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El derecho al aborto

El derecho a la interrupción voluntaria del embarazo es una opción de la mujer en su individualidad y, por lo tanto, las leyes que impiden esa posibilidad actúan en contra del derecho humano a libertad de conciencia. La eliminación de ese derecho es consecuencia de la imposición de una determinada moral religiosa y, sobre todo, de una in-cultura profundamente patriarcal.

¿Cuántas vidas de mujeres (niñas y adultas) se han segado en los lugares donde está prohibido o hay diversas restricciones para abortar? Ideologías políticas trufadas de dogmatismos religiosos impiden el derecho individual al aborto, a sabiendas de que muchas mujeres adultas y adolecentes mueren cada año en todo el mundo por prácticas abortivas clandestinas, por supuesto de los sectores más desfavorecidos, o se les obligan a tener hijos en las peores de las condiciones. O, incluso, para utilizar a esos bebés como mercancía (niños robados). Esa hipocresía es la que dice "defender la vida". Mientras, mujeres de castas acomodadas (religiosas o no) abortan sin correr riesgos.

El aborto no es obligatorio… es una decisión individual, un derecho de la mujer. Y, por lo tanto, hay que reclamar, exigir y luchar por ese derecho. Para que quien, en conciencia, tome la decisión, lo haga en la mejor de las condiciones.

¡Quitémonos las caretas! Las jóvenes activistas y feministas que en el Congreso de los Diputados escenificaron hace unos días, el derecho a la libertad de las mujeres, con su acto pedagógico de rebeldía, nos dieron una lección de madurez democrática en el ágora, que debería de ser del pueblo: El Parlamento.

Un día después, en una primera fase, se aprobaba la LOMCE en el mismo escenario. Se instaura una forma determinada de entender la escuela como mercancía, que trata de rearmar el nacional-catolicismo, en versión siglo XXI, quedando, de confirmarse el texto, prácticamente prohibido en la escuela el hablar de prevención, de salud sexual afectiva y reproductiva. Pero si se hablará a los adolescentes del ¡NO al aborto!, de forma maniquea y vergonzante. Acentuado, aun más, de lo que ya estaban en la LOE, los dogmas religiosos y los principios de la fe, por encima de los derechos humanos y del desarrollo de la capacidad crítica, mediante el ejercicio de la razón.

No hace muchos años, a finales de los setenta, ya en plena transición, se retenían y tomaban declaración, por parte de la guardia civil, a quienes, en charlas públicas, hablaban de anticonceptivos, de divorcio, de emancipación de las mujeres y de educación sexual. De esa historia lúgubre y casposa procedemos. Pero, también venimos de políticas más cercanas, de una actual pacata ley de plazos privatizadora de un derecho, que permite que no se aborte en los servicios públicos de salud por "motivos de conciencia", que es lo que ocurre en muchas CCAA, entre ellas en Castilla-La Mancha. A los profesionales de la sanidad pública se les permite objetar, mientras se elimina el derecho a las mujeres.

En estos tiempos malditos, todo es excusa para eliminar o restringir derechos a través de leyes civiles, penales y educativas… Vamos: ¡una vuelta al pasado! Pero no nos vamos a resignar, son muchos años ilustrados de lucha, aunque nos tengamos que "descubrir el torso" en las ágoras del pueblo, de las que, por ahora, se han apropiado las "malas artes políticas" y la censura, incluso por llevar camisetas verdes.

Francisco Delgado

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