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Derecha e izquierda se unen en Francia para prohibir el velo en las escuelas públicas

El Parlamento francés ha aprobado, con una contundente mayoría, la ley que prohíbe la exhibición de símbolos religiosos en las escuelas públicas –conocida como ley del velo. Los diputados de la Asamblea Nacional han aprobado el texto con 494 votos a favor y 36 en contra en el primer paso del trámite parlamentario, que llevará la ley primero al Senado y luego de vuelta al Parlamento.

 En la votación, el partido gobernante, la conservadora UMP, que posee mayoría absoluta en el Parlamento francés, ha contado con el apoyo casi unánime de la oposición socialista. El proyecto de ley contra los signos religiosos “ostensibles” en las escuelas públicas fue reclamado por el presidente, Jacques Chirac, y elaborado por el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin, en un intento de zanjar el debate sobre el velo islámico.

    El proyecto de ley contra los signos religiosos “ostensibles” en las escuelas públicas fue reclamado por el presidente, Jacques Chirac, y elaborado por el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin, en un intento de zanjar el debate sobre el velo islámico.

   La ley de símbolos religiosos prohíbe el uso del velo islámico, la kippa judía y las cruces cristianas en las escuelas públicas francesas, en un intento de dejar las tensiones religiosas, especialmente entre judíos y musulmanes, fuera del ámbito escolar. Los alumnos que persistan en su voluntad de hacer exhibición de estos símbolos podrán ser expulsados del centro en el que estudien.

La ley ha causado malestar entre la comunidad musulmana, que la interpreta como un intento de señalar a sus fieles con un ánimo discriminatorio. Antes de la votación, el ministro de Educación, Luc Ferry, ha defendido su proyecto ante los diputados diciendo que ha habido “un espectacular aumento del racismo y el antisemitismo en los últimos tres años” en Francia, por lo que esta ley “ayudará a que las aulas “no se dividan en comunidades religiosas militantes”.

Tras obtener el respaldo de toda la izquierda frente a Le Pen en las presidenciales del 2002 y verse de nuevo arropado por ella hace un año frente a Bush en la crisis de Irak, Jacques Chirac logra situarse por tercera vez en el 2004 como portaestandarte de la República al obtener el apoyo de los socialistas a su arriesgada iniciativa de prohibir el porte del velo islámico en la escuela pública. Apoyado en las encuestas de opinión y en los informes de los expertos, el presidente francés no sólo ha conseguido imponer esta drástica solución en las filas del centroderecha, sino que ha arrebatado a la izquierda la vieja bandera del laicismo en su propio terreno electoral: la enseñanza pública

    El fracaso de la tercera movilización de protesta contra la ley, que el pasado sábado sólo congregó varios centenares de personas en París, ha relajado el clima previo a la votación de esta tarde, que culmina apenas una semana de debates. Sin modificar el proyecto inicial, basado en las conclusiones de la “comisión Stasi” formada por el propio Chirac, el Gobierno ha introducido una serie de precauciones dirigidas a satisfacer a los socialistas (véase recuadro) y, en general, a intentar disipar los temores suscitados por la ley dentro y fuera de Francia.

   La idea de una ley explícita contra el porte del velo islámico en el ámbito de la enseñanza pública no universitaria carece, sin embargo, del respaldo unánime de las fuerzas parlamentarias. Ni siquiera entre las afines a la mayoría. Los centristas de la UDF, capitaneados por el irreductible François Bayrou, discrepan de la vía elegida. “Si se trata de autoridad, hubiera bastado una circular, y si se trata de la laicidad y la integración, la ley es insuficiente”, dijo el diputado centrista hace una semana, en el debate de presentación de la ley.

   Cabe decir que Bayrou, a la sazón ministro de Educación del Gobierno Balladur (gaullista), fue el autor de la célebre circular que en 1994 fijó los criterios prácticos de aplicación de la jurisprudencia del Consejo de Estado, que en 1989 fijó como límite de tolerancia el uso “ostentario” del velo con fines reivindicativos o proselitistas. A su llegada al ministerio, los servicios del Estado contabilizaban tres mil casos. Según el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, al inicio del curso actual eran 1.256, cifra que, de ser real, cuestionaría la propagación del problema.

   En la izquierda, sólo el PS apoya la vía de la ley pese a las divisiones internas y el horror a verse de nuevo junto a Chirac. Jack Lang, ministro de Educación del último gobierno de la izquierda plural, protagonizó el giro con su conversión a la causa de la proscripción, enarbolada sobre todo por el ex primer ministro y número dos del PS, Laurent Fabius, principal aspirante del partido a la candidatura presidencial del 2007. El PS no sólo está a favor de legislar, sino que proponía utilizar el término “visible” para evitar nuevas ambigüedades. Sus antiguos socios del PCF discrepan en un mar de divisiones y, en cuanto a los ecologistas, algunos de sus dirigentes incluso se han dejado ver en la última manifestación de protesta en París.

   La unanimidad en el Gobierno tampoco ha sido absoluta desde que Chirac y Raffarin lanzaron el pasado mayo los primeros mensajes en favor de una ley de defensa de la laicidad.Sarkozy, que acababa de dar a luz con fórceps al Consejo Francés del Culto Musulmán, militó en contra desde el principio hasta que, una vez tomada la decisión por Chirac, se limitó a acatarla sin convicción. La posición del ministro de Educación, Luc Ferry, titular teórico del proyecto, es si cabe más paradójica, al pasar de una posición inicialmente hostil a una actitud favorable que le llevó, incluso, a sugerir que la prohibición se extendería a las grandes barbas. Aunque el ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, negó oficialmente toda discrepancia con el presidente, el eco de su testimonio sobre las reacciones en los países musulmanes fue visto como un síntoma de vacilación. En este clima, se explica que Chirac quisiera ampliar sus apoyos en el Parlamento hasta lograr el consenso con los socialistas.

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