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El bautizo civil se cuela en 21 concellos gallegos pero sigue siendo minoritario

El año pasado se celebraron una treintena, la mayor parte en Pontevedra y A Coruña

Luz Pérez y Luis Bayer tuvieron a su primera hija, Sira, hace ya casi tres años. La pareja tenía claro cuando nació que no iba a hacer un bautismo tradicional, en una iglesia. «Somos de la opinión de que si quiere profesar alguna religión debe elegirlo ella, cuando sea mayor y tenga conciencia de lo que hace, pero nos apetecía hacer un reconocimiento, celebrar su nacimiento y darle la bienvenida en una reunión con la familia y amigos», explica ella. Por eso optaron por una ceremonia de bebés. Así son conocidos en Pontevedra, donde residen, los bautizos civiles, una opción a la que han abierto las puertas 21 concellos gallegos, con Vigo, Lugo y Bergondo entre las últimas incorporaciones a esa lista.

El primero en Galicia se ofició en Guitiriz en el 2006, aunque durante el pasado año no hubo ninguno. Lo mismo sucede en más de la mitad de los municipios que ofrecen esta posibilidad a las familias no creyentes, una alternativa que sigue siendo minoritaria. Y es que en el 2016 solo se celebraron una treintena de bautizos civiles en todo el territorio autonómico, la mayor parte de ellos en Pontevedra (13) y A Coruña (12). En ambos casos, las ceremonias de bienvenida a los nuevos vecinos del municipio en la que se les otorga la carta de ciudadanía civil se hacen bajo demanda de las familias y, frecuentemente, son colectivas. Por ejemplo, para el próximo mes está prevista una con tres menores en la ciudad herculina.

Las diferencias entre la celebración católica y la laica son muchas. De entrada, la segunda es oficiada por un funcionario público -habitualmente el alcalde-, no hay pila bautismal ni agua y en vez de padrinos responden los testigos, como en las bodas civiles, que firman en este caso un acta de bienvenida. Aunque en el caso de Sira, por ejemplo, los propios testigos se han autonombrado como su madrina y padrino, un papel que ejercen con ilusión.

¿Presión social?

«Al principio, a mis suegros no les hacía mucha gracia que no bautizáramos a la niña por la Iglesia, porque ellos son creyentes y van a misa, pero nosotros nos casamos por lo civil y no tenía mucho sentido», explica otra pareja pontevedresa de las ocho que pasaron este año por el Pazo de Mugartegui con sus retoños. «La verdad es que fue una ceremonia bonita: el alcalde da la bienvenida al niño a la comunidad, le recuerda sus derechos como nuevo vecino y te hace entrega de un regalito al final, en nuestro caso fue un peluche y unos libros en gallego», explica.

Lo que no cambia es la despedida de la celebración, que sigue siendo junto a los amigos y familiares más cercanos y en torno a una mesa, como toda fiesta que se precie en Galicia. En líneas generales, las ceremonias civiles también suelen acabar en un restaurante con una comida a la medida de cada familia -en presupuesto y comensales-, algo que por el momento no genera un volumen relevante de negocio para la hostelería.

De hecho, en algunos de los establecimientos que más banquetes acogen a lo largo del año todavía no han visto uno solo que festeje una recepción laica para bebés, como confirman en El Pantano de Cecebre. «Bodas civiles tenemos muchas, cada vez más, pero bautizos civiles ninguno», explican.

Se dan casos paradigmáticos, como el del Concello de Oroso, que a pesar de que decidió ofrecer esta opción a los padres en el 2011, todavía no ha oficiado ni una sola ceremonia. En Muxía, desde el 2010, solo hubo un bautizo civil «e foi por un tema anecdótico, un caso puntual, porque así mo pediron», subraya el regidor. Y es que hay ciudadanos, aunque pocos, que lo reclaman. Incluso lo buscan en otros municipios. Así, el Ayuntamiento de Santa Comba recibió una petición este año por parte de un vecino de Cee, aunque finalmente no fue aprobada. En Ribadavia se celebraron dos hace años.

En contra de lo que se pudiera esperar, hasta el 2017 la mayor parte de las grandes ciudades gallegas no contemplaban la celebración de este tipo de ceremonias. En Lugo se dio luz verde a la iniciativa en el pleno de mayo a raíz de la propuesta de un concejal comunista, pero todavía no se ha llevado a cabo ningún bautizo, como tampoco se hizo en Vigo, donde ya se han recibido cerca de una veintena de solicitudes. Sin embargo, en Ferrol y Santiago ni siquiera se ha llegado a plantear esta posibilidad, al menos oficialmente.

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