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El caso de Andrea crea un precedente sobre muerte digna para menores

Es la primera vez que un caso de muerte digna para una menor llega a la justicia y se resuelve de forma favorable a los deseos de la familia.

En el pasado, casos como el de la niña bilbaína Mercedes Rodríguez Núñez no tuvo la aprobación para realizar la eutanasia.

El fallecimiento de Andrea, la niña gallega que sufría una enfermedad irreversible y para la que sus pedían una muerte digna, sienta desde esta semana un precedente en España, después de que su caso haya reabierto el debate sobre el derecho a decidir en qué momento abandonar el tratamiento médico y poner fin a la vida.

Es la primera vez que un caso de muerte digna para una menor llega a la justicia y se resuelve de forma favorable a los deseos de la familia y en contra de la opinión del hospital en el que era atendida, aunque casos similares han trascendido a la opinión pública a lo largo de estos años.

La muerte de Andrea hace recordar la de la niña bilbaína Mercedes Rodríguez Núñez para la que, pese a estar desahuciada por los médicos desde su nacimiento y a las reiteradas peticiones de sus padres para que se le aplicara la eutanasia, ésta no fue aprobada y el 14 de enero de 1987 murió a consecuencia de complicaciones derivadas de una neumonía.

Inmaculada Echevarría, otro caso clave sobre muerte digna

Fue en 2006, en Andalucía, cuando tuvo lugar uno de los casos más conocidos, el de Inmaculada Echevarría, que a los 51 años e ingresada por una distrofia muscular progresiva que padeció los últimos diez años de su vida, expresó su deseo de morir. La mujer solicitó de forma oficial, a la Delegación de Salud de Granada y al hospital, la retirada del respirador que la mantenía con vida, petición que fue avalada, en febrero de 2007, por el Comité Ético de la Junta de Andalucía y del Consejo Consultivo Andaluz.

Estos organismos consideraron que el caso de Inmaculada se encuadraba en un caso de limitación del esfuerzo terapéutico (un derecho reconocido en la ley estatal de autonomía del paciente y en la ley de salud de Andalucía) y no de eutanasia, práctica prohibida en España por el Código Penal junto con el suicidio asistido.

No obstante, a petición de la Orden Religiosa que gestionaba el hospital de Granada donde se encontrada, la mujer fue traslada al de San Juan de Dios (dependiente del servicio andaluz de salud) para que pusieran fin a su vida el 14 de marzo de 2007.

El caso de Inmaculada contribuyó a que la Junta aprobara en 2010 la Ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de las Personas en el Proceso de la Muerte, convirtiéndose en la primera comunidad autónoma en legislar sobre la muerte digna.

Un año después a la aprobación de esta norma, Andalucía obligó al hospital Blanca Paloma de Huelva a retirar la sonda nasogástrica a Ramona Estévez, de 90 años, en coma irreversible tras un infarto cerebral. La mujer murió el 6 de septiembre de ese mismo año.

Otros casos sin respaldo de la justicia

Otros casos muy mediáticos no han tenido el respaldo de la justicia por considerarlos eutanasia:

26 de junio de 1991: el zaragozano José Manuel Soto falleció en su casa víctima de un cáncer en fase terminal, después de abandonar por voluntad propia el hospital donde le habían sometido a dolorosas pruebas médicas.

Catorce meses después de su fallecimiento, un medio publicó un documento póstumo de José Manuel donde reivindicaba el derecho de toda persona a una muerte digna y denunciaba la falta de información respecto su enfermedad irreversible.

12 de enero de 1998: el tetrapléjico gallego Ramón Sampedro falleció tras ingerir un preparado de cianuro que le habían proporcionado. Puso fin a su vida después de 29 años de enfermedad tras perder la batalla legal que emprendió en 1993 para que se le aplicara la eutanasia. Incluso, grabó el vídeo de su muerte para que las personas que le ayudaron en los preparativos no fueran penalizadas.

Sólo hubo una imputada en el caso, Ramona Maneiro, apoyada por las firmas de más de 13.000 personas que se culparon de la muerte, hasta que 20 meses después el caso fue archivado por falta de pruebas. En enero de 2005, Maneiro reconoció que fue ella quien ayudó a morir a Sampedro suministrándole un vaso con cianuro que dejó a su alcance y que él se encargó de beber. Su caso fue llevado al cine por Alejandro Amenábar en la película “Mar adentro” (2004).

4 de mayo de 2006: el pentapléjico Jorge León, de 53 años, fue encontrado muerto en su domicilio de Valladolid, desconectado de la máquina que le mantuvo con vida durante seis años, desde que sufriera un accidente doméstico. El hombre solo tenía movilidad en los labios.

En septiembre de 2006, un juzgado de Valladolid decretó el archivo provisional de la causa.

12 de enero de 2007: Madeleine Z., una mujer francesa de 69 años aquejada de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), se quitó la vida en su casa de Alicante acompañada por voluntarios de Derecho a Morir Dignamente (DMD), asociación que promueve el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla.

 

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