen de la Virgen de Guadalupe, en la que aparece con su mano derecha con un "Voto AMLO", el cual deposita en una urna donde se ve una leyenda –más abajo–  que dice: "Voto x voto, casilla x casilla", la imagen fue bautizada como 'La madre de todos los plantones'.

El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, José Guadalupe Martín Rábago, se unió a la protesta generalizada contra el PRD, por la manipulación política de la imagen Guadalupana.

Lo que Fox y AMLO deben saber es que México en el Siglo XIX, después de una larga lucha tan histórica como sangrienta, logró el estado laico, entendido como el sistema que excluye a la religión del ejercicio del poder político. El laicismo no ha sido adoptado en nuestro sistema político de manera gratuita, no puede ser visto como un tema simplista de la historia, que tiene que ver poco o nada con el presente; es el resultado de un proceso histórico complejo, basado en razones y principios básicos; pero fundamentalmente en el apotegma juarista "El Respeto al Derecho Ajeno, es la Paz", es decir que nuestros políticos respeten al clero con la imagen de nuestra virgen de Guadalupe llena de mexicanidad y que la Iglesia no se entrometa en los asuntos del Estado.

El laicismo es un principio indisociable de la democracia, un sistema de validez universal necesario para legitimar el sistema democrático de libertades, en el que la paz sea un valor central y el diálogo una congruencia democrática con el que construyamos una sociedad fraterna, dotada de instituciones públicas imparciales, garantes de nuestras libertades, así como la igualdad de todos ante la ley.

Cuando Fox retiró el retrato de Juárez de la residencia oficial de Los Pinos, el laicismo pasó, de ser una cuestión de grupos liberales, a convertirse en una razón de Estado. El PRD en el conflicto postelectoral, no sólo ha rebasado los límites de las instituciones, ahora introduce una tema nuevo 'confrontar el estado mexicano laico', involucrando en la política una imagen religiosa sagrada para los mexicanos, olvidando que el laicismo es la piedra angular del arreglo político y jurídico de la nación y contradiciéndose pues el espíritu juarista proclamado por AMLO, no sólo debe ser recordado, discutido y analizado, con la perspectiva que dan dos siglos de su nacimiento; sobre todo, el estado laico debe ser respetado.

El laicismo es el principio que el Estado mexicano retomó para evitar la fractura entre el Estado y la Iglesia para impedir que la intromisión de una en otra fracturen en forma irremediable a la sociedad mexicana. Lo que México requiere no es atentar, sino reconstruir el estado laico; que sea fuente de tolerancia, acuerdo y reconciliación, sea capaz de convertir nuestro mosaico policromo de pluralidad, en riqueza social, no en fragmentación, mucho menos en enfrentamientos.

He llegado a la sesuda reflexión de qué, en política cuando no se gana… se pierde.

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