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El alcalde de Jaén (PP) y la Banda de Guerra de la Legión ceutí, con el Cristo de la Buena Muerte

Es innegable que la visita de la Legión es uno de los grandes atractivos de la procesión de la Buena Muerte, que acompañan a la imagen titular en una tradición que recuperó la hermandad en el año 2016.

La apertura de la puerta del Perdón de la Catedral fue puntual. A las siete de la tarde la cruz de guía atravesaba la entrada y se aproximó a la Plaza de Santa María, más llena de público en la calle Campanas, por donde avanzarían los pasos. El primero en unirse a los jiennenses y pisar las calles fue el Cristo de la Buena Muerte, recibido con vítores de emoción y el himno de la Legión, “El novio de la muerte”. El alcalde de Jaén, Javier Márquez, y el obispo, Amadeo Rodríguez, estaban al frente de la procesión. Los ciento veinte anderos —costaleros de la hermandad— portaron la imagen con tesón y, tras finalizar la canción, se adentraron hacia las calles de la ciudad, en el inicio de una procesión de unas cuatro horas.

El siguiente en cruzar las puertas de la Catedral, de la única cofradía que sale de este templo jiennense, fue el paso del Misterio, el Cristo Descendido de la Cruz. Otros ciento veinte anderos que llevaban la talla no tenían nada que envidiar a la gallardía del resto de miembros de la cofradía que recorrían ya la ciudad con el Cristo de la Buena Muerte sobre un hombro. La Agrupación Musical Virgen de las Angustias, de Alcalá la Real, fue la encargada de poner melodía al lento caminar del Descendido.

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