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El islam más rigorista conquista las parabólicas árabes

El salafismo, una de las corrientes más rigoristas del islam, ha irrumpido con fuerza en el mundo de la televisión por satélite y sus telepredicadores, con un discurso ultraconservador, han conquistado los primeros puestos de los índices de audiencia del mundo árabe.

"Al Nass" (La gente), un canal egipcio generalista de capital saudí que en 2006 dio un giro radical a su política haciendo de la predicación y el proselitismo su bandera, es el más claro ejemplo del éxito alcanzado por estos nuevos formatos.

En la sede de este canal pionero en el país, ubicada en la barriada cairota de "6 de Octubre", numerosos jóvenes "comprometidos" con la difusión del islam, la mayoría con barba y sin bigote, entran y salen ajetreados de las oficinas.

"Cualquier persona que hable sobre religión de una manera correcta es bienvenida a nuestro canal", asegura a Efe el director de Seguimiento de Programación, Mohamed Mustafa al Qubtan.

En el canal, cuyo objetivo es "tratar las enfermedades de la sociedad y extender las correctas enseñanzas islámicas", cualquier persona puede participar mientras no "traspase los límites de la religión", que para los salafies son mucho más estrictos que para otras corrientes islámicas.

Por ejemplo, en "Al Nass", como asegura Al Qubtan, no hay espacio para las mujeres porque así lo determina el islam. El directivo argumenta que Alá eligió a hombres como profetas, porque poseen una mayor predisposición para el conocimiento, y no a mujeres, a las que Dios dotó -añade- de una mayor emotividad.

Además, Al Qubtan subraya que el mayor porcentaje de telespectadores que llama a los programas para participar son mujeres, "una prueba de que no están marginadas".

Ahmed, un técnico del canal encargado de la elaboración de "cortometrajes moralizantes", agrega en perfecto español: "Tenemos un éxito estupendo y grande sin mujeres".

Y es que, según varios estudios de audiencia que maneja "Al Nass", cuyo lema es "La pantalla que te lleva al paraíso", este canal salafí se encuentra entre los cinco más vistos en el mundo árabe.

El "islam verdadero" que pretenden transmitir los salafíes cuenta, no obstante, con numerosos detractores en otras escuelas islámicas, como la de los Hermanos Musulmanes o el conocido como "islam moderado".

El "número dos" de los Hermanos Musulmanes egipcios, Mohamed Habib, asegura a Efe que, por ejemplo, no permitir a las mujeres que salgan en pantalla es "un comportamiento rechazable" y subraya, también, que no se puede, como hace "Al Nass", "prohibir toda la música, aunque tampoco hay que permitirla toda".

A pesar de estas críticas, Habib defiende el papel que juega este tipo de canales en la islamización de la sociedad y en la lucha contra la expansión del laicismo, aunque puntualiza que esta "no se realiza de acuerdo con una visión global y completa del islam".

Por su parte, Fahmi Haweidi, uno de los intelectuales musulmanes más destacados dentro de la considerada corriente moderada, sostiene que estos canales "deforman los pensamientos de la gente y, a veces, los persuaden con argumentos que no son precisos o que, como mínimo, pueden ser abordados desde distintos puntos de vista".

Haweidi explica que la proliferación de estos canales y su buena acogida entre el público se debe a que "los gobiernos en el Mundo Árabe y especialmente en Egipto nacionalizaron las instituciones religiosas, como Al Azhar", el centro religioso más prestigioso del mundo islámico.

Estas medidas han provocado "que la gente no crea las palabras del jeque de Al Azhar ni las del muftí (máxima autoridad religiosa del país) porque son funcionarios del gobierno, por lo que (los fieles) recurren a instituciones independientes", como los canales salafíes.

Otro factor que también ha contribuido al éxito de estos programas es la ausencia de "otros canales (religiosos) o de televisiones pertenecientes a organizaciones religiosas legítimas como los Hermanos Musulmanes", a quienes el Gobierno no les permite crear un canal vía satélite.

Para Haweidi, los canales salafíes son parte de un problema mayor, que es la proliferación incontrolada de todo tipo de programas, desde los pornográficos hasta los religiosos más rigoristas, pasando por otros en los que se insulta al islam.

Este escritor y periodista egipcio agrega que los gobiernos se mantienen al margen porque el discurso de quienes usan estos canales como púlpito se caracteriza por evitar cuestiones políticas que podrían provocar a las autoridades.

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