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El nazismo de Rouco

Las palabras de Rouco Varela sobre el laicismo dejan patentes las ideas tan progresistas y modernas que alumbran a la Iglesia Católica. No sólo no basta con que ni Dios acuda a los templos, además hay que despojar de legitimidad a las democracias y a los estados, no vaya a ser que desemboquen de nuevo en el nazismo o, peor aún, en el comunismo. ¿No, Rouco?

Será que en las universidades católicas, como es de recibo, los curas no van a catear a los otros curas. Porque en la sociedad actual, qué pinta la Iglesia en temas estrictamente científicos o en disciplinas que no pueden ser observadas con la Biblia en la mano o con la fe de los que creen en algo que o te lo crees o no te lo crees. Sin embargo, Rouco asume un papel social y político que nadie le ha otorgado, porque quiera que no los políticos de profesión, al menos, los han elegido los ciudadanos, pero ¿a los curas?

Las lecciones de historia del máximo representante de su dios en España debería ahorrárselas un hombre que equipara el comunismo y el nazismo y que los hace derivar del laicismo, cuando, por un lado, fue el comunismo uno de los mayores combatientes del nazismo y, por otro, éste último fue un aliado decisivo para Franco y sus asesinos, a los que la cúpula de la Iglesia no sólo dio su bendición entonces, sino que la mantiene, con una complicidad preocupante y anacrónica, que no hace sino hundir a una institución que, en términos celestiales, pierde cada vez a más almas. Y no precisamente porque éstas se entreguen al diablo.

A Dios lo que es de Dios y cada uno a sus zapatos.

*Ígor R. Iglesias es periodista y lingüista

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