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El libro ‘Avarizia’ revela que la Iglesia ha invertido en petroleras, químicas y porno

El reportero italiano Emiliano Fittipaldi denuncia que la Santa Sede ha invertido en la petrolera Exxon, la química Dow Chemical o en una televisión prono

¿No quiere caldo? Pues dos tazas llenas. Eso es lo que parece haberle sucedido al Vaticano. No sólo el periodista italiano Gianluigi Nuzzi -autor de la obra que en 2012 llevó por el camino de la amargura a Joseph Ratzinger hasta renunciar a su pontificado- ha publicado un libro que ha hecho temblar a la Santa Sede, sino que también ha salido al mercado este jueves una segunda obra, Avarizia, del reportero Emiliano Fittipaldi. El libro destapa más supuestos escándalos financieros del Vaticano y habría sido elaborado con la documentación filtrada por el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, que la Gendarmería vaticana detuvo el pasado fin de semana.

Fittipaldi denuncia que la Santa Sede ha invertido en la petrolera Exxon y la química estadounidense Dow Chemical, que una diócesis eslovena lo hizo en una televisión porno, y que fondos del hospital infantil Bambin Gesù -gestionado por el Vaticano en Roma- fueron destinados a remodelar el apartamento de un cardenal. Como Nuzzi, Fittipaldi basa sus afirmaciones en documentos de la propia Santa Sede, a los que ha tenido acceso y que reproduce en su libro. La polémica está servida.

Inversiones en Exxon y Dow Chemical

El hospital del Vaticano Bambin Gesú ha invertido en todo tipo de empresas, algunas de ética cuestionable, según el reportero italiano. Por ejemplo, la multinacional del petróleo Exxon, obligada a pagar miles de dólares de multa durante los últimos año por fraude financiero y desastres ecológicos como el delbuque Exxon Valdez en Alaska. O el coloso estadounidense del sector químico, Dow Chemical, investigado por incidentes graves.

El Bambin Gesú es un hospital infantil que la Santa Sede tiene desde 1924 en Roma, fuera del territorio vaticano. “Un estatus que le permite a la Santa Sede no pagar impuestos, aunque los ingresos [del hospital] provienen casi exclusivamente del Servicio Sanitario Nacional italiano”, explica Fittipaldi en su libro, donde también detalla los fondos millonarios del hospital. El centro sanitario recibe 270 millones de euros al año de la administración italiana, que no destina sólo a la atención infantil, como ponen en evidencia sus inversiones en empresas.

Una televisión porno

Pero el colmo de las inversiones fue la realizada por una pequeña diócesis de Eslovenia, la de Maribor, en el norte del país. Según explica Fittipaldi -que aporta documentos en su obra para demostrar sus afirmaciones-, dicha diócesis compró una sociedad propietaria de una televisión porno. Y no sólo eso: las aventuras financieras del obispado esloveno resultaron tan desastrosas, que acumuló una deuda de 800 millones de euros. “Para evitar la quiebra, el banco del Vaticano transfirió 40 millones de euros a la diócesis en 2014, por voluntad expresa del Papa Francisco, pero es como intentar tapar la grieta del Titanic con un pulgar“, afirma Fittipaldi en su obra.

Desviación de fondos

“El Vaticano funciona exactamente igual que un banco comercial y hace negocio diversificando sus intereses. El negocio principal es el ladrillo y las inversiones financieras en todo el mundo, pero también tiene una posición dominante la industria de la salud”, continúa explicando el periodista italiano en Avarizia.

Fittipaldi detalla que el cardenal Tarcisio Bertone, que fue ex secretario de Estado del Vaticano, gastó 24.000 euros de los fondos del hospital infantil Bambin Gesú para pagar un helicóptero en febrero de 2012 que lo llevara de Roma a la región de Basilicata, en el sur de Italia. El cardenal participaba en la inauguración de unas dependencias sanitarias vinculadas a dicho hospital.

Bertone también financió la remodelación de su apartamento en Roma con dinero que en teoría se debía dedicar a la atención sanitaria de los niños, afirma el periodista italiano. El coste de las obras ascendieron a doscientos mil euros.

El cardenal Bertone se defendió este jueves en una entrevista al diario italiano ‘Corriere della Sera’, asegurando que desconocía de dónde provenían los fondos que se destinaron a la remodelación del apartamento donde reside. “Los apartamentos asignados a los cardenales de la curia romana son propiedad de la Gobernación del Vaticano o del APSA [Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica], y son restaurados a cargo de las administración de la Santa Sede”, declaró.

Por su parte, el Vaticano difundió el miércoles un comunicado informando que la Fundación Bambino Gesú -que gestiona el hospital infantil- cuenta con un nuevo consejo directivo y estatuto, e inicia “una actividad completamente renovada”.

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