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Ellas. El testimonio de cinco mujeres jóvenes de origen marroquí que luchan contra el velo y las imposiciones del Islam

Lo publicamos tal cual ellas lo han escrito y descrito. Esta es la realidad de ellas y de otras que ni siquiera se atreven, a contarlo: por miedo, por desconfianza, porque incluso ignoran que existen chicas como ellas, que pasan por todo esto.

Las que han escrito este texto se conocen, se unen, se consuelan mutuamente, ¿cuántas hay que no pueden hacerlo?

Esto va por ellas, por todas, las que están aquí y las que aunque no las veamos, están.

SITUACIONES DE CHICAS MARROQUÍES ATEAS

1

Soy una chica marroquí atea, a la que han obligado a llevar hijab mediante chantaje emocional. Mi día a día se basa en actuar como si fuera musulmana, ya que de otra forma pondría mi vida en riesgo. En los únicos momentos en los que puedo vestir, decir y ser lo que realmente soy es cuando salgo con amigas. Mi preocupación cómo atea dentro de una familia musulmana y muy conservadora es que a pesar de estar en un país que debería protegerme de esta situación, no pueda salir nunca de ella, por los factores emocionales, económicos…que conlleva dar el paso de buscar mi libertad.

2

Dunia (*no quiere el anonimato): vivo en una casa de familia musulmana en la cual, como muchas otras chicas, vive una vida dentro de ella y otra fuera de ésta. Esta dualidad de pensamiento y forma de vivir es el pan de cada día de muchísimas chicas alrededor del mundo la cual es condicionada por la religión musulmana. Yo soy atea y abiertamente a cualquiera que me pregunte. Esto ha causado un rechazo por parte de conocidas y conocidos, (en el caso de mujeres marroquíes ese contacto no se pierde a causa del cotilleo el cual reina en toda la sociedad marroquí: el famoso “que dirán”), familiares, etc. peleas con éstos últimos llegados a consecuencias fatales perjudicando mi salud mental y física. Podría vivir como a mi familia les hubiese gustado y es que, creo que ya hay suficientes que por desgracia lo hacen y yo creo que tengo la oportunidad (por varias razones así como familiares ateos, etc.) de poder romper este estigma a las niñas más jóvenes que no se atreven a dar el paso, a las personas occidentales que desconocen esta faceta de muchas chicas marroquíes que no se adaptan a los estereotipos que han aprendido y con los adultos que no consiguen entender que este pensamiento venga de alguien marroquí, de familia musulmana y siendo mujer. Es una lucha que en la cual afortunadamente no estoy sola y la cual no dejaremos hasta conseguir nuestro objetivo: la libertad real.

3

Soy una estudiante que ha nacido en el Rif y crecido la mayor parte de vida en España. Mi familia es muy conservadora, en la que la crianza y modo de vida se basa en la mezcla de cultura patriarcal y religión islámica. Desde pequeña siempre me han enseñado a tener vergüenza de mi cuerpo, estar tapada y no tener contacto con alguien del género opuesto. Por otro lado, nunca se han preocupado excesivamente por mis estudios porque al ser mujer, para cumplir con mí “meta” de vida sólo me hacía falta ser una chica de bien, casarme y dejar descendencia. La sumisión en mi familia es algo que se ha llevado al extremo de obedecer completamente al marido en todos los ámbitos, ya sea para salir de casa, comprar algo o hablar con alguien. Este no es un caso aislado, es una situación en la que está muy presente en las familias musulmanas. Sobre todo en las rifeñas, dadas las circunstancias económicas, la fe es la última esperanza que les queda. Por último, mi vida se basa en fingir ser alguien que no soy en el ámbito privado del hogar.

4

Llevo en España dieciséis años, y siempre he visto como las demás vivían y quería ser como ellas porque era una niña y no entendía nada. Me prohibieron llevar ropa corta a los nueve años, y cuando iba a marruecos veía a mis primas con más edad que yo vistiendo como querían, y yo que vivo en un país libre tengo más restricciones que los que viven en un país supuestamente religioso. Decidí ser atea después de estar muchos años estudiando la religión. Quiero alejarme de mi familia porque cualquier paso que haga es un peligro y puedo tener consecuencias graves, por mínimo que sea el “error”, alejarme de la única familia que tengo conlleva dejar atrás a mis hermanos, que son los únicos que quiero en mi familia, dejar atrás comodidades y temo morirme de hambre en un momento u otro, esto sin mencionar lo emocional y lo mal que lo podría pasar. No es fácil ser atea o simplemente libre en una familia donde el honor de la mujer va por delante de su vida.

5

Soy una marroquí atea de 21 años, sigo viviendo con mi familia y tengo que fingir que soy musulmana por mi bien, eso implica no ponerse cierta ropa “provocativa” dentro y fuera de casa, eso implica fingir que estoy ayunando en Ramadán, eso implica que cuando se discuta por la hora de llegada a casa se meta a la religión de por medio y no poder decir ni mú porque dios está por encima de los hijos, eso implica decir que sí al futuro que se imaginan, como por ejemplo “te cuidaré a tus hijos” como si no hubiera otras opciones, “solo me iré de aquí cuando tu hermana y tú os caséis” como si fuéramos un cacho de carne sin poder de independencia, ni conciencia, ni sobre todo, libertad. Definitivamente la palabra más importante en mi vida es ésta última que define no solo mi objetivo, si no el objetivo de todas las marroquíes luchadoras con el que comparto un espacio dónde poder ser, y es muy triste que tengamos que luchar por algo que se da por hecho que se tiene desde que naces en un país europeo con libertad de ser y de creer, destroza mentalmente y físicamente y te deja secuelas de por vida, así que ojalá se le diese la importancia que esto tiene y no se nos ignorara y callara por “islamofobia”, porque la islamo “fobia” debería ser totalmente aceptable cuando naces y creces en un seno familiar así, lo que no es aceptable es que te sientas como una paloma encerrada en su jaula viendo cómo todos pueden hacer lo básico que es mover sus alas.

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