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Enseñanza laica

Las religiones, en suma, deben instruirse en sus propias dependencias para aquellos que voluntariamente acepten su enseñanza.

La enseñanza, fundamentalmente, imprescindiblemente, ha de ser laica, el laicismo no es ninguna ideología determinada, ni contraria a ninguna religión. El laicismo proclama exclusivamente la independencia con respecto a las distintas religiones, primer paso incuestionable de la necesaria separación entre el Estado y las distintas iglesias. Nuestra Constitución dice ser aconfesional, lo que implica laicismo.

El Estado aconfesional se distingue del confesional en que no se reconoce una religión oficial, y el estado laico, es aquel que es independiente de cualquier organización o confesión religiosa,  y, consecuentemente, las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión determinada,  ni las creencias religiosas influyen sobre la política, sus leyes son ajenas a las leyes civiles. Dice la Constitución:  “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

 El laicismo, en suma,  nada tiene que ver con el anticlericalismo como se nos quiere hacer entender por parte de algunos,  ni con el ateísmo, pues éste también es un concepto filosófico que es  también  proselitista,  incompatible con el respeto a la libertad de conciencia de los alumnos; además las religiones son dogmáticas, en clara oposición con el principio básico  de enseñar al alumno a razonar, a argüir, a pensar por sí mismo, y los dogmas de fe hay que aceptarlo sin comprenderlos, “porque yo te lo digo”; al tiempo conculca otro principio educativo, ya que la escuela ha de ser integradora, y las distintas religiones hacen niños diferentes.

La Escuela, en suma, ha der neutra filosófica, política y religiosamente, independientemente de la concepción que tiene cada docente, y de la misma manera los padres también   deben respetar esta imperiosa neutralidad,  pues son depositarios de la libertad de conciencia de sus hijos hasta tanto puedan llegar a su uso de razón,  pues  no son poseedores de ella…, no dueños de ella…y por tanto exquisitamente respetuosos con la futura libertad de conciencia de sus hijos…

Así fueron modélicamente los Maestros republicanos, nunca enseñaban como nos quisieron hacer ver los franquistas, aún hoy quien así lo proclama,  que decían que practicaban el ateísmo en la escuela…, y que por ello  sacrificaron a  muchos de ellos tan bárbaramente…, cuando, como en el caso de nuestro tío Severiano Núñez, en Jaraíz de la Vera, otros ejemplos de estos insignes Maestros los vemos en el libro exitoso de María Antonia Iglesias, en el que colaboré: Maestros republicanos. Los otros santos. Los otros mártires, eran profundamente católicos, mi padre recibió del Juez entre sus pertenencias un rosario, pero que eran exquisita y ejemplarmente neutros… Comprendieron mejor que muchos hoy, pasado más de tres cuarto de siglo,  el verdadero sentido del inexcusable laicismo, de la auténtica e indispensable separación entre la Iglesia y el Estado…

De ahí la incongruencia de que la titularidad de los centros educativos pueda estar en manos de las órdenes religiosas, sobre todo cuando estos centros son concertados, pues se quiebra este principio de laicidad que deben ser todos los colegios educativos, que  en la enseñanza obligatoria deben ser totalmente gratuitos y abiertos a todos los alumnos con independencia de su religión, raza, sexo o cualquier otra condición. Y más aún cuando esa titularidad es de organizaciones sectarias, integristas, que, incluso,  predican la extemporánea separación de sexos, como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo…  La República eliminó la enseñanza privada, El País número uno del mundo en educación, Finlandia, es 100% pública.

Las religiones,  en suma, deben instruirse en sus propias dependencias para aquellos que voluntariamente acepten su enseñanza.

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