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Escalofriante exorcismo en La Plata

El padre Mancuso es el único cura exorcista de la ciudad. Hace pocas semanas atendió a un joven que estaba poseído por el diablo. "Adentro del hombre había un animal que rugía. Era una fiera inteligente que hablaba y se burlaba de mí", contó a Hoy

Se apareció silencioso y de repente. Con una voz tranquila invitó a conocer su lugar de trabajo, la iglesia San Francisco de Asís, ubicada en 12 y 68 de La Plata. Dijo que al único lugar donde se puede mandar al diablo es al infierno. “No hay otro sitio para él”, sentenció Carlos Mancuso, el único cura de nuestra ciudad autorizado por el Arzobispado para realizar exorcismos.

A los 76 años y después de 33 años, 4 meses y 20 días, dejó de oficiar misa en la iglesia San José; y desde mediados de agosto comenzó a trabajar en la San Francisco, donde atendió un caso que causó una profunda conmoción. El hecho ocurrió en diciembre último, pero recién se conoció ayer.

De película

Mancuso desmitifica el exorcismo y asegura que los endemoniados no se parecen a los de las películas. No retuercen el cuello, no levitan, no cambian la voz. Tampoco caminan para atrás. Aunque describe escenas que podrían situarse en la pantalla grande.

Uno de ellos ocurrió hace pocas semanas y fue uno de los episodios que más lo impresionó: “Nunca había visto algo parecido, tuvimos que llamar a la policía”, asegura.

Era un joven que estaba sentado en posición fetal en la iglesia. Se veía aquejado y Mancuso decidió atenderlo primero. “Ese día no hacía exorcismos, sólo atendía consultas, pero lo vimos tan mal que con mis ayudantes le dimos el primer número”. Sin embargo, no hubo tiempo. El muchacho entró en un estado que es difícil de describir, inclusive para Mancuso.

“Adentro del hombre había un animal que rugía. No puedo precisar qué animal era, pero era una fiera, una fiera inteligente que hablaba y se burlaba de mí”, detalla el sacerdote. Sostenido por sus cinco ayudantes, el endemoniado, dotado con la fuerza de Sansón, le tiró un mordisco. Gritaba, insultaba, pateaba, quería huir. Rugía

“Se puso tan violento que tuvimos que llamar al 911. Los policías se pusieron blancos como el papel. Los hombres no lo podían sostener, se subió a un banco. Cuando los ayudantes le dijeron que se quedara quieto, el diablo les respondió no te enseñaron que no tenés que hablar con el diablo”, relata.
La mayor parte de los endemoniados han hecho un pacto con el diablo y “el diablo se cobra la desobediencia de un pacto”, sostiene.

Al respecto, recuerda el caso de un adolescente de 15 años que todos los días se sentaba frente a un nogal que había en el patio de su casa. “Al principio creí que se trataba de un caso que se debía tratar con un psiquiatra”, recuerda. Sin embargo, después de charlar con el joven varias veces, se dio cuenta de que se trataba de algo diabólico.

“El muchacho me contó que había pactado con el diablo, y que lo había visto en un ritual de una secta umbanda, ahí el diablo lo citó en el nogal de su casa”. El joven obedeció y fue a la cita con el demonio. Allí estaba: el diablo era un joven rubio, de unos 30 años, desnudo y con colmillos.

“Después de exorcizarlo, le dije no vayas, ni mires al nogal, porque el diablo va a creer que lo estás buscando”, recordó.

El exorcista

Consultado por Hoy, Mancuso contó que el exorcismo lo pueden hacer todos los curas, pero hay pocos, porque no todos se animan. “Es más lindo el rito del bautismo, el casamiento y no el exorcismo, a mí me desgasta mucho”, comentó.

Por esa razón, decidió descansar por los meses de verano de ese rito católico que comienza por encomendarse a Dios, sujetar al endemoniado, pronunciar una oración en latín y arrojar agua bendita.
Después de incontables exorcismos, asegura no temerle al diablo y que su profesión comenzó por una necesidad de la Iglesia, un don de servir. “A los 15 años, cuando despertó mi profesión sacerdotal, no pensé que fuera a dedicarme al exorcismo; al contrario, surgió después, como una necesidad de la Iglesia y un entusiasmo mío”, explicó.

Relató con precisión académica cada detalle que lo llevó al exorcismo, experiencia que se encuentra volcanda en un libro que aún no tiene fecha de edición. “El 3 de enero de 1951 entré al seminario. Siempre me interesó leer sobre esoterismo, masonería, espiritismo desde el punto de vista de la Iglesia. No sabía para qué me iba a servir, pero con el correr de los años me sirvió”.

Le comenzó a servir en la década del ‘80, cuando en La Plata una serie de fenómenos vinculados con la posesión demoníaca empezó a emerger. Fue cuando presenció el primer exorcismo hecho por el padre Antonio Sagrera, de quien aprendió y de quien es su sucesor. “Yo vi dos exorcismos y el tercero lo tuve que hacer yo. En el seminario no se enseña a exorcizar. Luego de ver dos exorcismos, aprendí por mi cuenta”, concluyó.

El sacerdote

Carlos Alberto Mancuso nació el 8 de febrero del 1934. Se crió y educó en Los Hornos. Se ordenó sacerdote el 8 de julio de 1962 en el seminario mayor San José. Fue el párroco de la Iglesia San José hasta su retiro el último 7 de agosto. A partir del lunes 1º de marzo atenderá desde las 16 en adelante en la parroquia San Francisco (12 entre 68 y 69 de La Plata).

Las metidas de cola

La práctica de la magia negra, las sectas satánicas, las cofradías secretas, la multiplicación de hechiceros y el espiritismo son las razones por las que el diablo mete la cola. La mayoría de las personas que creen tener el diablo adentro provienen de la provincia de Buenos Aires y de Capital Federal.

“Lo primero que hago es verlo y hacer el discernimiento. Le pregunto qué le pasa, cuál fue el origen de su mal y ahí sí, la persona me dice que hizo un pacto con el diablo, que estuvo en un secta umbanda, que hizo magia negra. Entonces no tengo más dudas de que se trata de un endemoniado”, dijo el padre Mancuso.

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