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El exobispo de Orleans, condenado a ocho meses de cárcel por ocultar un caso de pederastia

Es la primera condena contra un alto responsable religioso por silenciar este flagelo que sacude a la Iglesia católica Francesa desde 2001

La justicia francesa ha emitido este jueves la primera condena en casi dos décadas contra un religioso por ocultar los abusos a menores de un cura bajo su mandato. El tribunal penal de Orleans decretó ocho meses de cárcel (exentos de cumplimiento) contra André Fort, obispo de la ciudad entre 2002 y 2010, por no informar a la justicia de las primeras denuncias formales que recibió de los abusos cometidos contra menores por el abad Pierre de Castelet, en los años 90, hechos por los que este religioso fue condenado a su vez a tres años de prisión, dos de ellos firme. Todo esto ocurre en medio de un creciente debate, externo e interno, sobre el papel de la Iglesia católica de Francia en el silenciamiento de los casos de pederastia ocurridos durante décadas en su seno.

La pena es menor que la que había reclamado la fiscalía, que pese a la avanzada edad de Fort, 83 años, solicitó un año de cárcel, con ingreso en prisión, para el obispo a modo de “electroshock” o mensaje contra la práctica de ocultar casos de pederastia.

Hasta ahora, solo había un caso en Francia en el que un alto responsable religioso fuera condenado por ocultar un caso de pederastia. Sucedió en 2001 y la pena contra el obispo de Bayeux, Pierre Pican, fue solo de tres meses de prisión, que no le obligó a ingresar en el penal.

 Pese a que Fort tampoco tendrá que estar entre rejas, la acusación privada se mostró satisfecha con la sentencia. “Hemos sido escuchados. Estoy contento con mi país”, dijo Olivier Savignac, víctima a los 13 años de los abusos de De Castelet y que fue el primero que denunció los hechos a Fort, quien los ignoró.

 “Esta decisión muestra que las víctimas serán escuchadas a partir de ahora. Todos tenemos la obligación legal de denunciar hechos similares”, agregó su abogado, Edmond-Claude Frety, a la Agencia France Presse.

 De Castelet, de 69 años, era a comienzos de los años noventa sacerdote de Lorris, localidad dependiente del arzobispado de Orleans. En 1993, trabajó como capellán en un campamento religioso, lugar donde cometió los abusos contra al menos seis menores durante encuentros en la enfermería. Tres de ellos se constituyeron como parte civil en el juicio que comenzó a finales de octubre, incluido Savignac, el primero en lanzar la voz de alarma. En 2010, Savignac descubrió que el cura seguía con jóvenes a su cargo como capellán de los Scouts de Europa. Escribió una carta explicándole su caso al entonces obispo de Orleans, André Fort, quien sin embargo decidió no informar a la justicia, como es preceptivo en Francia en estos casos, y se limitó a alejar a De Castelet de cualquier actividad con jóvenes. Un año más tarde, el nuevo prelado de la diócesis, Jacques Blaquart, recibió una nueva denuncia de Savignac, que, esta vez, sí fue tramitada.

 En 2017, André Fort fue acusado de “no haber informado a las autoridades judiciales o administrativas” de las denuncias contra De Castelet. Este, detenido en 2012, había reconocido los abusos y explicó que, en esa época, “sentía una atracción emotiva por chicos de 11 a 13 años”. También aseguró que se había sentido solo y que no recibió “ningún consejo” de parte de sus superiores.

 El juicio contra De Castelet y Fort se ha producido en medio de renovados esfuerzos de la Iglesia francesa por demostrar que está actuando, ahora sí con firmeza, contra la pederastia. En la asamblea de otoño de la Conferencia Episcopal celebrada a comienzos de mes en Lourdes, los obispos recibieron por primera vez a varias víctimas de pederastia. Además, anunciaron la creación de una comisión independiente para “arrojar luz sobre los abusos sexuales contra menores en la Iglesia católica desde 1950”.

 Una de las claves para conocer el grado de compromiso y de sinceridad de los religiosos era, según los más críticos, ver a quién se pone al frente de dicho equipo. Las primeras señales son, según la prensa francesa, prometedoras: el presidente de la comisión independiente será Jean-Marc Sauvé, vicepresidente honorario del Consejo de Estado, el órgano consultivo supremo del Estado y un hombre que, además, ha ocupado puestos estratégicos en gobiernos tanto de izquierdas como de derechas. Según Le Monde, “difícilmente la Iglesia católica podría haber encontrado a alguien menos discutible” que Sauvé. En declaraciones a Le Figaro, Sauvé, que tendrá un plazo máximo de dos años para presentar sus conclusiones, aseguró su completa independencia de la Iglesia. “Solo yo compondré la comisión, definiré el perfil de sus miembros y elegiré a las personas. No habrá interferencia alguna de los obispos de Francia”, aseveró.

 Según la última actualización del informe de la Conferencia Episcopal sobre pederastia, desde 2010 los obispos han recibido 433 denuncias por pederastia (prácticamente la mitad de ellas en los dos últimos años).  212 han sido transmitidas a la justicia, 36 se han saldado con procesamientos y una decena con penas de prisión.

“Nada más que el establecimiento de la verdad permitirá salir de la era actual de sospechas, implantar modos de funcionamiento, reparar lo que haya que reparar y evitar que se repitan errores del pasado”, dijo a Le Monde Sauvé.

 El caso de Orleans puede servir de pista sobre otro juicio pendiente que ha generado una gran expectación: el que comenzará a principios de enero en Lyon contra el cardenal Philippe Barbarin, uno de los religiosos más influyentes de Francia y que ahora deberá responder ante la justicia por ocultar casos de abusos de menores por un cura bajo su mando.

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