Asóciate
Participa

¿Quieres participar?

Estas son algunas maneras para colaborar con el movimiento laicista:

  1. Difundiendo nuestras campañas.
  2. Asociándote a Europa Laica.
  3. Compartiendo contenido relevante.
  4. Formando parte de la red de observadores.
  5. Colaborando económicamente.

El PSOE para los pies al laicismo en el Congreso

El partido socialista tuvo ayer la oportunidad de enfrentarse a sus contradicciones, pero se escondió. En el Congreso, los grupos minoritarios le pedían por enésima vez que iniciara un camino con el que ha coqueteado una y otra vez: el de la laicidad. Por enésima vez, ayer el PSOE tampoco se atrevió.
 

Rechazó las proposiciones no de ley de IU y BNG refugiándose en el tiempo y la forma. Ni es la manera adecuada ni la oportunidad idónea. El argumento de los socialistas se repetía: Se hará, pero sin provocar fracturas ni tensiones en la sociedad, con tiempo y sin prohibiciones. La pregunta que acudía a todos los labios, ¿cuándo?, quedó sin respuesta. Al lado del PSOE, como otras veces,  estaba el PP, fiel guardián de la situación actual.

Ambigüedad en el Gobierno

Ni siquiera el anuncio de María Teresa Fernández de la Vega, hace menos de un mes, de que el Gobierno revisará la Ley Orgánica de Libertad Religiosa consiguió mover un ápice la postura del PSOE. Entonces, el propio Zapatero se vio sorprendido por las intenciones proclamadas de su vicepresidenta. En su discurso de investidura él ni siquiera lo había mencionado.

No es la única contradicción. Todos los ministros de su gabinete prometieron el cargo, pero un crucifijo presidía cada momento del acto.Cada vez es más difícil ocultar un debate que los socialistas siempre han cerrado en falso. Meses antes de las elecciones, las entrañas del PSOE debatían incluir la revisión del Concordato en su programa. Buena parte de la estructura socialista, vapuleada por la jerarquía eclesiástica, estaba dispuesta. Al final se rechazó, se eliminó de las prioridades de este Gobierno.

A esto los socialistas siempre unen una coletilla: Eso no significa que no lo pueda llegar a estar durante esta legislatura, toda una advertencia a la Iglesia. En todo caso, reiteran, cualquier cambio será meditado, midiendo las consecuencias. Y ayer quedó claro que no será pronto. No fue una sorpresa. Nada más subir al estrado, Gaspar Llamazares, lo advirtió: “Defiendo mi iniciativa con voluntad, pero con escepticismo”. El líder de la coalición empezó con una frase grabada en el ideario español. La extrajo del mismísimo Quijote: “Con la Iglesia hemos topado”.

Un gesto de coherencia

A partir de ahí, reconoció que la iniciativa era modesta, pero “poderosa como gesto”. Eliminar los símbolos cristianos de los actos públicos, consideró, es una señal del camino a seguir; retirar el crucifijo frente de las tomas de posesión, un gesto de coherencia. Curiosamente, pese a su rechazo, el PSOE compartía buena parte de los argumentos. Ramón Jáuregui, encargado de fijar postura, separó su postura del PP y justificó su negativa desde otro prisma. “El crucifijo está de más, pero no hagamos una ley para prohibirlo”, pidió.

Según él, la sociedad se encargará por sí sola de retirarlos. “Ya apenas quedan cruces en colegios”, algo que, recalcó, es “un avance de la conciencia colectiva”, no de los políticos.

Este argumento resultaba más dificil de mantener con la segunda proposición no de ley. Francisco Jorquera, portavoz del BNG, se lo recordó al PSOE. Defendió la revisión de los acuerdos con la Santa Sede y la equiparación de todas las religiones, algo que, según él, “el diputado Jáuregui debería apoyar en base a su intervención anterior”.

Contradicciones

El portavoz del BNG se apoyó en un texto de Dionisio Llamazares sobre la relación Iglesia-Estado. Tras leer propuestas muy cercanas a su iniciativa desveló: “Ha sido descargado de la página web del PSOE”.

No fue la única vez que el PSOE se vio amenazado por su propia postura en el pasado. El republicano Joan Tardá recuperó una enmienda que la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, presentó en 2002.En ella se abogaba claramente por la revisión de los acuerdos suscritos entre España y la Santa Sede así como por la eliminación de cualquier privilegio que se pudiera tener por razones religiosas. Las similitudes con la presentada por los nacionalistas gallegos eran evidentes. Tardá dio la explicación del cambio de postura: “Antes estaban en la oposición y ahora en el Gobierno”. Según el diputado catalán al Ejecutivo lo que le falta es valor para asumir el coste político de la reforma. Por ello presentó una enmienda. Abogaba por la realización en comisión de un Libro Blanco que estudie la cuestión. Fue rechazada  junto a la propuesta.

En este caso fue Jesús Quijano quién defendió la postura socialista. Tal y como anunció, el Gobierno encargará un informe al Consejo de Estado para reformar la Ley de Libertad Religiosa. Y avisó: Esa, y ninguna otra, será la base de cualquier reforma.

Total
0
Shares
Artículos relacionados
Total
0
Share