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El Instituto Mohamed VI en Marruecos forma imanes para contrarrestar los ‘discursos radicales’ y ha sido visitado por el Papa en su viaje a ese país

La entidad tiene 1.300 estudiantes, hombres y mujeres, para un ciclo de formación de dos a tres años. Los hombres son o serán imanes, las mujeres, predicadoras

En un gran anfiteatro, un profesor enseña a sus estudiantes en Marruecos que el “Corán siempre llama al diálogo, con serenidad y respeto al otro”, “ya que no hay coerción en materia de religión”.

“Diálogo”, “cohabitación” e “islam del medio”: es el credo del Instituto Mohamed VI de formación de imanes en Rabat, que desde el 2015 forma predicadores marroquíes y extranjeros venidos de una decena de países (Mali, Costa de Marfil, Guinea Conakry, Senegal, Chad, Nigeria, Gambia, Gabón y Francia).

Estudiantes de religión escuchaban al papa Francisco, este sábado 30 de marzo del 2019, en el Instituto Mohamed VI, en Rabat, donde se forma a los imanes.

Estudiantes de religión escuchaban al papa Francisco, este sábado 30 de marzo del 2019, en el Instituto Mohamed VI, en Rabat, donde se forma a los imanes.

La misión del centro, colocado bajo el patrocinio del rey Mohamed VI y base de su diplomacia religiosa, es luchar “contra los discursos radicales”, como lo dice su director Abdeslam Lazaar.

Una misión crucial dado que los jóvenes, empapados con esos discursos, se unieron a los yihadistas de Estado Islámico. En el 2015, había 1.600 marroquíes en Irak y Siria.

“Nos enseñan que el islam es una religión de paz y de justo equilibrio, de diálogo y de cohabitación pacífica con diferentes comunidades”, dice Ahmed Tijane Kebir, un senegalés de 30 años oriundo de la región de Dakar.

El Instituto tiene 1.300 estudiantes, hombres y mujeres, para un ciclo de formación de dos a tres años. Los hombres son o serán imanes; las mujeres, predicadoras.

Ahmed Tijane Kébir llegó en febrero del 2018 y prevé regresar a Senegal cuando obtenga su diploma para reanudar su actividad de imán y “mostrar la verdadera cara del islam”.

‘Malas interpretaciones’

“Al comenzar la formación puede suceder que haya alumnos que presenten ideas erróneas debido a una mala comprensión del islam”, explica el director. “Los profesores comienzan corrigiendo los conceptos erróneos y demostrando con argumentación las malas interpretaciones”, dice.

Estudiantes subsaharianos asisten a clase en el Instituto Mohamed VI, en Rabat.
Estudiantes subsaharianos asisten a clase en el Instituto Mohamed VI, en Rabat.

Los alumnos estudian el Corán y los hadiz, que reagrupa los actos y palabras del profeta Mahoma. “Entre los cursos que dictamos hay un estudio introductorio al cristianismo, al judaismo y a la comparación de las religiones. Estas materias dan a los estudiantes una vista global sobre las otras religiones para poder cohabitar con las otras comunidades”, puntualiza el director.

El Instituto, compuesto por varios edificios de inspiración árabe-andaluz, tiene varios anfiteatros, una sala de deporte, una sala de oración, estudios de grabación para programas religiosos y una biblioteca.

Los estudiantes usan en su mayoría túnicas tradicionales marroquíes o ropa de deporte. Todos comen y duermen en el mismo lugar, el reino asume los costos, con una beca mensual de 2.000 dirhams (unos $200).

Las actividades son mixtas, salvo las oraciones, las comidas y el deporte. Los marroquíes, los estudiantes de África occidental y los franceses (binacionales y convertidos) siguen programas separados, con cursos de árabe clásico.

Generalmente son los franceses recién llegados los que tienen los discursos “más radicales”. “Hay mucho trabajo con ellos”, dice un formador.

“El oficio de imán (…) necesita una formación regulada, seria”, afirma Morgan Gallet, de 30 años. Gallet viene del norte de Francia, y planea, cuando termine la formación de tres años “regresar a Francia y ocupar el puesto de imán”.

La misión del centro, colocado bajo el patrocinio del rey Mohamed VI y base de su diplomacia religiosa, es luchar “contra los discursos radicales”, como lo dice su director Abdeslam Lazaar. AFP
La misión del centro, colocado bajo el patrocinio del rey Mohamed VI y base de su diplomacia religiosa, es luchar “contra los discursos radicales”, como lo dice su director Abdeslam Lazaar. AFP

El estudiante dice haber “aprendido las herramientas para transmitir un estado de espíritu basado en la tolerancia, el diálogo, el vivir juntos”. Este estado de espíritu “es tan importante que los conocimientos”, dice.

Diplomacia religiosa

En el 2003, Casablanca registró una ola de atentados que dejaron 33 muertos. Desde entonces, Marruecos intenta encuadrar el ámbito religioso, promoviendo un islam “tolerante”, luego de haber apoyado durante mucho tiempo las corrientes islamistas para contrarrestar la influencia de la izquierda.

El primer programa de formación de imanes fue en el 2004. Desde entonces, el diploma que otorga el Instituto es obligatorio para todo nuevo predicador.

El desafío es también diplomático para Marruecos, que se posiciona en el mundo musulmán –en particular en África– como un eslabón fuerte de la lucha antiyihadista.

“El Instituto es un pilar de la política religiosa africana de Marruecos”, combinada con la distribución de coranes y a la construcción de mezquitas, señaló Salim Hmimnat, autor de estudios sobre política religiosa del reino.

“El objetivo es también que imanes extranjeros se conviertan en embajadores del modelo religioso marroquí”, subrayó.

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