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‘El País’ al servicio del papado

Cualquiera bien informado sabe que El Paíshace tiempo que es un medio reaccionario al servicio de los grandes poderes globales. Aun así, mantiene algunas parcelas de enfoque laicista, parcelas que desde la llegada de Bergoglio al poder papal están siendo invadidas cada vez más por un discurso confesionalista. De momento, el culmen de este proceso se puede ver en la entrevista al papa publicada el 21 de enero y el editorial del día 24.

En la primera, los entrevistadores se dirigen constantemente al “Santo Padre” casi con devoción: le preguntan sobre “aquel cura callejero que llegó de Buenos Aires a Roma” (cuando lo cierto es que quien llegó fue un obispo superpoderoso), poniendo en bandeja la respuesta populista de Bergoglio: “No puedo hacer todo lo que quiero, pero el alma callejera está y ustedes lo ven». Ni una sola pregunta incómoda (naturaleza político religiosa de su iglesia-Estado, infinitas posesiones inmobiliarias en muchos países –aumentadas mediante inmatriculaciones en España–, concordatos repletos de privilegios, protección de encubridores de pederastia…). Toda la entrevista es el colmo del “peloteo” periodístico y la autocomplacencia papal: «El poder no lo tengo yo. El poder es compartido», dice Bergoglio, falseando la realidad, como se explica aquí.

El editorial afirma que «el papa Francisco ha dado a la Iglesia católica una influencia globalcomo no había tenido en décadas»; presentan esta realidad, que para cualquier progresista sería una tragedia, como si fuera algo muy positivo. Es más, El País considera que «lo más importante es que Jorge Bergoglio sabe que un líder debe ganarse la simpatía y la credibilidad para, en pasos posteriores, tratar de emplearlas en lograr sus objetivos». Es decir, celebran que el papado pueda conseguir sus objetivos, y que para ello recurra a la simpatía.

Siempre estuvo claro que Bergoglio fue puesto para ganarse a la progresía; pero no deja de sorprender que esta se deje ganar tan fácilmente…

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