La jefatura territorial de Educación de Lugo zanjó el martes 13 de octubre el primer conflicto surgido en Lugo sobre el uso del velo islámico en la comunidad escolar. La Administración tuvo que pronunciarse sobre el caso de una alumna de religión musulmana escolarizada en un centro de la capital que llevaba un mes sin asistir a clase, después de que la dirección del centro le comunicara que no podía asistir con el velo. La alumna se negó a quitarse el pañuelo que le cubre la cabeza porque «no es una gorra o un piercing’, sino que tiene un sentido religioso», indica el progenitor, y desde entonces no ha vuelto a clase. Finalmente, Educación decidió ayer permitir que la joven asista con velo.
La niña llegó de Marruecos el pasado mes de junio, cuando su padre, Zarzour Smail, pidió la reagrupación familiar. Smail lleva en España un año y medio y trabaja de escayolista. A principios de verano, llegaron a Lugo su esposa y sus tres hijas y tramitaron la escolarización de las pequeñas para el presente curso. «Todo sin problema», indicó el progenitor, a quien su pariente El Hassam Jatim ayuda a expresarse, pues su español es aún deficiente.
Según Zarzour Smail, la niña acudió a la presentación del curso con el velo puesto «y vestimenta normal» y la directora le hizo saber —a través de otra alumna marroquí que hizo de intérprete, pues la joven todavía no habla español— que tenía que quitarse el velo islámico para asistir a clase. La niña, asegura su padre, «volvió a casa llorando» porque porta el velo «por gusto, no por obligación» y no quiere quitárselo «ni aquí ni en Marruecos».
La madre de la alumna —siempre según la versión del padre— acudió al centro acompañada de familiares o amigos que le hicieran de intérprete para tratar el tema con la dirección. Sin embargo, le dijeron que tenía que ponerse en contacto con la delegación de Educación, pero tampoco allí le dieron solución. En sus trámites, dijo Zarzour, sólo consiguió que le pidieran un teléfono de contacto que no utilizaron.
Centro
La versión de la directora del centro, que ha aportado a través de Educación, es completamente diferente. Asegura que consultó con Educación el procedimiento a seguir y que en este tiempo se mantuvieron varias reuniones con los padres y el entorno de la niña para hallar una solución. Asegura que el día 29 de septiembre tuvo lugar la última de ellas, en la que estaba presente la madre. En ese encuentro, asegura la responsable del centro, le propusieron que la niña portase el velo hasta el aula y que allí lo quitase. La madre no se pronunció al respecto en ese momento y el centro no volvió a saber más de la familia hasta el martes 13 de octubre, cuando el padre acudió a la jefatura provincial.
Reunión
El padre de la niña, junto con el pariente que le hace de traductor, fue a la delegación de Educación para hablar con el jefe territorial, Jesús Ramos Ledo que, tras reunirse con la directora del centro, les hizo saber que la niña podría volver a clase sin necesidad de prescindir de la prenda religiosa.
Zarzour Smail lamenta que su hija haya perdido un mes de clase y lo haya pasado mal por esta cuestión y que, en su caso, haya tenido que perder un día de trabajo para realizar las gestiones. Pide respeto para las estudiantes musulmanas que quieran portar el velo, «como sucede en otros países y en otras partes de España». Asegura que ha dado a conocer los hechos porque considera que se trata de una «discriminación» por motivos religiosos, y confía en que a pesar de este comienzo abrupto la integración de sus hijas se realice normalmente.
El padre de la joven señaló que no tiene otras objecciones con el currículo escolar que deberá seguir su hija en España, pues en Educación le despejaron sus dudas acerca de la enseñanza religiosa y le confirmaron que no está obligada a estudiar religión católica.
