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El arzobispo de Granada gastó en un año 19.942 euros en viajes

El arzobispo de Granada, Javier Martínez, cargó a la diócesis en un solo año 19.942 euros en viajes. Fue en 2010, cuando los feligreses de a pie empezaban a sufrir recortes generalizados, aumentaba el paro, se reducían los salarios y se congelaban las pensiones. Ese año, el prelado granadino triplicó sus gastos de desplazamientos. En 2009, gastó 6.168 euros en viajes, tres veces menos que en 2010. Las cuentas de la diócesis acusaban el golpe de la crisis con un descenso de ingresos. Los 7.478.365 euros registrados en la contabilidad de 2009 pasaron a 7.121.267 el año siguiente. Los fondos se redujeron en más de 300.000 euros. Pese a ello, Martínez no hizo ningún esfuerzo de contención del gasto. Visa oro aparte, sus viajes, teléfono, gastos de libre disposición y complementos le costaron ese año a la diócesis 41.524 euros.

Los gastos de desplazamiento del arzobispo aparecen registrados en la contabilidad de 2009 y 2010. Pero la opacidad de las cuentas, la falta de transparencia y el secretismo existente en torno a los gastos del prelado, impiden determinar si esos cargos corresponden exclusivamente a pasajes de avión o incluyen también el alojamiento y la manutención. Tampoco constan los lugares que visitó ni el coste de cada uno de sus viajes. Al menos, que se sepa, no va en clase business. “El arzobispo siempre viaja en clase turista”, aseguran fuentes consultadas por este diario.

VIAJES URBI ET ORBE

Desde el año 2011 los viajes del arzobispo se camuflan en partidas de gastos generales de la diócesis. Ni en los presupuestos de ese año, ni en los de 2012 y 2013, aparecen sus gastos desplazamientos. Pero sus viajes son vox populi entre el clero. Martínez se ha recorrido medio mundo y miles de kilómetros por España con cargo a la diócesis. Ha viajado por Tierra Santa en múltiples ocasiones (Siria, Líbano, Jordania e Israel). También ha estado en Ucrania, Bielorrusia, Italia (infinidad de veces, sobre todo, en Roma, Milán y Rimini), Polonia, Alemania, Francia, Linchestein (varias veces), Inglaterra, Estados Unidos, Brasil, Suecia, Australia, Etiopia y Portugal (Lourdes).

El prelado granadino acude cada año al ‘meeting’ del movimiento que Comunión y Liberación celebra en Rimini (Italia). También suele apuntarse a los congresos internacionales de Pueri Cantores (niños cantores). Fue al de Estocolmo (en 2009), Roma (2010) y al Washington DC (en 2013). En 2012 se trajo a Granada el Congreso Internacional de Pueri Cantores, que costó su dinero. ¿Quién lo pagó? Es un misterio que solo puede desvelar el arzobispo y algunos de su ‘séquito’.

PASIÓN POR TIERRA SANTA

Martínez siente pasión por Tierra Santa. De ahí sus periplos por Oriente Medio. Viajes de turismo, aunque envueltos en una peregrinación. El propio arzobispo, a través del Centro Internacional para el Estudio del Oriente Cristiano (ICSCO), creado por él, organizaba peregrinaciones a Líbano (Beirut, Trablos, Biblos, Tiro, Harissa…) antes de crear su agencia de viajes. En 2013, en plena polémica por la publicación del libro ‘Cásate y sé sumisa’, Martínez se fue de periplo por el Cuerno de África junto al arzobispo de Toledo. Fue el penúltimo viaje que los dos arzobispos hicieron juntos antes de que le advirtieran que sus excesos eran mal vistos por la Santa Sede.

Las advertencias no han servido de mucho. El prelado granadino ha seguido viajando. En mayo de este año se fue a Australia para “fortalecer los lazos de comunión” entre la Iglesia de Granada y la australiana. Allí estuvo diez días, entre Melbourne y Sydney, que no están precisamente cerca (1.170 kilómetros por carretera y 710 en línea recta). En su periplo australiano participó con una conferencia sobre “la teología y pastoral en la crisis del dualismo”, un tema que no debe levantar pasiones entre los feligreses de su Iglesia. De regreso a Granada, volvió a hacer las maletas. Del 2 al 6 de junio de este año viajó a Minsk (Bielorrusia) para participar en el IV Foro Europeo Católico Ortodoxo. De todos esos viajes no hay huellas en los presupuestos. Son gastos generales de la diócesis o de los centros de estudios y sociedades mercantiles creadas por Martínez. El cielo lo sabrá.

TABLET Y MÓVIL DE ÚLTIMA GENERACIÓN

Aficionado a las nuevas tecnologías y a las redes sociales, el prelado granadino viaja con tablet y móvil de última generación. Es como los ‘hippies pijos’, solo que neocon clerical. Le gustan las marcas italianas, aunque de cuando en cuando luce algún zurcido en sus chaquetas. En los últimos once años, desde que aterrizó en Granada, siempre ha pasado sus vacaciones fuera de España. Este verano, por primera vez, se quedó en tierra. Pasó el veraneo con su hermana -que también vive con él en el palacio arzobispal- en el pueblo alpujarreño de Trevélez.

No hay nada que le impida cultivar su pasión por las iglesias orientales, algo de lo que él se precia, como de sus conocimientos de San Efrén de Nísibe (nacido en Mesopotamia, siglo IV), sobre cuya obra hizo su tesis doctoral en la Universidad Católica de América (Washington). Por esa causa, “su amor” a las iglesias orientales, no repara en gastos. En el año 2012, Javier Martínez montó una agencia de viajes, Viajes San Cecilio, una sociedad limitada constituida con un capital social de 3.000 euros, que gestiona su gente de Comunión y Liberación. La agencia ocupa locales de la diócesis y organiza peregrinaciones a Roma, Tierra Santa, Armenia, Georgia, Turquía, Rumanía, Fátima o Etiopía… La propia web del Arzobispado publicita la agencia, que ahora organiza un viaje por Israel y Jordania.

EL ÚNICO PRELADO CON AGENCIA DE VIAJES PROPIA

El arzobispo de Granada es el único prelado de España que ha creado una agencia de viajes. Sus cuentas son tan enigmáticas como los viajes que Martínez carga a la diócesis, que se pagan con fondos públicos y el dinero de los feligreses. Pese a ello, el prelado no ha tenido reparos en quejarse de la escasa colaboración económica de los fieles de Granada ni en solicitar a las organizaciones eclesiásticas que recortaran dinero de las misiones para sostener la vida de la Iglesia diocesana. Tampoco se ha cortado la lengua para censurar la mentalidad de “pueblo subsidiado” de los españoles y la aspiración de los jóvenes de convertirse en funcionarios, algo que llego a tildar como “enfermedad social”.

España es un país “subsidiado” y plagado de “funcionarios” que solo “con la fe en Dios” puede resolver el problema del paro, llegó a decir Martínez en una homilía. Sermoneaba sobre la crisis y criticaba a la España subsidiada mientras él recorría mundo sin ningún pudor y con cargo al bolsillo de todos.

F Javier Martínez arzobispo Granada

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