Francisco expresó sus deseos de que «la conferencia de París sobre el cambio climático logre acuerdos fundamentales y eficaces». Afirmó asímismo que «existe un verdadero derecho al medio ambiente» porque los seres humanos son parte de él y porque todos poseemos «un valor de existencia, de vida, de belleza y de interdependencia con las otras criaturas».
Antes de pronunciar su discurso, en el que además se refirió a la lucha contra la exclusión y la pobreza y la paz, el soberano pontífice fue al encuentro de un grupo de empleados de la ONU, seleccionados gracias a un sorteo. Entre los temas de su intervención destacó también el asunto de los refugiados, arrojados a los caminos del exilio por conflictos cuya solución preconiza para poder resolver el problema.
El papa también se refirió a lo que denominó «colonización ideológica», que según él impone a los pueblos «modelos de vida anormales e irresponsables», en una alusión a la teoría del género y al matrimonio gay. Solicitó a la ONU que reconociera «una ley moral inscrita en la naturaleza humana misma, que comprenda la diferencia natural entre hombre y mujer ».