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Dossier sobre Gonzalo Puente Ojea en El Escéptico

La Asamblea General de Socios de ARP – Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico del año 2012 aprobó por unanimidad seguir las directrices de un manifiesto por un estado laico1, que venía a incluir el laicismo entre los objetivos que persigue la asociación. La justificación parte de que, “para que una sociedad sea crítica, es decir, que sus miembros puedan desarrollar y ejercer el pensamiento crítico, es indispensable que estos estén libres de coacciones o adoctrinamientos”. Esa misma asamblea decidió conceder a la figura de Gonzalo Puente Ojea su máximo galardón, el premio Mario Bohoslavsky, por su defensa de la razón frente a la intromisión de la religión en todas las esferas de la sociedad.

La postura laicista no es un ataque a las religiones. Es más, es una defensa a creer en lo que uno quiera dentro del ámbito privado, ya sea en Dios, en los ovnis o en la homeopatía; pero para que esto sea así debe ocurrir que el estado no asuma ningún tipo de credo. En la España moderna este objetivo ha estado bastante lejos de cumplirse, ya sea por la presencia de la Iglesia Católica o de símbolos cristianos en actos oficiales, o por la financiación de esta y otras entidades por parte del erario público. Pero en la última legislatura estamos asistiendo a otras intromisiones en los asuntos de Estado que se realizan sin pudor alguno, empezando por la confesionalidad militante de algunos ministros, que apelan en público a la bondad de la Virgen para solucionar el problema del paro2, o reconocerle supuestos méritos que llevan a la concesión de los mayores reconocimientos por parte de la Guardia Civil3. Pero sin duda las más dolorosas muestras de la intromisión de la religión en la política están en leyes como la recién aprobada ley de educación (LOMCE) y en el por ahora borrador de la reforma de la ley del aborto, donde se obliga a todas las mujeres a participar de este derecho únicamente de la forma en que lo dicta el credo católico. Es decir, casi nunca. Todo ello sin olvidar el momento histórico en el que vivimos, con un cambio de rey, un personaje que ha sido impuesto durante generaciones “por la gracia de Dios”.

Con este panorama no es de extrañar que Gonzalo Puente Ojea afirme ser un apestado en este país. Así es como se presentaba durante la comida que ARP – Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico había organizado con motivo de la entrega del premio Mario Bohoslavsky, en un céntrico y acogedor restaurante del centro de Madrid, junto a su inseparable mujer, Pilar. Su vida ha transcurrido desde un lugar privilegiado para entender la reciente historia de España, pues ha sido su representante en numerosos países, destacando su puesto de embajador en el Vaticano; todo ello mientras iba documentando su extensísima obra crítica. Un trabajo que no incluye halagos, sino una dura reflexión y crítica a nuestra forma de ser, pensar y actuar, tan certera como incómoda.

Desde ARP-SAPC entendemos que un trabajo tan valioso como el suyo no puede quedarse en el mero reconocimiento, y quedarse a un lado para los estudiosos de último año de tesis doctoral, sino que debe ser difundido y ampliado para que sirva de esa pequeña cuña que vaya ejerciendo de presión para ir desgastando esa dura roca que forma la conjunción del estado y el credo. Es una labor inmensa, pero Puente Ojea nos ha señalado una buena grieta por donde comenzar y no podemos dejar pasar esta gran oportunidad. Es nuestro deseo que este dossier sirva para iniciar a muchos de nosotros en su extensa obra.

_________

1-http://www.escepticos.es/?q=node/915
2-http://goo.gl/GMb27U
3-http://goo.gl/IuPLkA


El doble compromiso de Gonzalo Puente Ojea
Por Juan Antonio Aguilera Mochón

El pensamiento crítico de Gonzalo Puente Ojea
Por Miguel Ángel López Muñoz

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