Eran las 8 en punto de la calurosísima tarde dominical cuando la Imagen de la Virgen del Mar salió a la plaza a la que da nombre llevada a hombros de los horquilleros. El orden de la procesión era el habitual.
Abría la Cruz Guía de la Hermandad flanqueada por faroles. Luego venían las Hermandaddes de pasión y gloria de la provincia y la capital por orden de antigüedad, cerrando la Agrupación. A continuación, Hermandades de Santuarios Diocesanos (Gádor, Monteagud, El Saliente y Tiuces) y las filiales (Sevilla, Madrid y Barcelona). Novedosa era la guardería infantil con varas de nardos. Luego, la Banda Santa Cecilia de Sorbas y 30 camareras de la Virgen ataviadas con elegantes mantillas. A continuación, la Junta de Gobierno, presidida por Elías García, y los Dominicos.
Y por fin aparecía el paso de la Virgen del Mar, bellamente ornamentado de albos nardos que transmiten a los almerienses ese inconfundible ‘olor a Patrona’. El Cabildo catedralicio, presidido por el Obispo, Mons. Adolfo González, Ayuntamiento, Diputación Provincial, autoridades civiles y militares y Banda Municipal de Música cerraban el cortejo procesional.