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El Papa defiende en Marruecos la libertad de conciencia y la libertad religiosa, “inseparablemente unidas a la dignidad humana”

Una vez más los líderes religiosos olvidan que la libertad de conciencia también incluye cualquier tipo de convicciones, incluido el ateísmo o el agnosticismo, que tanto atacan; o que el Estado laico, que también denigran, es el único que defiende plenamente esa libertad fundamental, sin privilegios o discriminaciones hacia ninguna convicción o creencia. No es válido realizar esa defensa cuando lo que se persigue es mejorar los privilegios de su religión y de su iglesia.


El papa Francisco inició este sábado una breve visita a Marruecos apelando a la “libertad de conciencia” y a la “solidaridad” frente al “fanatismo”, en un discurso ante miles de personas y el rey Mohamed VI.

“La libertad de conciencia y la libertad religiosa – que no se limita solo a la libertad de culto sino a permitir que cada uno viva según la propia convicción religiosa – , están inseparablemente unidas a la dignidad humana” dijo el pontífice, exhortando a los creyentes a “vivir como hermanos”.

La libertad de credo en Marruecos, un país que defiende un islam moderado, es un tema sensible. El pasado mes de junio, el ministro de Estado marroquí encargado de los derechos humanos, el islamista Mustapha Ramid, estimó que la libertad de conciencia era “una amenaza” para la cohesión de Marruecos.

“Es indispensable oponer al fanatisno y al fundamentalismo la solidaridad de todos los creyentes, teniendo como referencias inestimables en nuestra forma de actuar los valores que nos son comunes” añadió el papa.

“Lo que todos los terroristas tienen en común no es la religión, sino precisamente la ignorancia de la religión. Llegó el momento de que la religión deje de ser una excusa para esos ignorantes, para esa intolerancia”, declaró por su parte Mohamed VI.

El jefe espiritual de 1.300 millones de católicos fue invitado por el “Comandante de los Creyentes” marroquíes, Mohamed VI, para impulsar el “diálogo interreligioso”, según el gobierno. Un tema favorito de Francisco, cuyo papado se ve afectado continuamente por el goteo de escándalos sexuales.

Ambos mandatarios recordaron que Jerusalén es “patrimonio común de las tres religiones monoteístas”.

“Pensamos que es importante preservar la Ciudad Santa de Jerusalén/Al Qods Asharif como patrimonio común de la humanidad y, por encima de todo, para los fieles de las tres religiones monoteístas”, afirmaron en su declaración conjunta.

Para acoger al pontífice en Rabat, capital de un país 99% musulmán, se pintaron edificios, se pavimentaron calles, se arreglaron jardines y se reforzó el dispositivo de seguridad.

El papa fue recibido al pie de su avión por Mohamed VI, con dátiles y leche de almendra, como manda la tradición.

Poco después, Francisco y Mohamed VI llegaron bajo una gran salva de aplausos a una gran explanada de Rabat, en dos cortejos separados y perfectamente paralelos a través de calles engalanadas.

Llovió a lo largo del trayecto, y el papa llegó protegido a bordo de su papamóvil, mientras que Mohamed VI viajó estoicamente en una limusina descapotable, ataviado con la tradicional jellaba marroquí.

El papa visitó luego el Instituto de Formación de Imanes, un establecimiento considerado punta de lanza del “islam moderado” que defiende el rey y en el que se forman 1.300 estudiantes de una decena de países, hombres y mujeres.

“Es un acontecimiento muy significativo, la primera vez que un papa visita un instituto de formación de imanes”, destacó antes de la visita el portavoz del pontífice, Alessandro Gisotti.

Durante una histórica visita a Emiratos Árabes Unidos en febrero, el papa y el gran imán de la institución del islam sunita Al Azhar de El Cairo, jeque Ahmed al Tayeb, firmaron un “documento sobre la fraternidad humana” que reclamaba la libertad de creencia y de expresión y la ciudadanía plena para las “minorías” discriminadas.

Las autoridades de Marruecos, donde el islam es religión de Estado, suelen poner de relieve la “tolerancia religiosa” del país, que permite a los cristianos extranjeros y a los judíos practicar su fe con libertad.

No obstante, en el caso de los marroquíes –que si no pertenecen a la comunidad judía son considerados automáticamente musulmanes– la sociedad desaprueba la apostasía y la ley condena el proselitismo.

Aunque el código penal no menciona explícitamente la renuncia al islam, quienes son sospechosos de “hacer tambalear la fe de un musulmán o de convertirlo a otra religión” pueden ser juzgados.

La pequeña minoría de convertidos, que se mantuvo mucho tiempo en la sombra, reclama abiertamente desde 2017 poder vivir su fe “sin persecuciones” y “sin discriminación”.

Al final de la jornada del sábado, Francisco visitará a un grupo de migrantes en un local de la oenegé católica Cáritas, que gestiona centros de acogida destinados a ayudar a quienes intentan llegar a Europa.

La ruta a través de Marruecos rumbo a España se convirtió en los últimos años en la principal vía de los migrantes procedentes del África subsaharina, debido sobre todo al cierre de la vía libia.

Marruecos reivindica una política “humanista” centrada en la regularización de los migrantes y rechaza las críticas de los defensores de derechos humanos, que denunciaron en los últimos meses “campañas de detenciones brutales” y “desplazamientos forzados” de migrantes hacia el sur del país.

El papa dedicará la jornada del domingo a la pequeña comunidad católica del país y concluirá su visita con la mayor misa católica jamás celebrada en Marruecos, con la asistencia prevista de 10.000 personas.

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