Es el único líder de la oposición que defiende un laicismo sin ambigüedades y, como es tradicional en Etajdid, no apoya la creación de un partido basado en los principios de la religión.
El candidato por el Movimiento de la Renovación (Etajdid), Ahmed Brahim, representa la única opción realmente crítica con la política de Ben Alí de las que optan a la presidencia, y aspira a aglutinar los votos de la izquierda y de los independientes que lo perciben como el único garante del laicismo.
Brahim, uno de los candidatos a las elecciones del próximo domingo 25 de octubre, nació el 14 de junio de 1946 en la localidad fronteriza de Zarzís, en el sureste tunecino. Ha compaginado toda su vida su trabajo de profesor universitario, especializado en lingüística comparada, con la militancia política y sindical.
A mediados de la década de los sesenta, siendo muy joven, inició su militancia en el Partido Comunista Tunecino (PCT) y en el seno del movimiento estudiantil asumió responsabilidades en las estructuras de la Unión General de Estudiantes Tunecinos (UGET).
En 1981 accedió a ocupar un puesto en el comité central y, coincidiendo con la llegada al poder de Ben Alí en 1987, entró en el restringido núcleo del comité político.
Brahim se adaptó a los nuevos tiempos cuando en 1993 impulsó con otros "camaradas" la modernización del PCT que quedó definitivamente liquidado en el X Congreso de ese año y dio lugar al nacimiento del Movimiento de la Renovación (Etajdid).
Aunque su partido renunció a los principios de la ideología marxista-leninista y aceptó la economía de mercado, la imagen de Brahim sigue siendo la de "un comunista clásico, al estilo francés de los años 80" al decir de sus seguidores, que le eligieron secretario general en 2007.
En junio de 2008 la plataforma compuesta por personalidades independientes y simpatizantes de Etajdid fundaron la Iniciativa Nacional por la Democracia y el Progreso (INDP) junto a otros dos partidos minoritarios marginales y el apoyo de algunas figuras independientes.
En marzo pasado la INDP designó como su candidato a las presidenciales a Brahim, quien mostró su resolución "a entrar en una competición de igual a igual con el candidato en el poder, Ben Alí".
Aunque criticado dentro y fuera de su partido por su "viejo estilo" durante la actual campaña electoral ha recibido apoyos de personalidades influyentes en la vida asociativa tunecina independiente.
Sin embargo, ha tenido muchos problemas para llevar a cabo su campaña: no se le han concedido locales para celebrar mítines y el Ministerio de Interior ha embargado su manifiesto electoral y sus cárteles y propaganda.
"Juzgué útil presentar mi candidatura a las presidenciales por el bien de mi país pero no me podía imaginar que la asfixia que me imponen alcanzara tanto nivel", aseguró al concluir la primera semana de campaña.
Propugna poner fin a un sistema político marcado por la hegemonía del partido dominante sobre las estructuras del Estado a través de reformas que garanticen un pluralismo real y la separación de poderes.
Además critica el desequilibrio económico entre las regiones costeras y las del interior, el aumento de los costes sanitarios, el gran número de estudiantes que no finalizan sus estudios y el incremento del paro juvenil.
"Todo eso repercute en la economía, pero existe un problema en el clima general y es la ausencia de visibilidad y transparencia, las licitaciones públicas no son transparentes por lo que se impone crear una atmósfera que limpie la corrupción", asevera.
Es el único líder de la oposición que defiende un laicismo sin ambigüedades y, como es tradicional en Etajdid, no apoya la creación de un partido basado en los principios de la religión.
En su programa electoral aboga por reformas que garanticen un pluralismo real y por una reforma política profunda del sistema basada en la separación de poderes y el respeto a las libertades.
