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Doña Paquita, una maestra republicana en Granada

Ex alumnos de la Academia Nuestra Señora del Carmen, la única escuela laica de la ciudad durante la Guerra Civil y la Dictadura, homenajean en un libro a su fundadora

Doña Paquita fundó en los años 20 del siglo pasado la única escuela laica de Granada que sobrevivió a la Guerra Civil y a la Dictadura. Maestra autodidacta y progresista, su educación en valores republicanos dejó una profunda huella en sus alumnos, hasta el punto de que un grupo de ellos ha recopilado en un libro lo que significaron sus enseñanzas en una Granada adversa, la de la posguerra, donde "todo estaba prohibido o era pecado". En memoria de Doña Paquita incluye las memorias de una de sus nietas, Carmen Pérez Vera, tituladas Pretérito Indefinido, y una serie de escritos de sus ex alumnos que esta tarde se reunirán en la Biblioteca de Andalucía para presentar el libro.

Promovido por dos de ellos, la historiadora Antonina Rodrigo y el profesor Federico Hernández Meyer, la publicación que hoy se presenta es un homenaje a "la memoria de tantas otras maestras y maestros represaliados en Granada", como se destaca en el libro.

Las memorias vivas de Doña Paquita están contadas desde una visión infantil, la mirada de la niña Carmen, que arranca sus recuerdos con el regreso de la guerra de su padre y, con la figura de su abuela como eje de la historia, va recreando en cada capítulo la casa-vivienda-colegio donde estudiaron centenares de niños.

Francisca Casares Contreras (1886-1950) se quedó viuda muy joven y, con dos niños, decidió montar un colegio en el número 15 de la calle Enriqueta Lozano (entre la Cuesta del Pescado, la Carrera de la Virgen, la Plaza Mariana Pineda, la Manigua y el Cuarto Real de Santo Domingo), aunque, en la década de los 50, su hija (también llamada Doña Francisca) lo trasladaría a la calle Molinos.

De este centro mixto salen generaciones de mujeres y hombres que, como apunta Hernández Meyer, "no sólo se saben de memoria montes, ríos y cabos, sino que se conocían al dedillo autores y obras literarias, eran capaces de resolver teoremas y ecuaciones" y, lo más importante, "gozaban de la suficiente preparación como personas para sobrevivir a aquella Granada triste de entonces". Para este ex alumno, la labor docente de Doña Paquita se caracterizó por su gran dosis de preocupación por lo social e influyó en la esfera familiar y social de sus alumnos, dice con motivo del 62 aniversario de su fallecimiento.

La historiadora Antonina Rodrigo afirma que "en cuanto tuvo conciencia de lo que suponía ser una maestra republicana y mantener sus valores cívicos en circunstancias tan adversas" sintió que debía rendir homenaje a esta mujer. "Nos hacía leer a Don Quijote de la Mancha o el Corazón y no sabíamos que aquellas lecturas eran un acto en sí clandestino en la Granada oscurantista y represiva de la posguerra". Todo un contrapunto al régimen que, como detalla Antonina, "ya se guardaba de cegarnos la luz del entendimiento con normas y libros antipedagógicos que habían derogado los progresistas conceptos de la reforma docente llevada a cabo por la Segunda república".

Otra de sus ex alumnas, Tica Fernández-Montesinos, hija de Concha García Lorca y del médico y alcalde de Granada (fusilado en 1936 días antes que a su tío y padrino Federico García Lorca) evoca en sus memorias que, ante el obligado adoctrinamiento, "cuando mi hermano Manolo y yo íbamos a hacer la Primera Comunión, mi madre nos llevó al único colegio que había en Granada, a la escuela de Doña Paquita, para que nos prepararan".

Tica le dedica también un hermoso recuerdo a su maestra, de quien dice que "explicaba, con palabras sencillas y sin ningún dogmatismo, el significado del sacramento para el que nos estaba preparando". Y añade que "salir de la Huerta fue como un alivio ya que en ella, a pesar del esfuerzo que hacían los mayores por ocultarlo, sólo se respiraba el dolor por la ausencia de nuestros dos muertos". Tica la define en una frase: "Doña Paquita era una persona inteligente, abierta y generosa, como buena republicana".

Esta maestra se esforzó siempre para que las niñas listas de familias humildes, por el mero hecho de ser niñas y sin dinero, no tuvieran que dejar el colegio y pudieran seguir estudiando sin cobrarles nada, aunque "eso era algo difícil de conseguir que los padres lo comprendan", opina Federico Hernández Meyer.

La presentación de este libro coincide con las III Jornadas sobre Republicanismo Español que ha organizado la Universidad de Granada en Ciencias Políticas, en la que la historiadora Antonina Rodrigo impartió ayer una conferencia sobre Las heroínas de la libertad haciendo mención especial a su maestra. Con esta publicación se ha abierto una puerta a la memoria histórica que no desean cerrar, de hecho en el libro solicitan que, "quien sea o conozca a alguna antigua alumna o alumno, se ponga en contacto por correo electrónico con hernandez2738@gmail.com con el fin de ampliar la lista para una posible segunda edición".

El director del IES Hermenegildo Lanz, Raimundo Fornieles, es otro de los ex alumnos que ha dejado su impronta en las memorias de Doña Paquita, pues, según él, ha sido un referente en su larga singladura de más de 38 años de docencia. Fornieles recuerda que en su colegio tenían clases de lunes a sábado (mañanas y tardes), que entonces los maestros no eran especialistas en ciencias o letras y que estaban mezclados niños de distintas edades. "Maestra es quien enseña con el ejemplo, quien posee los dones de la generosidad, la justicia y la bondad. Esa era Doña Paquita", rememora.

Antonina Rodrigo, historiadora y ex-alumna:

"Ella me enseñó que la curiosidad es un master"

Editora y promotora del homenaje a la maestra, estudia a las milicianas, a las que llama 'heroínas de la libertad'.

Historiadora autodidacta, como Doña Paquita, su maestra de la infancia, Antonina nació hace 77 años en el Albaicín, el único núcleo que resistió en Granada a los franquistas. En 2007 perdió al que fue su compañero durante 43 años, Eduardo Pons Prades, exiliado catalán del que bebió su amor por las letras y con quien afianzó los valores republicanos. Considera que existe una casta de "las imprescindibles," entre ellas Doña Paquita, que llama Heroínas de la libertad y a las que no cesa de estudiar recopilando testimonios.

-¿Cómo se le ocurre hacer un libro sobre Doña Paquita?

-Fue durante una conferencia que di en la Casa de Ángel Ganivet hace año y medio. Entre el público se encontraba Federico Hernández Meyer, que se levantó y se unió enseguida a la iniciativa y… aquí estamos.

-¿Cuándo fue consciente del valor que tenían las enseñanzas de su maestra?

-En la adolescencia, cuando entré en el instituto y vi el contraste en la forma de enseñar de los demás docentes. Pero tuve la suerte de ser alumna de Antonio Domínguez Ortíz, que es otro profesor que dejó una profunda huella en mi y con quien establecí una gran amistad.

-¿Qué tenía ella de especial?

-Yo soy muy tímida y de niña más aún, pero con Doña Paquita no me daba vergüenza preguntar, hablar en público, era cálida y muy maternal y generaba una gran confianza en nosotros. Ella me enseñó que la curiosidad es un master y gracias a sus enseñanzas he sido autodidacta toda mi vida.

-¿Qué implicaba ser una maestra republicana?

-Tener ideas liberales, de la Institución Libre de Enseñanza y de la Escuela Socialista, muy perseguidas en la posguerra. Lo primero que hizo la República fue dar cursillos a los maestros y reciclar su forma de enseñar. Doña Paquita nos demostró que las mujeres no teníamos que ser únicamente autodidactas, que podíamos ir a la universidad como los hombres y participar en todos los ámbitos de la esfera pública. Los niños íbamos a las fábricas y al campo para aprender valores. La pedagogía es
el cimiento del niño, por eso los franquistas fusilaron a tantos hermanos e hijos de maestros, para cortar de raíz sus enseñanzas.

-¿Y las memorias de Carmen?

-Me las dio hace cinco meses y pensé: "este libro es delicioso". Decidí que debían ser la parte central del homenaje.

-Pero no están todos los que hubieran querido, ¿no?

-No. Espero que se sumen más ex alumnos y se pongan en contacto con nosotros. Es una pena que no se hayan conservado los archivos de la escuela, sólo nos queda
los testimonios de los ex alumnos.

-¿A qué heroína de la libertad está estudiando ahora?

-A Lina Odena, una periodista que se metió con su coche en el 36 en el frente nacional sin saberlo y, como llevaba escrito en grandes letras Mundo Obrero y CNT, se pegó un tiro y se mató. Sabía lo que le esperaba…

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