Se excusa en el «valor político» de la propuesta de Francia ante la ONU
El Vaticano se ha opuesto a la propuesta de Francia de presentar ante la ONU, aprovechando la presidencia de turno de la Unión Europea, una propuesta para exigir la despenalización universal de la homosexualidad. El portavoz de la Santa Sede y su representante permanente en Naciones Unidas recordaron que la Iglesia está de acuerdo con que no se discrimine al colectivo homosexual, pero insistieron en que la propuesta francesa tiene un valor político que no comparte la institución.
Francia, que en estos momentos ostenta la presidencia de la UE, ha propuesto presentar una iniciativa ante la ONU para despenalizar a nivel mundial la homosexualidad, algo que no ha gustado en el seno de la Iglesia en Roma. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, y el representante de la Santa Sede en Naciones Unidas, Celestino Migliore, mostraron sus recelos ante los medios de comunicación en contra de esta propuesta.
Contra la pena de muerte y la discrimanción
Según Lombardi, la Iglesia no quiere “defender la pena de muerte para los homosexuales, como alguno querría hacer creer”, ya que el Vaticano enarbola “principios del respeto a los derechos fundamentales de la persona y de la negación de toda injusta discriminación”, por lo que está en contra “no solo de la pena de muerte, sino de todas las legislaciones penales violentas o discriminatorias hacia los homosexuales”.
No aceptan el "valor político" de la propuesta
Sin embargo, Migliore recordó que, “aunque se debe evitar cualquier muestra injusta de discriminación”, en la propuesta francesa se hace “una declaración de valor político” por la que se pide a los países “que añadan nuevas categorías protegidas de la discriminación” que crearán “nuevas e implacables discriminaciones”. Para argumentar esta tesis, el embajador vaticano de la ONU apuntó que “los estados que no reconocen la unión entre personas del mismo sexo como ‘matrimonio’ serán puestos en la picota y será objeto de presiones”.
"Instrumento de presión"
Lo mismo destacó Lombarda, para quien la propuesta “puede convertirse claramente en un instrumento de presión o discriminación” por ejemplo contra quienes no son partidarios del matrimonio gay. Por ello, insistió en que Roma no está de acuerdo con ese valor político que le achacan a la iniciativa de Francia.
Miedo a las normas
“Aquí se trata no solo de despenalizar la homosexualidad como ha sido escrito, sino de introducir una declaración de valor político que se puede reflejar en los mecanismos de control mediante la fuerza, de los que toda norma (…) que no ponga sobre el mismo plano toda orientación sexual puede ser considerada contraria al respeto a los derechos del hombre”, advirtió.