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El retroceso de la ley: Estado laico y religión en México

La historia de México está llena de enfrentamientos ideológicos y políticos que llevaron a constantes guerras por implantar un pensamiento que cimentara las bases ideológicas de la nación.

En el siglo XIX el enfrentamiento entre los liberales y los conservadores llegó a su clímax con las Las Leyes de Reforma, implantadas por el Gobierno liberal de Benito Juárez.

Anterior a ello, la Iglesia católica poseía un control total de la vida de los ciudadanos, manejando desde el registro civil hasta los panteones; sería la separación Iglesia-Estado, que todo lo anterior pasaría a manos del Estado, permitiendo una nueva era política para México.

Con la llegada del siglo XX, el Gobierno de Plutarco Elías Calles trataría de restringir la participación de la Iglesia católica en asuntos nacionales, así como de procedimientos civiles, lo que se traduce como una limitación de su participación en la política. Esto desataría un levantamiento armado en varias regiones del país, que con el grito “¡Viva Cristo Rey!” buscaban echar abajo la llamada “Ley Calles”.

Dentro de la ideología del Partido Nacional Revolucionario (PNR) quedó muy arraigada esta separación, para que los asuntos religiosos no siguieran entrometiéndose en los políticos. Sin embargo, en 1955 se fundó el Frente Universitario Anticomunista (FUA), con la intención de “defender a la religión católica”. Posteriormente este grupo comenzaría a ocupar puestos importantes en el Partido Acción Nacional (PAN), tomando el nombre del Yunque.

Fue así que en el año 2000 el apoyo eclesiástico se inclinó hacía la candidatura del panista Vicente Fox, quien contrario a sus antecesores priistas, nunca ocultó su ferviente catolicismo; antes de tomar protesta como presidente visitó la Basílica de Guadalupe, posteriormente en el Auditorio Nacional recibió de manos de una de sus hijas un crucifijo y nombró a varios secretarios de Estado a destacados miembros vinculados con el “Yunque”.

No era de extrañar que las políticas de Fox estuvieran guiadas por la curia católica, quienes ordenarían al presidente censurar la polémica película El Crimen del Padre Amaro, pues señalaba la doble moral del catolicismo.

El sucesor de Fox, Felipe Calderón, por el contrario ocultó su apasionada religiosidad, pero sirvió a los mismos intereses, evitando a toda costa que se permitiera el aborto o la unión entre personas del mismo sexo. Contrario a las entidades priistas, que tenían muy presente la separación entre el Estado y la Iglesia, permitiendo la interrupción del embarazo en casos excepcionales, como debido a alguna violación.

Contrario a ello en la capital del país, el Gobierno de izquierda de Marcelo Ebrard permitió la interrupción legal del embarazo (antes de las 12 semanas) y dio paso a los matrimonios entre personas del mismo sexo, lo cual propició una feroz embestida de la curia católica y de varias religiones, buscando que la movilización de sus fieles echara atrás las reformas de la ley.

En 2012 el PRI regresó de la mano del joven Enrique Peña Nieto, educado en la Universidad Panamericana, una institución fundada por una de las congregaciones más conservadoras del catolicismo, el Opus Dei. Sin embargo, en una acción que pareciera contradictoria, el presidente buscó que el matrimonio entre personas del mismo sexo fuera avalado a escala nacional.

Pero su partido y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) frenaron la iniciativa, debido a varias movilizaciones en todo el país convocadas por Frente Nacional por la Familia —una organización que agrupa distintas religiones y asociaciones civiles conservadoras y de ultra derecha—, que se opone a la modificación de la ley, que permitiría que la “ideología” de género se enseñe en las escuelas y que las personas del mismo sexo puedan casarse y adoptar.

Desde el Congreso de la Unión, el Partido Encuentro Social (PES), de orígenes cristianos, se ha manifestado en contra de las uniones homosexuales y de todo lo que signifique atentar contra “la familia”, como el aborto y la pornografía.

Este mismo partido es quien está incorporado a la campaña del primo del presidente Peña, Alfredo del Mazo, que busca ser el sucesor de una dinastía que ha controlado al Estado de México por más de 87 años, y que hace unas semanas ha declarado estar “en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo” y “a favor de los derechos de la familia”, y también en contra del aborto, pues está “a favor de la vida”.

Por su parte el ex priista y ahora gobernador “independiente” de Nuevo León, Jaime Rodríguez, el Bronco —quien ha recalcado su catolicismo—, ha dicho que él no cree “en zonceras del matrimonio igualitario”, e incitó a los asistentes a “volver a lo normal”.

Esto es una clara atentación al Estado laico que ha quedado relegado a segundo término por ideologías religiosas que se han sublevado a la ley y a su legislación, anteponiendo sus doctrinas y resquebrajando a las instituciones que han tardado cientos de años en construirse.

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