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El “interés nacional” de Aznar y la huelga general

Tiene por costumbre, el presidente Aznar, el mofarse, con muy mal estilo, de aquellas cuestiones que para muchas personas son muy importantes: Por ejemplo, de las manifestaciones anti-globalización, de los hombres y mujeres que no encuentran empleo o lo tienen en precario, de los emigrantes, de los sindicalistas, de los alumnos, de la exclusión… El domingo 19 de mayo pasado, ante los periodistas que cubrían la cumbre UE-Latinoamérica, esbozó una sonrisa burlona (canallesca y prepotente, con un gesticulación fascista, muy preocupante) cuando decía que a él le caían muy bien los “progres” antiglobalización… Pero lo grave es que lo suele hacer cada vez con más frecuencia: En ruedas de prensa, junto a líderes políticos internacionales, en el Parlamento, en reuniones privadas… Su mueca, sin duda, formará parte de la historia más casposa de España.

Parece como si su único “interés nacional” pasara por su mueca. “El interés nacional” debe ser una enfermedad del poder, ya que se suele utilizar, como excusa coactiva, por muchos gobernantes, cuando NO tienen otros argumentos. Hay que decirle a Aznar que el único interés nacional es el de todos los españoles, también de los que NO están de acuerdo con su forma de gobernar y administrar España en algún momento y de los que NO comparten sus actuaciones y prepotencias; que es también de interés nacional una educación, una sanidad y unas pensiones que sirvan para compensar y NO para excluir; y, en ocasiones, puede ser, también, un legítimo interés nacional convocar una huelga.

Aznar se está metiendo él y a su partido en gran un lío y, de paso, pretende hacernos cómplices de actuaciones absurdas e incoherentes: Al intentar una pirueta inconstitucional para ilegalizar a Herri Batasuna, que nos desviará de soluciones viables en el país vasco; al impulsar una contrarreforma educativa vergonzante que nos alejará -todavía más- de Europa y nos situará en el modelo educativo de los años sesenta; al realizar un ataque brutal (e impensable) a la ciudadanía que vive (injustamente) con la lacra del paro; al beneficiar a los más ricos, con una reforma fiscal injusta, que recortará derechos sociales, conquistados -con mucho esfuerzo y lucha- a lo largo de décadas; al tratar con desprecio -fascista- a los emigrantes; al proponer medidas policiales e intolerantes para la juventud, en vez de desarrollar medidas preventivas y democráticas…

Pretende, aplicando una política ultraliberal y sectaria, descuartizar el Estado Social y de Derecho, abriendo enormes brechas entre incluidos y excluidos, al igual que lo pretenden algunos líderes de la derecha intolerante y fascista de Europa, como Berlusconi: El “Gran Aznar” no tiene derecho, aunque tenga la mayoría absoluta, a hacer, de España, una finca privada…

La cantinela de “España va bien” se le ha ido desarbolando poco a poco, con una política social y económica equivocada: Aumenta el desempleo y la precariedad laboral, los derechos sociales se hunden, el aumento de precios se ha disparado galopantemente, la bolsa no levanta cabeza, la seguridad ciudadana es un caos, las inversiones -en obras públicas compensadoras- han disminuido, hay menos dinero para la Educación, la investigación sigue en vías de desarrollo, los temas del país vasco están peor que nunca, la política internacional se hace al dictado del imperio americano… Por ello la convocatoria de HUELGA GENERAL (legítimo derecho constitucional) esta totalmente justificada.

A partir de ahora, Aznar, va a manipular la información (como lo hacen todos los gobiernos), acusará a la oposición de ser los hostigadores, intentará desprestigiar a los sindicatos, utilizará todo el aparato del Estado (y el dinero de nuestros impuestos) para “romper” la huelga, montará “efectos especiales” para desviar la atención… Los motivos de la huelga son sociales y están justificados, el acto -como debe ser- es totalmente político y la oportunidad inmejorable… por pura lógica democrática. Le guste o no le guste a Aznar.

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