Ante un rostro desencajado del presidente de México, Vicente Fox Quesada, y al leer su discurso, el único de los galardonados en tomar la palabra, afirmó que “la nación en la tolerancia sólo puede ser laica y no es posible que el secretario de gobernación, Carlos Abascal, en un acto de agrupaciones emocionales, asegure que a México le faltan horas de pensamiento y por eso pida volver a la religión para reposicionar los valores”.
“Ésa es una tendencia de 1834 y que rescató el 29 de enero de 2006 el secretario. Pero eso no es una actitud de un funcionario, como persona y ciudadano Abascal está en su perfecto derecho de hablar y sugerir a la religión como camino, pero como secretario de Estado no. Sería como un señor obispo que deja de serlo al momento de atender sus negocios y asistir a los toros y burlarse de una persona que se encuentra preocupada por la crueldad en contra de los animales”, sostuvo.
El escritor señaló que “la laicidad es un fenómeno importante en las diferentes áreas del desarrollo, en la ciencia, en las artes, en la educación, como lo demuestra la secularización irreversible del gobierno. Pero ahora se encuentra en crisis y el ejemplo son los ataques en su contra, totalmente difamatorios”.
Recordó que tal situación empezó “en septiembre de 2005 cuando el subsecretario de Asuntos Religiosos de Gobernación, Domingo López Huitrón hizo un pronunciamiento donde solicitaba revisar los libros de la historia oficial donde la Iglesia católica ha sido colocado como una institución que busca de privilegios y beneficios”.
“Ahí el subsecretario quiso transmitir el pensamiento de que el laicismo es una tendencia exacerbada y arrancó una campaña internacional que lo culpa de todo lo malo que sucede”, enfatizó.
Para Monsiváis la época en que nuestro país no podía enfrentar o discutir ciertos temas “ya pasó y ahora las futuras generaciones no tienen la carga que en su época otras sufrieron”.
“La mejor prueba es que el fundamentalismo de la derecha ha perdido en México una tras otras sus batallas importantes, y los dos mejores ejemplos son sus fracasos en el empeño de prohibir la libertad sexual y la campaña en contra de la píldora del día siguiente, en ambas casos el gobierno violó la función del Estado laico. En un caso con la censura y en otro ateniéndose contra los dictámenes científicos”, señaló.
Y fue más allá: “La píldora del día siguiente cumple con sus funciones a pesar de las versiones de un candidato (Felipe Calderón Hinojosa, abanderado del PAN) que no la incluiría en el cuadro básico de medicinas pues asegura que es abortiva, nada más que una mentira, en ese caso es preferible reconocer la ignorancia. Al igual que un Espino que apoya tales posturas, que nacen en su partido".
“Ante ello, es cierto que se necesita un marco de libertad de religión integral que respete el otro marco, el de un estado laico”, indicó.
Por su parte el Presidente al pronunciar su discurso mencionó: “La libertad campea en todas las tribunas y en todo el país, a la vez que en los medios de comunicación no hay ya restricción alguna para opinar, informar o difundir”.
Para finalizar con un enfático “Dios los bendiga a todos”, en lo que pareció ser una respuesta a las palabras de Monsiváis.
La educación en crisis. En el mismo tono, el galardonado escritor mencionó: “el país tiene filtraciones que nos hacen pisar el terreno de la desigualdad, el término grave de la nación”.
“Pero sin lugar a duda la más severa se vive en educación y nuestra principal tarea es buscar su reivindicación”.
“Es una pena que desde hace medio siglo a la educación pública se le considere el refugio de quien no puede evitarla. Pero todo esto se deriva de que en esas escuelas parece que no hay nada que hacer, que los maestros son unos irresponsables”, dijo.
“En las escuelas públicas no hay incentivos, no se quiere enseñar, sólo sirve para ver cómo nuestros estudiantes fracasan, y lo peor de todo, es que parece que a estas alturas da flojera fundar una nueva escuela”, añadió.
Pero el problema, señaló, no es único de la educación que el Estado imparte “es lamentable las limitaciones de las escuelas públicas y privadas, pues lo único que las hace diferentes es que el avance viene de la certidumbre económica, es decir, cuando no hay garantía, no hay esfuerzo”.
“Por eso la brecha se abre y se piensa que fuera de los llamados centros de “elite” está el abismo. Pero no es cierto, estamos tan mal que en nuestro país el título de licenciado es un segundo certificado de la preparatoria”.
“Y eso es una de las puntas. A los indígenas se les relega, se les olvida y aún así, la inversión en educación sigue bajando”.
Ante el panorama Monsiváis dice “es triste saber que seis millones de jóvenes no trabajan, ni van a la escuela, y que nadie los observe. No queremos entender que no habrá desarrollo sin la educación de las mayorías”. Y reiteró, la punta de lanza debe ser “una sociedad laica, basada en la escuela, en donde el ejercicio de la libertad de expresión de paso al impulso humanista y democrático”.
