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‘En los mil primeros años del Cristianismo no hay pecado de sodomía’

Carlos Callón analiza en un ensayo el origen de los prejuicios homófobos Señala que la intolerancia comenzó entre los siglos XI y XIV Fue el poder civil el primero en condenar la homosexualidad La literatura medieval gallego-portug

La intolerancia homófoba se originó entre los siglos XI y XIV. Pero, curiosamente, al mismo tiempo que se generaba el prejuicio antihomosexual, se mantuvo un ideal de amistad entre hombres con formas de relación que en la actualidad consideraríamos amorosas. Son algunas de las conclusiones a las que llega el investigador y profesor de lengua y literatura Carlos Callón en su obra 'Amigos e sodomitas. A configuración da homosexualidade na Idade Media', (Sotelo), con la que ganó el Premio Vicente Risco de Ciencias Sociais 2011.

El autor analizó códigos legales, crónicas históricas, prosa literaria, poesía religiosa y, sobre todo, la literatura profana del corpus gallego-portugués medieval, para dialogar con las interpretaciones de los principales expertos en la materia. "No es que yo descubra nada. Son hipótesis que en su momento fueron lanzadas, pero que nadie siguió. Giuseppe Tavani apuntó la posibilidad de que una composición de Rodrigo Eanes de Vasconcelos, en la que un 'vasallo' se dirige a su 'amigo', se tratase de una enunciación homosexual. Pero la crítica no continuó por ese camino. Porque si hay homosexualidad explícita, ¿cómo es posible que haya críticos que lo nieguen? La cuestión es que hubo un problema de ocultación y falsificación, con auténtica censura", explicó.

El medievalista John Boswell, que colaboró en la fundación del Research Fund for Lesbian and Gay Studies de la Universidad de Yale y estudió las uniones entre personas del mismo sexo en la Europa pre-moderna, destapó algunos casos de manipulación de las fuentes, como el cambio en el 'Ars amatoria' de Ovidio de la frase "el amor de un hombre me atrae menos" por "el amor de un hombre no me atrae en absoluto".

Fue Boswell quien, en su libro 'Cristianismo, Tolerancia Social y Homosexualidad. Los gays en Europa occidental desde el comienzo de la Era Cristiana hasta el siglo XIV', advirtió de que la Iglesia Católica no había comenzado a condenar a los homosexuales al menos hasta a partir del siglo XII. "Es una pena que Boswell, o Foucault, en su 'Historia de la sexualidad', no revisasen el cancionero gallego-portugués, porque habrían llegado a conclusiones distintas a las que llegaron", argumentó Callón.

El prejuicio homófobo nació, así, -indica el autor-, entre los siglos XI y XIII, consolidándose entre el XIV y el XV. Aunque no existe unanimidad en la explicación de este cambio, Callón apunta al absolutismo y su rígida jerarquización social, que conllevaba unas estrictas normas de conducta sexual. La investigación de la historia de la mujer ha constatado también el aumento del control sexual y de la condición subalterna de las mujeres en los últimos siglos de la Edad Media.

"En los mil primeros años de historia del Cristianismo no hay pecado de sodomía. Como no existe en la prédica de Jesucristo, aunque parezca raro si escuchamos lo que dicen Rouco Varela o Ratzinger", indicó Callón. En su libro, asegura que la lectura sexual de la historia bíblica de Sodoma no triunfó hasta el siglo XI, a partir de la interpretación realizada por el teólogo Pedro Damián. Es más. Fue, -según demostró Boswell-, el poder civil el primero en castigar la homosexualidad, en una época en la en el ámbito eclesiástico se mostraba poco interés o una actitud de indulgencia hacia las prácticas homosexuales. "De hecho", -subraya Callón- "miembros de la Iglesia fueron las primeras víctimas de estas leyes civiles".

La acusación de sodomía fue, en este contexto, utilizada además como arma política. Callón señala el ejemplo de Estevan Fernández de Castro, Adelantado Mayor de Galicia, que formó parte de la revuelta nobiliar contra Alfonso X que se produjo en 1272, y fue satirizado con el objetivo de desprestigiarlo politicamente. "Era un enemigo muy importante, porque quería restablecer el poder del reino de León", enfrentándose así a la expansión castellana, recordó el autor.

Besarse y dormir juntos

Al mismo tiempo que se configuraba el prejuicio homófobo, defiende Callón, se mantenía un ideal de amistad según el cual dos hombres podían convivir todo el día, mostrar su desinterés por las mujeres, expresarse su amor, besarse en público o compartir la cama. "Este ideal de amistad es el que nos encontramos en la literatura, correspondencia, ilustraciones de libros, escultura. El nuevo alcalde de Santiago, Gerardo Conde Roa, ha manifestado su malestar por un cuadro en el que Cristo tiene un pene grande. Muchas de estas obras que digo, que chocarían con la moral de Conde Roa, fueron aceptadas por el cristianismo", destaca.

El debate es si, en estos casos, se trata de amistad o de amor, tal como hoy se entienden estos conceptos. La historia de Aquiles y Patroclo es, para Callón, un ejemplo de la tradición, detectable ya en la Antigüedad, de "expresar lingüística y gestualmente la amistad como amor". No es igual el caso de las mujeres, ya que ese ideal caballeresco de la amistad las excluye. El autor aporta también, en su libro, el argumento de las uniones institucionalizadas entre hombres, como la firmada en 1061 por Pedro Díaz y Muño Vandaliz. "No es simple amistad, es algo más profundo. Ellos se comprometen a convivir y cuidarse. Y el documento que recoge esto es el más antiguo conservado de la Península Ibérica en el que aparece el matrimonio entre hombres", sostuvo.

Uno de los objetivos del libro de Callón es mostrar las consecuencias de la negación de la historia del reino medieval de Galicia. "Foucault defiende que la identidad homosexual no surgió hasta el siglo XIX. Pues si tuviese la documentación de la literatura medieval gallego-portuguesa, cambiaría probablemente de idea. La cuestión es que en Galicia ni siquiera conservamos los originales de esa documentación, que están en Madrid, Lisboa, El Vaticano…", señaló.

La situación del idioma

Carlos Callón es, también, el presidente de la Mesa pola Normalización Lingüística, que acaba de cumplir 25 años de historia y recibió por su trayectoria el premio Rosalía de Castro, concedido por la Diputación de A Coruña. "Siendo la mayor asociación cultural de Galicia, no recibimos ni un duro de la Xunta. Vivimos momentos duros, pero ahora el objetivo es mantener la llama social de la movilización en defensa del idioma. La situación es grave pero no hemos llegado a un punto de no retorno. El lunes 4 a las ocho haremos una concentración a las ocho en la Praza do Toural en favor de los medios de comunicación en gallego, pues han ido desapareciendo", comentó.

Sobre la política lingüística de la Xunta, apunta que no sólo fomenta los prejuicios hacia el gallego con discursos como "que menor presencia del gallego en la enseñanza es más libertad", sino que marca fronteras que suponen graves retrocesos, como en la educación infantil. "En las ciudades sólo el 10% de los centros están dando clases en gallego en infantil. En la práctica lo que hay es monolingüismo en español", aseguró.

En unos días se publicará su nuevo libro, 'Como defender os teus dereitos lingüísticos', que sigue a su anterior ensayo sobre el tema 'En castellano no hay problema'. "Hay mucha gente joven que, aunque no habla en gallego, se mueve en las redes sociales en gallego, o con el móvil… Lo que falta son espacios donde la gente pueda relacionarse con normalidad en gallego, espacios en los que se pueda escoger libremente el gallego, pues lo que pasa ahora es que sólo se puede escoger libremente el castellano", advirtió.

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