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El Vaticano tuvo una cuenta secreta en el Credit Suisse, que sirvió para comprar el palacio de Londres

El Credit Suisse es uno de los bancos privados más conocidos, y seguros del mundo. Y, según una investigación de un consorcio de medios, también ocultó, durante décadas, miles de millones de euros provenientes de centenares de clientes ligados al narcotráfico, la tortura, el lavado de dinero, la corrupción o regímenes autoritarios. Y, también, del mismísimo Vaticano.

Tal y como adelanta The Guardian, la Santa Sede, mantuvo, durante años, abierta una cuenta en el banco suizo, que se utilizó para gastar 350 millones de euros (290 millones de libras esterlinas) en la compra-venta del palacio de Sloane Avenue, una inversión supuestamente fraudulenta que está en el origen del juicio por corrupción que se está llevando a cabo en el Vaticano y que tiene una decena de imputados, entre ellos el cardenal Becciu, defenestrado hace meses por el Papa Francisco y que ha solicitado la nulidad del proceso.

El edificio de la Sloane Avenue, en Londres, que fue adquirido con el dinero para la caridad.
El edificio de la Sloane Avenue, en Londres, que fue adquirido con el dinero para la caridad. eldiario.es

Traficantes, corruptos, brokers…

Tal y como señala el consorcio, Credit Suisse abrió o mantuvo repetidamente cuentas bancarias a una amplía variedad de clientes de todo el mundo que se considerarían de alto riesgo. Entre los titulares de estas cuentas, se encuentra un traficante de personas en Filipinas, un broker de Hong Kong encarcelado por sobornos, ejecutivos de la petrolera estatal de Venezuela o políticos corruptos de países tan dispares como Egipto o Ucrania. 

Las filtraciones apuntan a cuentas vinculadas a unos 30.000 clientes del Credit Suisse, con un saldo superior a los 95.800 millones de euros. Por su parte, el banco ha rechazado “enérgicamente las acusaciones e inferencias sobre las supuestas prácticas comerciales del banco“, y apuntan a informaciones “sacadas de contexto” que se remontan a una época en que “las leyes, prácticas y expectativas de las instituciones financieras eran muy diferentes de lo que son ahora”.

Sin embargo, ‘The Guardian’ apunta que más de dos tercios de las cuentas se abrieron después del año 2000. Además, agrega que muchas permanecieron activas hasta “bien entrada la década pasada” e incluso hay algunas que lo siguen estando en la actualidad.

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