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Entierros de segunda categoría

La asociación Movimiento Hacia Un Estado Laico (MHUEL) cree que “más vale tarde que nunca” en el cambio del reglamento del cementerio de Torrero Urbanismo negocia la construcción de un nuevo edificio junto al párking.

"Queda al menos el consuelo de pensar que quizá vale más tarde que nunca". Así valoró ayer la asociación Movimiento Hacia Un Estado Laico (MHUEL) la decisión del teniente de alcalde de Urbanismo, Carlos Pérez Anadón, de acabar con los privilegios de la confesión religiosa católica en el cementerio de Torrero y dar las mismas oportunidades a todos los ritos y confesiones o a la no creencia en ninguno de ellos.

MHUEL ha elaborado un informe en el que detalla las perlas de un reglamento municipal que data de 1938, un año que describe como el "Segundo Año Triunfal", en alusión al golpe de estado del general Franco en 1936. 71 años después de la aprobación de este texto, ni uno solo de los gobernantes municipales ha considerado oportuno eliminar de la normativa esta expresión.

La asociación alude también al monumento a los Héroes y Mártires de la Gloriosa Cruzada, un conjunto escultórico que originalmente estaba ubicado en la plaza del Pilar y que se trasladó a la entrada del camposanto en 1992. Este colectivo recuerda cómo la modificación del reglamento en 1979 solo fue un "maquillaje superficial, sumamente sintomático".

Hace ahora 30 años, se cambió la normativa para explicitar que "cualquiera que sea la religión, ideología, rito, etcétera del difunto, puedan celebrarse las honras fúnebres sin ningún tipo de discriminación". Además, en el artículo correspondiente al capellán católico se incluyeron los ritos funerarios de "cada una de las distintas ideologías religiosas". El resto del reglamento quedó "incólume", según denuncia MHUEL.

Lejos de cumplirse estas modificaciones del año 79, el Movimiento se queja de que si la familia no desea organizar un funeral católico solo puede "realquilar" la capilla número dos, un local "pequeño y oscuro, donde habitualmente están presentes un crucifijo, un altar y otros símbolos y útiles confesionales que se pueden tapar momentáneamente". Llama la atención que la capilla 1, es una capilla "exclusivamente católica", mucho más amplia y luminosa y custodiada por un capellán católico nombrado por el ayuntamiento.

Para MHUEL todos estos desatinos no son conciliables con la Constitución española de 1978. Por ello, reivindican que Torrero sea de verdad un recinto funerario civil, aconfesional, público y laico en el que no haya diferencias de trato en razón de la adscripción confesional. Además, abogan por que se retiren del cementerio los monumentos que ensalzan el golpe de estado de 1936 y los símbolos religiosos de puertas, vías, locales generales y públicos del camposanto.

Entre tanto, el teniente de alcalde de Urbanismo, Carlos Pérez Anadón, busca soluciones para poder acabar con estos privilegios y negocia la construcción de un nuevo equipamiento público, junto al aparcamiento sur, que permita dar respuesta a la realidad social del siglo XXI.

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