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El prior del Valle de los Caídos presentó un presupuesto opaco con 600.000 euros de déficit a cargo del Estado

Los monjes del Valle de los Caídos llegaron allí por un decreto franquista de 1957que estableció que estos benedictinos serían los encargados de dar misas, “dirigir y adiestrar a la escolanía”, “seguir el pensamiento social en el mundo” o celebrar “ejercicios espirituales” en el conjunto monumental que ideó Francisco Franco para celebrar su victoria. Para ello, se les dio cobertura con la creación de una Fundación y se les dotó de una cantidad de dinero público fijo al año: 340.000 euros anuales por transferencia, que se usan para pagar comida, vestuario, excursiones o velas de misa. Además de ese dinero, también se quedan con lo que se recauda por la explotación de la hospedería y venta de libros, organización de conciertos de los niños cantores o donativos que hagan los visitantes (las entradas las recauda el Estado).

Pese a que la actividad de los religiosos se financia básicamente con dinero público, la primera vez que los benedictinos han hecho y enviado a Patrimonio Nacional un presupuesto por escrito ha sido en 2018. El documento, al que ha tenido acceso eldiario.es, es un folio a una cara sin apenas información y un déficit previsto de 600.000 euros que correría a cargo del Estado, ya que ni la Iglesia ni ninguna otra institución aporta dinero en este conjunto franquista.

Esa opacidad y desequilibrio presupuestario son los que aduce el Gobierno para haber suspendido la subvención de 340.000 euros a la espera de que la abadía permita acceder al detalle de sus cuentas y elabore un presupuesto equilibrado. Cuando lo hagan, se desbloqueará el dinero, según fuentes gubernamentales. La suspensión coincide con la negativa del prior a abrir la puerta de la basílica para exhumar a Franco y el conflicto entre el Gobierno y la Iglesia. Las mismas fuentes aseguran que no hay relación entre los dos hechos, aunque desde el entorno del prior se da por hecho que es una medida de presión.

Aunque es la primera vez que se suspende la entrega del dinero, el descontrol en las cuentas de los religiosos viene de lejos. El Tribunal de Cuentas ya alertó en un duro informe en 2016 de que no existía rendición de cuentas y detectó todo tipo de deficiencias contables. En 2017 y con Rajoy todavía en la Moncloa, Patrimonio Nacional (que es el patrono de la Fundación del Valle de la que son beneficiarios los benedictinos) asumió parte de esas recomendaciones y acordó que en 2018 se presentara un presupuesto completo, algo que, después de 60 años recibiendo dinero público, los religiosos no habían hecho.

En las cuentas que envió en febrero de ese año el prior Santiago Cantera, candidato de Falange en su juventud y que sigue oficiando misas en honor a Franco, se hace una somera descripción de gastos e ingresos, en la que aparecen conceptos globales sin explicación. En ese documento se ve que los monjes esperaban cerrar esas cuentas de 2018 con un desfase: 1,04 millones de ingresos y 1,6 millones de gastos.

Ingresos y gastos sin explicación

Entre los ingresos que presentaron, destacan los 660.000 euros que preveían recaudar los religiosos por la hospedería, donde se hace noche por unos 40 euros e incluso se celebran bodas. También destacan 122.000 euros de “donativos” a la abadía (por el cepillo y celebraciones litúrgicas). Y otros 112.000 euros que corresponden al concepto “donativos monjes”, una entrada de dinero sorprendente ya que los monjes no tienen dinero por haber hecho voto de pobreza. No se especifica quién aporta ese dinero o si son donativos que van a los monjes y que estos a su vez ceden a la abadía.

En los gastos también hay incógnitas. Por ejemplo, un desembolso de casi 20.000 euros en médicos, pese a que los monjes están cubiertos por el Sistema Nacional de Salud. Preguntadas por este asunto, fuentes de Patrimonio Nacional señalan que desconocen si los monjes tienen un seguro privado. También ponen como gasto 50.000 euros para la reparación de la hospedería, pese a que todos los gastos de mantenimiento del Valle de los Caídos corren a cuenta de Patrimonio Nacional, por lo que van en otro presupuesto. En la escolanía, donde estudian unos 50 niños cantores, se puede ver que también prevén casi 53.000 euros en donativos y gastos de 128.000 euros en dar de comer a los escolanos –la suma de la comida de los niños, los monjes y las visitas es de 300.000 euros–. Aparecen más de 800.000 euros en “sueldos y salarios”, la partida más abultada, pero sin especificar en qué son empleados. Los monjes no cobran y el personal de mantenimiento es de Patrimonio. Solo podrían ser profesores de los niños o personal de limpieza y asistencia a los monjes.

Un consejo de administración de Patrimonio Nacional, dependiente de Presidencia del Gobierno y celebrado en noviembre, decidió vincular la transferencia del dinero a la presentación de unas cuentas detalladas. Los religiosos no han dado más información y Patrimonio ha enviado en enero de este año una carta al prior advirtiéndole de que los presupuestos son poco claros y ha requerido más documentación: “El presupuesto es deficitario, no contempla la transferencia de 340.000 euros como ingreso y no explica los fundamentos de los ingresos y gastos previstos, solicitándole que subsane estos extremos”. La misiva, a la que ha tenido acceso eldiario.es, advierte de que ante la falta de información “aún no se le ha transferido la cantidad de 340.000 euros”.

A partir de ahí, comienza un tira y afloja a través de varias cartas para que el “monje ecónomo” dé acceso a técnicos de Patrimonio Nacional a detalles económicos y financieros de la abadía. En una de esas comunicaciones, la abadía manda medio folio que recoge cómo ha cerrado las cuentas en 2018. Resulta que casi no ha habido déficit finalmente: han pasado de los 600.000 euros previstos a 52.000. No se sabe cómo ni por qué, porque no lo explican. Según fuentes del Gobierno, una delegación de Patrimonio Nacional ha acudido en dos ocasiones al Valle para ver las cuentas en detalle, tras aceptar la visita los religiosos, sin haber logrado la información solicitada.

La última carta es del viernes pasado, 22 de febrero, y la manda el prior. En ella dice que “como se ha venido haciendo hasta ahora, se encuentran a su entera disposición todos los seguros sociales, las facturas y sus copias. Como Vd. sabe esta ha sido la práctica habitual”. Pero no refiere nada sobre el detalle de ingresos y gastos. eldiario.es ha contactado con el prior Cantera, pero no ha respondido a la petición de información de este medio.

Hace unos días se ha lanzado en redes un crowfunding para ayudar “con un pequeño (o grande) donativo para que los monjes puedan subsistir hasta que hagan valer sus derechos frente a Patrimonio Nacional, si fuera preciso acudiendo a los tribunales de justicia, y les restituyan su asignación”, se dice en estos mensajes que circulan por redes y webs franquistas. Sin embargo, los propios monjes desmienten la situación de precariedad en su web (ingresan un millón de euros, además de la transferencia suspendida) después de explicar a los usuarios dónde encontrar su número de cuenta: “Gracias a Dios, nuestra situación no responde al dramatismo expresado en algunos mensajes nacidos de la buena voluntad (…). No obstante, lo que verdaderamente y con mayor fuerza pedimos los monjes son sus oraciones por la paz entre los españoles y por todos los caídos”.

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