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«El Papa pretende que las leyes obedezcan a la moral religiosa»

Sociólogo acreditado y militante cristiano de base, Rafael Díaz-Salazar lleva años luchando por una Iglesia más encarnada y evangélica, sin añoranzas por un pasado de poder. Acaba de publicar "Democracia laica y religión pública" (Taurus), en el que pasa revista a las formas de presencia pública de la religión y de las instituciones eclesiales. Y s epregunta si son compatibles la democracia laica y la religión pública. Lo entrevista Carmen Gutiérrez en Diario de Cádiz
 
En su libro Democracia laica y religión pública que acaba de editar Taurus plantea las implicaciones políticas de los fenómenos religiosos en nuestras sociedades, ¿cuáles son?

Nos encontramos con una repolitización de la religión en bastantes países del mundo, incluido el nuestro. Hay dos formas de presencia pública de la religión. Una está vinculada con un neoconservadurismo que busca dictaminar la bondad o maldad de las leyes en función de su conexión con la Verdad, según ésta es interpretada por las autoridades religiosas. Otro tipo de religión emancipatoria está unida a movimientos sociales por la justicia global. El 70% de los participantes en el Foro de Porto Alegre se consideran personas religiosas.

Usted aborda en su obra el debate entre el Papa actual y un pensador ateo como Habermas, ¿en que coinciden y disienten?

Ambos buscan una razón moral que sea vinculante para todos los seres humanos y que constituya un principio ético que oriente la política y las leyes. También coinciden en que la religión es una cuestión pública y no un asunto privado. Pero mientras Benedicto XVI pretende nada menos que las leyes del Estado obedezcan a una moral objetiva establecida por la religión, Habermas piensa que el rol público de la religión ha de desarrollarse en la sociedad civil, pues el cristianismo evangélico produce virtudes y comportamientos que favorecen la solidaridad.

También analiza en su libro con cierta extensión el conflicto en torno a la Educación para la Ciudadanía, ¿qué piensa de los sectores que promueven la objeción a esta asignatura?

Analizo sus tesis y muestro su inconsistencia. La formación moral y cívica compete no sólo a los padres, sino a una institución pública tan importante como la escuela. Muestro las razones por las cuales es coherente con la democracia educar en valores morales. Además, los padres cristianos y los colegios católicos que apoyan esta asignatura son muy superiores a la ínfima minoría que la rechaza. En mi libro muestro cómo en Europa y Estados Unidos los objetores a las enseñanzas de diversas asignaturas han perdido la batalla.

Contrapone un “catolicismo republicano” a una “Iglesia monárquica”, ¿en qué consiste el “catolicismo republicano”?

Este término fue usado por Tocqueville, un clásico de la sociología. Con él se refería a formas cristianas no eclesiásticas, libertarias, ilustradas y defensoras de un radicalismo social de inspiración religiosa. Este modelo de catolicismo sigue estando presente en Europa y en España. Junto a él, existe un catolicismo muy clerical, autoritario y neointegrista que es el dominante en ciertas autoridades eclesiásticas.

Relaciona el futuro de la democracia con lo que llama la “modernización religiosa” y la “contramodernización religiosa”, ¿por qué?

Nos guste o no, la religión es pública. El fundamentalismo religioso obstruye el dinamismo de la democracia y fuerza el laicismo radical. Una religión que dialoga con la Ilustración, asume la soberanía del Parlamento y se centra en producir estilos de vida solidarios enriquece la sociedad civil y favorece la democracia de la ciudadanía.

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