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¿Es la religión el último recurso de la comunidad hispana para influir en Donald Trump?

La Iglesia evangélica puede haber sido clave en suavizar la postura migratoria de Trump, pero grupos liberales temen que su ideología conservadora en otras áreas esté en conflicto con los derechos civiles.

Quedan pocas posibilidades de que Donald Trump incluya a un hispano en su gabinete. Este miércoles descartó al guatemalteco Luis Quiñonez como secretario de Asuntos Veteranos y nombró a David Shulkin en su lugar. A no ser que nombre a Abel Maldonado o Elsa Murano para secretario de Agricultura, no habrá latinos de alto nivel en el nuevo gobierno republicano.

Un hispano que sí tiene su participación asegurada en la toma de posesión de Trump el próximo 20 de enero en Washington es el pastor puertorriqueño Samuel Rodríguez, de la Conferencia Nacional del Liderazgo Hispano Cristiano (NHCLC por sus siglas en inglés), que encabeza 40,000 iglesias evangélicas en Estados Unidos y otras 400,000 en el resto del mundo.

La que se autodefine como la mayor organización de cristianos hispanos en el país asegura que un 66% de los latinos que votaron por Trump eran evangélicos. Para el reverendo Samuel Rodríguez, presidente de esta organización, se trata de “un momento histórico”.

Los datos se basan en encuestas hechas a pie de urna durante los comicios del 8 de noviembre que han sido cuestionados, pero el peso del cristianismo en la campaña de Trump y en su futuro gobierno sí es un hecho real.

¿Podrán los líderes religiosos hispanos llenar el vacío frente a la falta de representación hispana de alto nivel en el nuevo gobierno?

Una influencia más allá de la religión

No es casualidad que el reverendo Samuel Rodríguez, nombrado uno de los hombres más influyentes por la revista Time, haya sido invitado por el equipo de transición de Trump a dirigirse desde el podio del Capitolio, al millón de personas que se esperan en Washington en la toma de posesión del próximo presidente de Estados Unidos.

Aunque Rodríguez es portavoz a favor de la reforma migratoria y fue crítico de la retórica anti-inmigrante de Trump durante la campaña electoral, muchos consideran que la invitación a rezar o leer la Biblia el día en que el presidente electo asuma el poder es una recompensa por haber asesorado a su equipo antes y después de las elecciones.

En entrevista con Univision Noticias, Rodríguez afirmó que cree haber contribuido a suavizar la postura migratoria del presidente electo. Según Rodríguez, él participó de una llamada, junto a otros 50 líderes evangélicos, con el equipo de transición después de las eleccione, para compartir los miedos de la comunidad religiosa frente a la retórica de deportación masiva del presidente electo.

“Dos horas después, Trump hizo la entrevista con Time”, dijo Rodríguez, en referencia a una conversación en la que el republicano pareció matizar su postura frente a los jóvenes beneficiarios de DACA, que están protegidos de la deportación desde que el presidente Barack Obama emitiera una orden ejecutiva en 2012.

“Vamos a encontrar una solución que hará felices y orgullosos a la gente”, dijo Trump a Time. “Los trajeron aquí muy jóvenes, han trabajado aquí, han estudiado aquí. Algunos fueron buenos estudiantes. Algunos tienen trabajos maravillosos. Y están en el limbo porque no saben lo que va a ocurrir”.

¿Cristianos vs. derechos civiles?

Pero algunos grupos liberales temen que la influencia de la Iglesia evangélica llegue de la mano de posturas religiosas más conservadoras. Los hispanos cristianos “no comparten las posiciones de la comunidad de derechos civiles”, advierte Peter Montgomery, experto en los grupos de la derecha religiosa de la organización progresista People for the American Way.

Históricamente, la mayoría de los evangélicos en Estados Unidos se mantuvieron callados durante los años 60 y 70 frente a la lucha de la comunidad negra por el reconocimiento de sus derechos civiles, como reconoció el mismo Rodríguez en un artículo de opinión publicado en 2010 por el diario británico The Guardian.

También lo reconoce el historiador y pastor evangélico Matthew Hall, decano de Boyce College, un seminario evangélico en el estado sureño de Kentucky, quien puntualizó que el tema racial era considerado un “asunto político en vez de moral o espiritual”.

Pero Hall opina que la nueva generación de “los jóvenes evangélicos menores de 35 años están cada vez más deseosos de que la justicia racial sea un componente esencial del cristianismo bíblico”.

Rodríguez insiste en que uno de sus mentores es Billy Graham, el pastor evangélico que en 1953 se opuso a la segregación entre negros y blancos. “Quiero ser un agente de reconciliación”, puntualizó.

En términos de inmigración, Hall también destaca que el carácter cada vez más multirracial del movimiento evangélico ha hecho que las conversaciones sobre inmigración entre creyentes sean menos abstractas “incluso cuando no todos estamos en desacuerdo con las políticas de una reforma migratoria”, dijo este historiador y pastor que ha dado discursos en América Latina.

Aun así, el activista Peter Montgomery piensa que “es más probable que Trump le preste su oreja a los hispanos cristianos que a las organizaciones de derechos civiles.”

Entre las preocupaciones del ala liberal están la oposición de los evangélicos “a los derechos reproductivos de la mujer o la igualdad para la comunidad LGBT”.

Para Rodríguez, fue la discusión sobre el aborto en el último debate entre Hillary Clinton y Donald Trump que la aspirante presidencial demócrata perdió el apoyo electorado hispano evangélico. A menos de tres semanas de las elecciones, Clinton justificó haber votado contra la prohibición de abortos tardíos y Trump reafirmó su voluntad de nombrar un juez pro-vida en la Corte Suprema. El propio Trump anunció en una rueda de prensa este miércoles que el nombramiento se hará en la primera semana de febrero.

La evolución camaleónica de Donald Trump

Pero la posición de Trump sobre valores clave para la comunidad cristiana no siempre ha sido clara.

Durante las primarias, el pre-candidato republicano hizo declaraciones en contra de una ley anti LGBT en Carolina del Norte y su postura sobre el aborto fluctuó numerosas veces. Fue paulatinamente que Trump se fue dando cuenta de la importancia del voto cristiano en su campaña electoral.

En mayo el pre-candidato republicano buscaría apropiarse del apoyo de quienes respaldaban al devoto cristiano Ted Cruz, cuando éste se retiró de las primarias.

En junio, se reunió con representantes de la Iglesia, y formó un consejo ejecutivo evangélico, compuesto de 25 asesores, entre ellos, varios críticos de Trump como Tony Suarez, vicepresidente ejecutivo del NHCLC, la organización que preside Rodríguez.

A partir de allí, el discurso de Trump fue amoldándose a lo que la derecha religiosa quería escuchar. Mientras que en enero en un mitin en Virginia se equivocaba al citar la Biblia, para septiembre, en una reunión con líderes cristianos de derecha en un hotel de Washington su discurso religioso había adquirido más credibilidad.

Al menos los evangélicos lo consideraban un candidato que pelearía por sus causas y adoptaría políticas conservadoras, en línea con valores cristianos.

La renovada promesa del candidato republicano de quitarle financiación a Planned Parenthood, una organización de promoción de salud femenina y derechos reproductivos, además de practicar abortos, proveer anticonceptivos o pruebas contra el cáncer, junto a su promesa de elegir a un juez de la Corte Suprema “a la altura” del fallecido Antonin Scalia fue suficiente para hacer de él un candidato digno de aprobación.

Esto a pesar de su pasado de celebridad de televisión, su patrocinio de concursos de belleza y más tarde, la lluvia de acusaciones de acoso sexual que removerían su pasado en octubre.

Aunque esté claramente a favor de la reforma migratoria, Rodríguez no ve ninguna contradicción en participar en la toma de posesión de Donald Trump el día 20. Tampoco lo considera un respaldo público al presidente electo sino “un respaldo a Dios”. “Donde no hay relación o presencia, no hay cambio”, dijo citando a otro de sus mentores, Martin Luther King.

La NCLC, organización que preside Rodríguez, es independiente y ha asesorado tanto al republicano George W. Bush como al presidente demócrata Barack Obama. Si Trump le ofreciera un puesto formal de asesor no lo descartaría.

“Yo creo que sí aceptaría”, dijo. “El tener relación, ocupar una silla en esta mesa, es una oportunidad para compartir ideas”.

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