La iglesia de la Vera Cruz presentaba a media tarde de este sábado un lleno absoluto. Allí se han dado cita políticos, militares, cofrades, curiosos y vallisoletanos al antepenúltimo acto de la Semana Santa. El Ofrecimiento de los Dolores de Valladolid a la Santísima Virgen, una ofrenda floral de cofradías, asociaciones e instituciones de la ciudad, tiene como preámbulo el alegato que cada año realiza un protagonista diferente, que en esta ocasión ha sido el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Juan Miguel Recio, quien ha centrado sus palabras en la «victoria de la cruz» no sin antes reconocerse un «católico convencido, además de lebaniego». Ha comenzado aludiendo al milagro de la misericordia, como significado de la crucifixión: «La cruz es el símbolo de la victoria decisiva de Jesús, así como la Virgen María al pie de la cruz». Ha hablado del significado del simbolismo de la espada en la profecía de Simeón, para recordar a los enfermos y tristes de la ciudad; y ha concluido destacando la función, con riesgos y valores, de la Guardia Civil y todos sus agentes desde su fundación hace 175 años.
La imagen de la Vera Cruz, con la espada en su mano izquierda (una magnífica talla que Gregorio Fernández talló en 1623), presidía el acto en el altar acompañada a sus lados por las tallas del Ecce Homo y del Atado a la Columna. En los espacios laterales de la iglesia de la calle Platerías, que recuperó su aspecto habitual tras el trajín de la Semana Santa, la Borriquilla, el Descendimiento, la Oración del Huerto y el Lignum Crucis. El cardenal arzobispado Ricardo Blázquez ha escuchado las palabras del coronel Juan Miguel Recio y ha recibido la genuflexión y el saludo de todas las personas que al término del acto han entregado sus centros y ramos florales para engalanar la imagen de la Virgen Dolorosa.
