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Entrevista a Juan Ferreiro Subdirector de Coordinación y Promoción de Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia

Cree en las casualidades y confiesa que su vida es un cúmulo de ellas. Por una casualidad ha llegado a la política, al igual que una casualidad fue su entrada en la Universidad. Son golpes de suerte. Juan Ferreiro ha pasado esta semana por Santander para pronunciar una conferencia en la Universidad de Cantabria sobre "Las relaciones entre el Estado español y las confesiones religiosas no católicas". Al salir de su hotel y vislumbrar el mar Cantábrico, respira hondo y asegura que el olor de Santander le recuerda a su ciudad natal, Gijón.

Juan Ferreiro se licenció en Derecho en la Universidad de Oviedo y cursó el máster de Periodismo de El País para poder compaginar sus dos vocaciones. Así fue como, por casualidad, llegó a ser jefe de prensa del CDS durante dos años, los últimos de su existencia, por lo que «viví la defenestración de un partido, que pasó de 14 diputados a 0». Tras esta etapa le salió la oportunidad de meterse en la Universidad y, después doctorarse en la Complutense con una tesis sobre los límites de la libertad de expresión en relación con los sentimientos religiosos, obtuvo la cátedra de la Universidad de La Coruña, donde ha sido profesor durante siete años, hasta hace apenas tres meses, cuando aprovechó otra 'casualidad'.

Y es que desde el pasado enero ocupa un cargo público, perteneciente al Ministerio de Justicia, como subdirector general de Coordinación y Promoción de la Libertad Religiosa, puesto que define como «apasionante»: «De este modo aprendes a poner en práctica algo que enseñabas teóricamente en tu asignatura», explica Ferreiro, quien apunta que la jornada laboral es muy dinámica: «lo mismo viene un imán a plantear los problemas que tiene para ejercitar la asistencia religiosa en las cárceles que los testigos de Jehová para solicitar el notorio arraigo». Por delante le espera una etapa de duras negociaciones con la Iglesia Católica para tratar de llegar a un acuerdo en el tema de la financiación.

Quizá porque no se considera político, ni siquiera afín a ningún partido, mantiene una jovialidad y sinceridad difícil de encontrar en los cargos públicos actuales. No tiene problema en compartir sus dudas sobre la religión católica (la que profesaba de joven y a la que ahora no sabe si pertenece) y, cuando puede, desvía el tema 'político' para hablar de la última película de cine que le ha encantado, Crash: «En ella se refleja que incluso en los malos hay una propensión a lo bello».

P-¿Cuáles son los vínculos del Estado español con las confesiones religiosas no católicas?

R-En España la Constitución estableció un modelo en que el Estado es laico, neutro en materia religiosa, pero la Carta Magna indica además que ha de tener en cuenta a todas las confesiones religiosas (menciona a la Iglesia Católica) y mantener con ellas relaciones de cooperación. Por tanto, el Estado, a pesar de ser laico, mantiene una valoración positiva de las religiones, porque si no fuera así no cooperaría. No es como el Estado francés, que es puramente separacionista. Pero la Constitución no dice cómo debe desarrollarse esa cooperación. El 3 de enero de 1979 se firmó un acuerdo con la Iglesia Católica y así se perfiló la vía de cooperación. Pero con otras confesiones nada había. En 1980 se promulga una Ley Orgánica de Libertad Religiosa, y ahí se establece que el Estado tendrá relaciones de cooperación con las confesiones que tengan dos requisitos: estar inscritas y tener notorio arraigo, por su ámbito o número de creyentes. No dice más, y ese «notorio arraigo» es lo que ha ido desarrollando. Judíos, protestantes y musulmanes son las tres confesiones que solicitaron el notorio arraigo, pero las leyes no se firmaron. ¿Qué pasa con estas confesiones? Pues que no tienen los mismos privilegios, en cuanto a educación y menos en cuestión de financiación, que la católica.

P-Las relaciones entre el Estado y la Iglesia se rigen, por tanto, según unos acuerdos de 1979. ¿Cree que sería conveniente renovarlos?

R-Sí, sí, lo que pasa es que en esta legislatura el Gobierno ya ha manifestado su voluntad de no denunciarlos. Esto es una cuestión complicada, pues estos acuerdos son tratados internacionales y no se pueden modificar con una ley, sino en la forma en que establezca el propio tratado o el derecho internacional. Pero habría que hacerlo, pues creo que hay algunos aspectos, por ejemplo la enseñanza de religión en los centros públicos, que rozan la inconstitucionalidad.

P-Precisamente éste era otro de los temas que quería tocar. ¿La asignatura de religión debe tener carácter voluntario u obligatorio?

R-Yo sería partidario de fórmulas de libre acceso. Creo que sí debería haber una asignatura obligatoria de Historia de las Religiones, ya que los ciudadanos tienen que tener unos conocimientos mínimos de las religiones arraigadas en su sociedad, pero la clase catequética entiendo que no debe ser una asignatura, aunque es cierto que el Estado tiene que cooperar, cediendo centros o institutos para la impartición de la clase de religión, pero fuera de horario escolar. ¿Por qué no se quiere este sistema? Porque se deja en manos de la libertad. Y parece que se tiene miedo a la libertad.

P-¿Considera que la Iglesia debe seguir en parte financiada por el Estado?

R-Ahora mismo la Iglesia recibe el 0,52% de la asignación tributaria de aquellos contribuyentes que así lo deseen y una cantidad adicional. Este complemento presupuestario es lo que el Gobierno pretende eliminar, porque procede de todos los españoles, y algunos quizá no tienen interés en designar una parte de sus impuestos a la Iglesia. Y además tiene financiación indirecta, por exenciones fiscales. Mi opinión es que la financiación debería ir encaminada a ayudar a los proyectos que tengan las confesiones de interés cultural y social, es decir, aquellos proyectos asistenciales que desempeñe cualquier confesión -no sólo la católica-, porque son de interés público, como un hospital, una residencia de ancianos, un colegio Y también ayudarles a través de las deducciones por donaciones. El Estado también tiene que proteger el patrimonio artístico, puesto que es un bien de interés cultural. Pero el Estado no ha de perder la perspectiva de que es neutro, por lo que financiar el culto raya con el principio de laicidad.

P-Parece que últimamente las relaciones Estado-Iglesia están más que tensas

R-Creo que por parte del Gobierno hay una voluntad de entendimiento y de diálogo. El Estado es laico pero no laicista (que es aquel Estado que tiene prejuicios religiosos, como Francia, que no permite a sus alumnos que entren a las escuelas con símbolos religiosos). El Estado español coopera y tiene una gran voluntad de llegar a acuerdos sensatos, sobre todo en temas de financiación y educación. Y me consta que buena parte de la Conferencia Episcopal también tiene esa voluntad, aunque a lo mejor hay algunos sectores que están más interesados en reforzar unos mensajes que no son reales, como decir que el Estado no quiere que se imparta religión en las escuelas.

P-Pero lo que sí parece evidente es que la Iglesia Católica no está de acuerdo con la política social del Gobierno de Zapatero.

R-Ha rechazado algunas leyes promulgadas, como la posibilidad de contraer matrimonio entre personas del mismo sexo, pero esto es legítimo, al igual que no estarán contentos los votantes más conservadores. Pero eso no deslegitima la acción de un gobierno, que tiene que actuar en virtud de lo que cree y de los compromisos adquiridos en el programa electoral. Lo que es claro es que no hay ningún ánimo de fastidiar a la Iglesia, sino una decisión democrática adoptada por un Gobierno en el marco de la Constitución.

P-Otras cuestiones rechazadas son la Ley del Divorcio o la investigación con embriones.

R-Yo diría fundamentalmente el de la investigación con embriones y la enseñanza de la religión en los centros públicos. Creo que la Ley del Divorcio ya está asumida; no propugnan el cambio, porque la sociedad lo asume. Esto no obliga, no va a destruir la familia. Me parece exagerado que se vea como un atentado contra la institución familiar.

P-Pero sí está claro que el concepto de familia tradicional está cambiando.

R-El Gobierno amplía el concepto de familia, pero ahora es la sociedad la que responde. Si la sociedad no utiliza la vía legal del matrimonio entre homosexuales o el divorcio, se impondrá la familia clásica. Lo deseable es que la gente viva con una pareja eternamente, pero si las cosas no funcionan

P-Benedicto XVI vendrá 24 horas a Valencia en el mes de julio para clausurar el V Encuentro Mundial de las Familias. ¿Sobre qué conversarán Zapatero y el Papa?

R-Conociendo el talante de Zapatero, la conversación será agradable y distendida. Si se establece como una entrevista de Estado, tratarán los temas fundamentales. A la iglesia lo que más le preocupa es la financiación y la enseñanza de la religión, porque se tiene que resolver antes de septiembre, que es cuando se preparan los presupuestos del año que viene.

P-¿Es optimista de que se llegará a un acuerdo?

R-Yo creo que sí, veo buen talante por ambas partes y ánimo de llegar a una solución. La voluntad del Gobierno es ayudar con todos los cauces posibles a que la Iglesia se pueda autofinanciar. Con la autofinanciación la Iglesia es más libre. Y toda entidad aspira a la libertad.

P-¿Ve posible que en España y el resto del mundo convivan pacíficamente todas las religiones?

R-Creo que sí. Yo conozco al colectivo musulmán y uno de los valores que propugnan son la paz, el amor, la solidaridad, la ayuda a los pobres La religión musulmana tiene unos valores muy buenos. El problema se presenta cuando se identifica musulmán con terrorista, algo que es absolutamente falso. La religión nace como una búsqueda que se origina en el interior del alma. La religión puede ser una vía hacia la paz.

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