A 131 años de la histórica ley 1.420, que garantizó la enseñanza gratuita, obligatoria y laica en todo el país, un debate parlamentario cuestionó algunos de los principios instituidos por la norma. Según la oposición, el Frente para la Victoria desechó la norma completa y así, le abrió la puerta a la introducción de la religión en los colegios del Estado.
La discusión se dio en la Comisión Bicameral de Digesto Jurídico Argentino, la encargada de ordenar las leyes vigentes y descartar aquellas que han sido “superadas” por otras que fueron sancionadas o derogadas en el Congreso.
Con la intención de “quitar la paja del trigo”, los legisladores reordenaron el cuerpo normativo en torno de la Ley de Educación Común. Para la mayoría oficialista, esa norma ya no se encontraba vigente y debía ser desechada, para pasar a formar parte del resabio histórico.
Sin embargo, el diputado opositor, Manuel Garrido, protestó por la eliminación de la ley. Coincide en que la norma “fue superada por legislación más moderna en todos los aspectos” salvo uno, el artículo 8, “que es el que garantiza la laicidad de la educación pública”.
En el artículo 8 de la ley 1.420, se establece que las clases de religión eran optativas y podían tener lugar únicamente antes o después del horario escolar, con autorización de los padres.
La postura del diputado se sostiene en base al proyecto de Investigación UBACyT “Principio de autonomía, libertad de conciencia y libertad religiosa”, que es encabezado por los juristas Marcelo Alegre y Roberto Gargarella. Allí, los expertos aseguran que no existe ninguna cláusula en las leyes de materia educativa posteriores a la 1420 que haya derogado explícita o implícitamente el artículo en cuestión.
Pese a las advertencias de la oposición, se desechó el reclamó y la mayoría kirchnerista de la Comisión de Digesto confirmó la derogación de la ley 1420 en su totalidad.
Un retroceso
“En principio, desaparece la única traba legislativa para que otras provincias imiten lo que se hace en Salta, que es impartir religión católica en las escuelas públicas”, sostuvo Gentili.
“En Salta se obliga a ir a los chicos a una clase de catolicismo por semana y se estigmatiza al que no quiere ir. Además, tienen rezo obligatorio por las mañanas. Todo el sistema político debería estar luchando para que esto no se extienda más“, concluyó Gentili.