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Escalando rascacielos a la espera del Mesías

Cinco de la mañana. Una riada de devotos judíos desciende con paso acelerado por el barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén en dirección al Muro de las Lamentaciones.

Los palestinos duermen. Ni siquiera han llegado las mujeres beduinas que venden menta y tomillo bajo los arcos del antiguo cardo romano. Soldados armados y policías israelís vigilan las esquinas. Los fieles responden casi todos a un mismo patrón. Sombrero y traje negro; algunos, también levita, un luto eterno para recordar la destrucción del Templo en tiempos romanos.
Para ellos, el miércoles fue un día de dicha. Celebraron la bendición del sol, una ocasión que solo se repite una vez cada 28 años. La plegaria, conocida como Birkat Hachama, marca el momento en el que el sol vuelve al punto exacto de su puesta en órbita cuando Dios creó el universo, un miércoles de hace 5.769 años, según el calendario mosaico. Los astrónomos niegan la validez científica de esta teoría, pero la tradición es la tradición. Y, en este caso, ordena subirse a un punto elevado.
En Israel, algunos subieron a los rascacielos de Tel-Aviv; otros eligieron el simbólico cerro de Masada. La mayor multitud, unas 50.000 personas, según la radio militar, se concentró frente al Muro de las Lamentaciones, el único vestigio del Templo del Arca de la Alianza, donde los judíos creen que Abraham ofreció en sacrificio a su hijo Isaac.
Bajo sus losas, resulta casi imposible abrirse paso. No cabe un alma. Una marea de torsos oscilantes, de hombres estáticos que se cubren el rostro o levantan las manos al cielo con gesto desgarrado, murmuran plegarias cacofónicas. Los niños contemplan atentos, pegados a las faldas de los mayores; la diáspora se hace fotos con el móvil y algunos penitentes pasan el cepillo en busca de limosna.
David Yemin viene expresamente desde Tiberíades: "Fíjate en el amor que desprenden los ojos de la gente. Esta clase de bendiciones colectivas son las que unen a los judíos". Hay quien cree que, participando en este rezo, se obtienen 28 años de salud y felicidad. Para eso está la fe.
Este Birkat Hachama ha sido especial. Ha caído la víspera del inicio de la Pascua judía, la llamada fiesta de la Liberación, que conmemora la salida de Egipto del pueblo de Moisés. Para algunos rabinos, la suma de estas dos efemérides hacía de este día una jornada propicia para la venida del Mesías. "No sé si llegará hoy, pero estoy seguro de que la redención está cerca", decía el estudiante Nesanel Silverman. Su padre y sus tres hermanos son todos rabinos.
El Mesías puede parecer un concepto abstruso, pero entre los creyentes judíos es una presencia familiar, un deseo permanente y una invocación diaria. ¿Y qué ocurrirá exactamente cuando llegue? El venezolano Avi Belilty cree que "liberará al pueblo judío de su esclavitud secular". Para David Yemin, "el Mesías traerá la paz mundial".
A las 6.19 horas sale el sol. El rabino del muro dirige las oraciones por megafonía. Los ruegos dejan paso a la música. Algunos bailan, pero menos de lo previsto. La gente está feliz pero ni rastro del Mesías. La redención tendrá que esperar.

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