El Congreso de Oaxaca rechaza el cambio del art. 24 propuesto por el Senado de México que lo considera un ataque al Estado laico
Con el Himno Nacional entonado por todos los presentes de pié, culminó la historia del cielo y el infierno protagonizado ayer en el Congreso estatal.
Sin embargo, la disputa entre ángeles y demonios inició desde mucho antes de la sesión ordinaria. En los días previos las autoridades eclesiásticas solicitaron de manera personal a los diputados, posponer la discusión de la minuta del Senado para modificar el artículo 24 que establece el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley.
El cabildeo retrasó incluso por dos horas el inicio de la sesión, toda vez que la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional buscó romper el quórum legal a fin de lograr este propósito.
No contaba que los arrianista, -petistas, perredistas, integrantes del movimiento ciudadano y priístas-, habían decidido ya celebrar la sesión con o sin los panistas presentes.
Forzados finalmente a asistir a la asamblea, toda vez que el quórum fue plenamente satisfecho en el pase de lista, no quedó otra a los defensores de la fe católica que intentar una tregua, con el argumento de analizar bien la propuesta.
El primer esfuerzo fue del diputado Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, quien solicitó una tregua para discutir más el tema y realizar foros para consultar a todos los ciudadanos, "no se vale ser autoritarios en este Congreso".
Pero todo fue inútil, el consenso entre los arrianista estaba ya tomado: voto en contra a la propuesta del Senado y ratificación del pensamiento juarista sobre la separación Iglesia-Estado.
Entonces Martínez Ramírez y su compañero de bancada José Isaac Rodríguez Soto blandieron la espada flamígera para contrarrestar a sus opositores, que hicieron de Juárez, su nombre, obra y discurso, el baluarte del laicismo.
Presente en un busto de yeso, pintado de color cobre, que los integrantes del Foro Cívico México Laico obsequió a cada uno de los legisladores, Juárez libró entonces una más de sus batallas en la defensa de liberalismo nacional. Y como el Cid Campeador obtuvo otra victoria después de muerto.
Risas despertó el petista Flavio Sosa Villavicencio cuando desde el altar de la patria laica citó el Evangelio según San Lucas, para recordar a los panista las palabras del Mesías: "Al César las cosas del César y a Dios lo que corresponde a Dios".
"Yo soy católico y espero seguir siéndolo después de esta intervención", dijo antes de advertir que la reforma viene de personeros del poder papal, de santurrones, de mojigatos, de fariseos.
Mientras los panistas, con una cruz negra pintada en la palma de la mano, definían la estrategia ante lo que ya se auguraba como la nueva derrota de la Batalla de Guadalete, que marcó la entrada de los moros a la península ibérica.
En su intervención los diputados Maximimo Vargas Betanzos, Margarita García García e Hita Beatriz Ortiz Silva, subrayaron las dificultades económicas, sociales y políticas generadas por el clero católico en el país.
Ortiz Silva fue lapidaria al iniciar su intervención con el apotegma juarista: "malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan".
Finalmente, terrenal como es este mundo, la votación favoreció a los defensores del estado laico. 25 votos en contra de la iniciativa, 6 a favor y 2 diputados priístas que discretamente abandonaron la sala durante la votación: María Mercedes Rojas Saldaña y Daniel Alberto Cuevas Chávez, por aquello de las dudas.
Apenas concluyó la votación los aplausos de los presentes irrumpieron en la sala, al tiempo que la primera estrofa del Himno Nacional inundaba el lugar.
-"¡Ya vez, por eso me salí del PAN!", expresó satisfecho el diputado Raúl Bolaños Cacho a su compañero Sosa Villavicencio, al tiempo que se levantaba de su curul para sumar su voz a la de los demás.
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