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El ultranacionalismo anti-musulmán conquista Holanda

El xenófobo Geert VIlders mantendrá al Gobierno con la sartén del chantaje por el mango

La Rochefoucault lo dejó muy bien dicho: “La hipocresía es el tributo que el vicio paga a la virtud” y los muy piadosos cristiano-demócratas holandeses no se han atrevido a formar un gobierno con la extrema derecha xenófoba. Y no lo harán… pero gobernarán gracias a ella.

Se ha llegado a un acuerdo para alcanzar la mayoría requerida para la investidura del parlamento neerlandés. Y el sumando añadido a los liberales de derecha (“Partido Popular por la Libertad y la Democracia”, VVD) y los democristianos del CDA (“Llamamiento Demócrata-Cristiano”) es el de Geert Vilders (PVV o “Partido de la libertad”), el ultranacionalista anti-musulmán.


Más que xenofobia
Vilders ha obtenido el mejor de los papeles en la ceremonia: con sus 24 escaños se llega, por uno, a la cifra mágica de los 76, la mitad más uno de los 150, y él obtiene seguridades sobre la aplicación de su feroz programa económico de recortes del gasto social… además de una declaración de principios en la que deja claro que el islam, una religión para sus socios, es una peligrosa ideología para él.

Se garantizan así sus socios de derecha clásica el apoyo para recortar hasta 18.000 millones de euros. Pero lo harán los ministros de sus socios porque él, hábilmente, no gestionará, no estará en el gobierno: se limitará a garantizar su existencia manteniendo la sartén del chantaje por el mango.


El cambio cristiano
Inicialmente, tras ser la gran perdedora en las elecciones del nueve de junio, los democristianos reiteraron su compromiso con el pluralismo tolerante y rechazaron negociar con los ultras de Vilders quien, entretanto, se había hecho una reputación de xenófobo anti-islamista sin parangón en Europa por su crudeza.

Pero los principios fueron arrinconados pronto. Algunas dimisiones en las alturas del partido y un “reajuste de las prioridades nacionales” (la crisis financiera, gran coartada vigente para todos los desmanes en Europa) cambiaron las cosas.

Hay todavía una posibilidad de que algo suceda y estropee la operación: el domingo hay un congreso del partido y algunos diputados advierten de que no apoyan del todo ni necesariamente el movimiento hacia la extrema-derecha. Y, en todo caso, la mayoría con un escaño es muy frágil y permite albergar algunas esperanzas.


Fe y dinero
Holanda ha cambiado, pero la inmigración no lo explica todo. Vilders no solo es un antimusulmán provocador, con viajes a Nueva York para apoyar al Tea Party en el asunto de la mezquita. Es un instrumento llegado del cielo para algunos.

Es un socio de la derecha liberal para ejecutar el ajuste económico-fiscal que quiere la otra derecha, la de siempre y los musulmanes – alrededor del cuatro por ciento del total – se han convertido en el chivo expiatorio.

La hipocresía ha hecho el resto mezclando odiosamente la seguridad ciudadana y el dinero…


Elena Martí es periodista y analista político

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