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Escrito en el autobús

Los ateos que han impulsado la famosa frase que nos invita a vivir la vida sin complicaciones porque probablemente Dios no existe están demostrando, en una sutil contradicción, que los milagros existen. Por lo visto, los ateos que han impulsado esta campaña se han gastado 1.800 euros para insertar en dos autobuses de TMB este mensaje. Teniendo en cuenta que la flota de autobuses barcelonesa es algo superior a los 500 vehículos, es evidente que la difusión del mensaje era, de entrada, limitada. Pero, con un enunciado así y hartos de la masacre palestina, ¿cuál va ser el medio de comunicación que se resista a publicar una fotografia de los dos autobuses que a partir del dia 12 van a circular por Barcelona con su afirmación agnóstica? El resultado es evidente. Sin ellos pretenderlo, los ateos han propiciado el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, porque nunca con tan poco se consiguió un eco tan enorme.
Otros más autorizados que un servidor ya han hecho mención de la extraña relación entre una religión a combatir y la nueva religión que surge del hecho de combatirla. El ateísmo también exige rituales, proselitismo, convicción, estudio, textos que, aun sin ser sagrados, tienen algo de indiscutibles. Los esfuerzos del ateo son comparables a la energía del creyente. Y su idea de trascendencia es relativamente parecida.
Pero no es eso lo más importante. Del mensaje de los ateos –o ateístas, ya que intentan convencernos– lo más importante no es el contenido, sino la propia idea de un mensaje rodante que, al fin y al cabo, no es muy caro. Hasta ahora pensábamos que la publicidad de los autobuses servía para persuadir al ciudadano de la bondad de una compra o de un espectáculo. Pero ahora vemos que basta una sola frase firmada para llegar a la posteridad. Tras lo de "Posiblemente, Dios no existe", ¿qué nos puede privar de escribir nuestro pensamiento más sutil y dejar que la gente nos admire mientras pasea por las aceras? ¿Acaso no hay en este país unas 500 personas dispuestas a pagar 1.000 euros para gritar sus razones durante unos días? Después de haber autorizado que Dios no existe, ¿tendrá argumentos TMB para negar la posibilidad de insertar en sus autobuses una frase del estilo "¡Hereu, dimisión!"?
Hay autores que invierten un año o dos de su tiempo para escribir un libro. Una edición de un centenar de ejemplares no sería más cara que lo que cuesta una frase ingeniosa en los flancos y en la trasera de un autobús urbano. Tal vez los ateos y TMB nos han descubierto una nueva forma, sintética y eficaz, de pasar a la historia. Tiempo atrás la gente se jugaba la vida para pintar en los muros un mensaje contrario a lo establecido. Ahora ya todo es posible.
¿Y el amor, me dirán? David ama a Jessica. Entre él y sus amigos consiguen 1.000 euros para insertar en un autobús de los que recorren la ruta que pasa por el domicilio de Jessica una frase alusiva: "Jessica, contigo las noches no se acaban nunca. Te quiero, David". ¿Quién puede sustraerse a un arrebato escrito en un transporte público?
Los ateos, sin pretenderlo, acaban de inaugurar una nueva forma urbana de expresar sus fobias y sus filias. En tiempos de crisis, cuando la publicidad comercial flaquea, demos carteles a la gente para que diga en voz alta lo que no se atreve a escribir en letra pequeña. Hasta ahora era de mala educación preguntar la religión de nadie. Hoy esperamos el partido de vuelta, cuando los obispos inserten algo así como: "Yo soy el que soy. Firmado, Dios".

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