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El peligro de lo ‘religiosamente correcto’ un año después de Charlie Hebdo, según RSF

Reporteros Sin Fronteras critica “la losa que incita a los periodistas a someterse a lo ‘religiosamente correcto'” y advierten de que tras esa intención se busca instaurar formas totalitaristas.

El 47% de los países mundiales poseía una ley que castigaba la blasfemia en 2013. “La autocensura y pusilanimidad se ha apoderado de los medios de países democráticos”.

Reporteros Sin Fronteras ha advertido de la “losa que pesa cada vez más sobre la prensa en incita a los periodistas a someterse a lo considerado ‘religiosamente correcto’” con motivo del aniversario del ataque a Charlie Hebdo. Aseguran que “la libertad de información y expresión no puede ser restringida sin que se instaure una forma de totalitarismo”, en relación a las prácticas restrictivas de múltiples países. El 47% de los países del mundo contaban con una ley que castigaba la blasfemia en 2013 y ocho de ellos pertenecen a la Unión Europea.

Un año después de la tragedia de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, Reporteros Sin Fronteras (RSF) denuncia en un comunicado la “instauración de una losa que pesa cada vez más sobre la prensa e incita a los periodistas a someterse: lo considerado ‘religiosamente correcto’”. Según la asociación que lucha contra la censura en Internet y en los medios de comunicación, se busca “crear una excepción a la libertad de expresión en general y de información en general” en nombre “del respeto a Dios y de conceptos como la blasfemia”.

“Contrariamente a lo que sucede con lo ‘políticamente correcto’, que se refiere a la restricción de una expresión sin que exista una verdadera prohibición, lo ‘religiosamente correcto’ se ha impuesto en numerosos países del mundo con una fuerza y una violencia desenfrenadas”, asegura RSF, y no por simple conformismo, sino por un pretendido “ataque grave al derecho a la información, que en ocasiones es la causa de actos sangrientos”.

Según la organización, “algunas personas pueden sentirse ofendidas o heridas porque se critican sus creencias, en especial si se hace de forma satírica”, pero la libertad de expresión “no puede ser restringida o limitada por las convicciones o sensibilidades de unos o de otros sin que se instaure una forma de totalitarismo”. El 47% de los países de todo el mundo (94 de 198) contaban en 2013 con una ley que castigaba de forma más o menos severa la blasfemia, entre ellos ocho países de la Unión Europea.

RSF critica que “la autocensura y la pusilanimidad se hayan apoderado de los medios de comunicación de países democráticos”. Destacando el ejemplo de Estados Unidos, donde libertad de expresión “está protegida por la Primera Enmienda” aunque “los diarios y canales de televisión sucumben muy a menudo ante lo religiosamente correcto”. También destaca los abusos informativos de otros países como Arabia Saudí, Somalia o Turquía, donde se detienen blogueros y se atacan a medios de comunicación y periodistas.

Aquellos que demuestran su valor editorial y se niegan a contribuir a la sacralización de los sistemas de pensamiento, cualesquiera que sean,deben ser protegidos, incluso por quienes no comparten sus convicciones“, afirma Christophe Deloire, Secretario General de RSF. “Los brazos armados de lo religiosamente correcto no se contentan con impedir que se critique a las religiones, sino que buscan evitar que se realice cualquier reportaje o investigación periodística sobre áreas enteras de las realidad política, económica, social y cultural“, añade Deloire.

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