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Elecciones sindicales en la enseñanza

Desde hace años la enseñanza pública andaluza viene sufriendo ataques múltiples desde muchos ámbitos. Desde el propio Gobierno, que reduce el presupuesto para educación, que reduce el sueldo y elimina pagas extras del funcionariado, que realiza políticas privatizadoras de servicios (“externalizaciones”) mientras mantiene unas “agencias” con casi 20.000 pseudofuncionarios que no han pasado por oposiciones. Desde la Consejería de Educación, que aumenta las ratios en las clases y el número de horas al profesorado despidiendo a miles de interinos e interinas; que disminuye los ya modestos presupuestos de funcionamiento de los centros; que mantiene los conciertos con centros privados y los amplia a enseñanzas no obligatorias comoinfantil y bachillerato o formación profesional, mientras cierra cientos de unidades en la escuela pública; que favorece con su presencia institucional y sus alabanzas la imagen de la enseñanza concertada y no difunde los méritos de la pública; que legisla reduciendo la participación de lacomunidad educativa y burocratizando los centros. Desde las campañas, lógicas y legítimas, de los centros privados, favorecidas por la poca difusión del buen funcionamiento y la calidad e incluso excelencia de muchos de los centros públicos.

Ante esta situación, incomprensiblemente, se ha respondido con la pasividad o la timidez de protesta de una gran parte del profesorado y de los sindicatos que lo representan, con algunas excepciones. Con este panorama, la actitud de buena parte del profesorado ante la convocatoria de elecciones sindicales se puede definir de “pasotismo”, falta de interés y desinformación voluntaria.

Justo lo que más puede perjudicarle. Es el momento de quitarse la modorra y pasar a la acción. Votar no es ningún acto revolucionario, pero el primer y más fácil paso para intentar recuperar las medidas positivas arrebatadas y mejorar todo lo posible, simplemente apostando por un sindicato que haya demostrado su coherencia en la lucha y en sus propuestas por:

–Una educación pública, laica, de calidad, basada en valores democráticos.

–El aumento de los presupuestos para la educación pública.

–Ampliación de la red de centros públicos que garantice la escolarización de todo el alumnado entodas las etapas y la eliminación de los conciertos.

–Derogación de Lomce, LOE y LEA, y propuesta de otra, elaborada con el profesorado, quecombata las privatizaciones externas e internas, fomente la participación y la democratizaciónde los órganos colegiados, la dirección y la vida de los centros.

–Dignificación del profesorado: defensa pública de su labor, mejora de sus condiciones de trabajo, recuperación del poder adquisitivo y de los derechos laborales (como el “robo” por enfermedad), reducción de las funciones burocráticas, disminución del número de alumnos por aula y del horario de clases a impartir, formación permanente adecuada y en horario de trabajo…

–Aumento y adecuación de las plantillas y de los recursos de los centros…

Este primer paso debe ayudarnos a romper el individualismo y a pensar colectivamente los problemas comunes para comprometernos a actuar conjuntamente. El sindicato que elijamosdebe ser el instrumento que mejor nos sirva en ese objetivo. La responsabilidad es nuestra, nuestro futuro también.

PDT. Siento no poder colaborar con mi voto por mi reciente situación de jubilado, pero nos veremos en todas las acciones en defensa de esa escuela pública y de calidad por la que vengo trabajando desde hace 40 años y que quiero para mis hijos y nietos.

* Profesor recién jubilado

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