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El tribunal confirma los dos años de cárcel para dos de las Pussy Riot

La tercera activista, también condenada en primera instancia por gamberrismo, es absuelta

El tribunal de segunda instancia de Moscú que ha examinado este miércoles la condena a dos años de prisión de tres integrantes de “Pussy Riot” dividió al grupo rock-punk, al dejar en libertad condicional a una de ellas y mantener la pena de las otras dos. El tribunal decidió que no había razón para alterar la sentencia contra Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, pero sí para ser más benigno con Yekaterina Samutsévich. Esta última había cambiado de abogado por no estar de acuerdo con la línea común de la defensa de la causa, construida en torno a una argumentación política. “El tribunal decidió que Yekaterina Samutsévich puede corregirse sin ser aislada de la sociedad”, manifestó la representante oficial del juzgado, Anna Usachova.

La nueva abogada de Samutsévich, Irina Jrunova, que sustituyó a Violeta Vólkova, diferenció el caso de su defendida del resto de sus compañeras y trató de minimizar, con éxito, la culpa de su cliente, al señalar que ésta no había llegado a participar en la performance en el altar de la catedral de Cristo Salvador, ya que fue detenida y conducida fuera del templo cuando estaba intentando desenfundar una guitarra que traía.

El pasado 21 de febrero, en la catedral de Cristo Redentor de Moscú, las “Pussy Riot” trataron de entonar una irreverente canción en la que denunciaban la complicidad entre el poder político simbolizado por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y la jerarquía de la Iglesia Ortodoxa Rusa. El 17 de agosto, las tres mujeres fueron condenadas a dos años de prisión por gamberrismo basado en motivos antirreligiosos.

El pasado domingo, en una entrevista con motivo de su 60º cumpleaños, el presidente Putin consideró que la sentencia a las Pussy Riot era correcta y que las chicas habían logrado lo que, según él, pretendían con su acción: "Es correcto que fueran arrestadas y fue correcta la decisión del tribunal porque no se pueden socavar los fundamentos morales y los valores para destruir el país". Marc Feiguin, el abogado de Tolokónnnika, ha pedido este miércoles a los jueces que calificaran las declaraciones de Putin como una “presión intolerable” sobre el tribunal de segunda instancia. Irina Jrunova, la nueva abogada de Aliójina, manifestó que el tribunal de primera instancia de forma injustificada había valorado las acciones de las tres acusadas con los mismos criterios. La abogada pidió que le conmutara la sentencia y afirmó que su defendida era solidaria con sus compañeras, pero que no había participado en la acción en la misma medida. Por su parte, los representantes de los creyentes presuntamente ofendidos manifestaron que no veían motivos para suavizar la sentencia puesto que las chicas no habían denunciado a sus cómplices.

"Somos todas inocentes… El veredicto debe ser revocado… El sistema judicial está desacreditado", había declarado por la mañana Aliójina. "Por supuesto que no queríamos ofender a los creyentes", añadió en referencia a la actuación que protagonizaron en la catedral Ortodoxa de Moscú, en la que pidieron a la virgen María que les librara del presidente ruso, Vladimir Putin. "El arrepentimiento es inaceptable. Es un tipo de chantaje", ha añadido Aliójina, quien ha dicho haber perdido toda esperanza en que su recurso pueda prosperar. Una vez conocido el fallo del tribunal, Nadezhda Tolokónnikova, que vio confirmada su pena, ha dicho: "Putin está haciendo todo lo posible para que se desarrolle una guerra civil en este país".

Tolokónnikova, de años 22, Aliójina, de 24, y Samutsevich, de 30, insisten en que su actuación fue una protesta política que no tuvo la intención de atacar en modo alguno a la iglesia Ortodoxa, muchos de cuyos fieles se sintieron ofendidos por la actuación de las jóvenes.

Los opositores al Kremlin aseguran que las condenas son parte de las campaña del Gobierno para reprimir a los disidentes, varios de los cuales ya han sido procesados desde el comienzo del tercer mandato de Putin, el pasado mes de mayo. Con todo, la simpatía hacia el grupo Pussy Riot es limitada en Rusia. El patriarca ortodoxo, Kiril —que apoyó a Putin durante su campaña electoral— cree que la actuación de las cantantes fue parte de un ataque destinado a abortar el renacimiento de la iglesia ortodoxa, y el Parlamento está elaborando leyes para endurecer las penas por ofensas a los sentimientos religiosos. Una encuesta realizada entre el 21 y el 24 de septiembre reveló que el 35% de los rusos opina que las penas son apropiadas; el 34% estima que fueron demasiado leves, y el 14% considera que las penas son excesivas.

El caso desató una gran polémica a nivel internacional y críticas de varios Gobiernos occidentales o de cantantes como Madonna, que arremetieron contra las penas impuestas, que tildaron de desproporcionadas, una opinión que en Rusia no comparten muchos, que se escandalizaron por la actuación del grupo Pussy Riot en la catedral. El primer ministro Dmitiri Medvedev dijo el mes pasado que las artistas-activistas ya habían pasado el suficiente tiempo en la cárcel, al tiempo que la iglesia Ortodoxa exigía arrepentimiento para respaldar el perdón a las Pussy Riot.

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