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El obispo y el tremendismo

EL obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño está muy preocupado con la enseñanza, comparte las preocupaciones de algunos padres católicos y les anima a manifestarse en la calle. El motivo es tremendo: el Proyecto de Ley de Educación conculca derechos constitucionales de esos padres católicos. Esta era la tesis con que nos sorprendía el domingo 30 de octubre en su artículo titulado "Paz, diálogo y concordia".

Que al prelado de la Diócesis le preocupa la relación con el actual gobierno del país ya lo dejó entrever en una carta pastoral del semanario Pueblo de Dios, que se repartió en todas las iglesias riojanas y donde bajo la cabecera La voz del obispo destaca el título de la misma, que dice «Laicismo: ¿apartheid religioso?».

Y los dos artículos en el mes de octubre. ¿Son un modo de calentar motores para la manifestación del día 12 de noviembre en Madrid? Tarea legítima para cualquier ciudadano, aunque sorprende en el caso de un obispo. Pero no está perdido ni solo en su celo por apoyar la manifestación. Desde la Conferencia Episcopal Española enviarán apóstoles por el territorio nacional antes del día 12, dando conferencias que precedan a la manifestación convocada por Concapa, el Foro de la Familia y otras asociaciones en contra del Proyecto de Ley Orgánica de Educación.

Tienen un objetivo: que el actual Proyecto no se transforme en Ley. De ahí el doble lema de la manifestación: «Contra el fracaso escolar Por la educación en libertad», añadiendo el rechazo a la futura Ley Orgánica de Educación por dos veces. Para ello, el Foro de la Familia envía a su vicepresidente, Benigno Blanco, a presentar en Logroño la «Plataforma de Escuelas Públicas en Defensa de la Calidad de la Educación». El título es largo y rimbombante, pero ¿de qué escuelas públicas estamos hablando?
En la fotografía aparecida en el Diario LA RIOJA del 30 de octubre sólo se ven 9 personas y el resto del salón vacío. No dudo de la calidad de esas personas, pero reconozcan que la cantidad no es muy representativa del número de escuelas públicas en La Rioja.

A pesar de todo, la Conferencia Episcopal tiene capacidad de movilización. No en vano la Iglesia católica española es un conjunto de 40.000 instituciones: 67 diócesis, cientos de órdenes y congregaciones, 23.000 parroquias, más de 14.000 fundaciones y asociaciones. La Iglesia católica sostiene a unos 20.000 sacerdotes, ejerce el apostolado, se emplea en acciones sociales. Es una gran maquinaria que logrará movilizar a gente si se lo proponen.

Pero, ¿en qué se vulneran los derechos constitucionales de los padres católicos con la futura Ley de Educación? Después del artículo del Obispo de la Diócesis he releído el Proyecto de Ley y confieso que no encuentro motivo de alarma. Me hago las siguientes preguntas y esbozo respuestas:

1. ¿Han podido participar en la elaboración del Proyecto de Ley cuantas personas y colectivos han deseado? Sí, durante más de 5 meses y por diversos medios. Y ahora no es el tiempo de la calle, es el tiempo del Parlamento español.

2. ¿Por qué la calidad de la enseñanza española seguirá descendiendo? Reconocerán que son visionarios pero la experiencia pasada (con gobierno de diferente signo) no es halagüeña.

3. ¿La LOE es un refrito de la LOGSE? Es un buen latiguillo verbal, pero si se aplica la inteligencia a la lectura del Proyecto de Ley no se debe admitir ese simplismo. Al menos en el universo de los docentes se debe exigir rigor intelectual.

4. ¿Podrán los padres católicos seguir llevando a sus hijos a los colegios que deseen conforme a sus convicciones? Sí, sin dudarlo. ¿Podrán los colegios que deseen seguir acogiéndose a conciertos como colegios privados concertados? Sí, lo dice explícitamente el Proyecto de Ley. ¿Será la educación gratuita en este país? Sí, para todo el que así lo desee hasta los 16 años. ¿Podrá haber colegios privados sin conciertos? Sí, sin problema alguno ¿Se podrán crear y dirigir nuevos centros educativos? Sí y no se
necesitan más palabras.

5. ¿Debe el Estado controlar que la escolarización en centros concertados (que son financiados con dinero público) se realiza conforme a criterios objetivos y plasmados en Ley? Sí y lo contrario sería desposeer al Estado de una de sus funciones primordiales. A cualquier empresario le gustaría que su empresa fuese financiada por el Estado a fondo perdido y sin rendición de cuentas, pero esto sería una anomalía además de una injusticia social.

6. ¿Mejorarán los docentes en su labor profesional? Buenos propósitos sí se manifiestan en el Proyecto de Ley. Está en vías de elaboración el Estatuto de la Función Pública Docente donde deben ser recogidas las mejoras, negociadas con los sindicatos de profesores.

7. ¿Se impartirá la Religión como asignatura en los centros docentes? Sí, respetando escrupulosamente los acuerdos entre los estados vaticano y español, para lamento de muchos colectivos que piensan que la Religión debe formar parte del ámbito privado.

El orden de estas cuestiones se corresponde con los siete puntos que se reivindican en el Manifiesto del día 12 por los asistentes a la manifestación.

Pero en todo esto cabe felicitarse por el título que ha escogido el prelado de la Diócesis riojana. Cualquier persona de buena fe lo asume sin complejos: 'Paz, diálogo y concordia'. No hay guerra, así que no cabe reclamar la paz. El diálogo es algo que el actual gobierno lo reclama como estandarte; no sucedió así con el gobierno anterior. La concordia es el ambiente feliz que debe reinar en todos los ámbitos de la existencia.

No es baladí pensar que la escuela debe ser el lugar de encuentro entre seres distintos, por su origen y cultura, llamados a realizar la plenitud de sus potencialidades. Es el ideal por el que trabajamos cada día los profesionales de la educación. Es una labor anónima y callada en donde no se reciben recompensas inmediatas. Es una vocación en sentido estricto.

Agradecemos al Obispo que se preocupe por nuestros desvelos y que haya despertado con el informe de los profesores franceses (encuesta realizada a 1.000 docentes en el año 2004), pero me cabe una duda ¿qué entiende por «alcanzar un verdadero pacto en materia de enseñanza»? ¿No podría empezar por decirles a los parlamentarios del Grupo Popular que se avengan a razones con la futura Ley de Educación? ¿Qué pasaría si la mayoría del Parlamento aprueba la Ley con la negativa del Grupo Popular? Como decían los escolásticos, es un futurible próximo. Y, si además, hay organizaciones
(patronal) de la enseñanza que alcanzan acuerdos con el Gobierno antes de la finalización del trámite parlamentario ¿asumirán los obispos la voluntad del pueblo a través de nuestros representantes?

En democracia el escenario de diálogo es el Parlamento y no la calle. Si los obispos y algunos padres católicos encuentran placer en hacer un brindis al sol por las calles de Madrid, están en su derecho pero que no nos digan que buscan «la paz, el diálogo y la concordia». A muchos nos suena ese sonsonete como una forma velada de mantener privilegios en el mundo de la enseñanza, por parte de la Iglesia católica.

El prelado de la Diócesis despedía su artículo con un ruego a la divinidad a favor de la sensatez. No es razonable interpretar que en este país se da un apartheid religioso. No están en riesgo los derechos constitucionales de algunos padres católicos. Sólo cuando se hace del tremendismo un arte se puede distorsionar la realidad de esa manera.

Seamos inteligentes y hagamos de la escuela un espacio multicultural, donde se desarrolle el intelecto en libertad. Es el mejor homenaje que podemos hacer a las generaciones de maestros que nos han precedido y a los que muestra su cariño y recuerdo Juan José Omella, Obispo de la Diócesis de Calahorra y Lacalzada-Logroño.

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