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“Defender el derecho al aborto no significa defender el aborto”

Desde la cuenta en Facebook del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II se ha defendido la posición del nuevo presidente de Estados Unidos sobre el aborto, que ha ocasionado una dura condena por parte del episcopado norteamericano.

El Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II fue ya en su día defenestrado y convertido en algo lo bastante distinto a su ser original como para provocar ríos de tinta en comentarios de la prensa católica, amén de sonados y reveladores despidos. Digamos que, de acuerdo a los deseos de Su Santidad el Papa Francisco, perdió innecesarias ‘obsesiones’.

Sin embargo, la respuesta dada por su cuenta en Facebook a una feligresa particular sobre las alarmantes medidas abortistas anunciadas por Biden da indicios de una pérdida absoluta del norte.

Todo surgió a raíz de un artículo de la versión italiana del Huffington Post titulado ‘Joe Biden, un católico en la Casa Blanca entre los venenos de la iglesia americana” que la cuenta en Facebook del Instituto enlazó y recomendó.

El artículo hacía hincapié, como ya es común, al supuesto ‘Evangelio social’ que va a aplicar Biden en su gobierno, y contaba con la aportación de viejos conocidos del ala renovadora, como el profesor Massimo Faggioli, de la Universidad de Vilanova.

La autora católica Mirjana Gegaj respondió en el mismo medio que “una persona que tiene entre sus principales objetivos políticos el de afirmar con decisión el derecho al aborto”, difícilmente podía definirse como católico, a lo que la cuenta del Instituto replicó:

“Defender el derecho al aborto no significa defender el aborto. Pero, sobre todo, si tuviéramos que repartir patentes de catolicidad en base a las posiciones políticas, muy pocos políticos podrían definirse como católicos”.

Con independencia de lo vergonzoso del resultado de su ‘razonamiento’, causa enorme perplejidad la pobreza intelectual de un instituto que se preciaba de contener en su claustro verdaderas lumbreras del pensamiento. Manca finezza, que dicen lo italianos, especialmente en ese comodín final que insinúa que la gravedad no tiene peso y que es lo mismo ocho que ochenta.

Pero lo peor es la primera frase. Para empezar, porque la Iglesia, durante los últimos pontificados, ha aclarado sobradamente la responsabilidad de quien defiende un supuesto ‘derecho al aborto’. Y, para seguir, ¿alguien se atrevería a aplicar esta absurda distinción a cualquiera de los males sociales que, estos sí, todos los opinadores condenan unánimes? ¿Qué resultado tendría distinguir entre defender la esclavitud y el “derecho” a poseer esclavos? ¿O a enviar judíos a las cámaras de gas?

Tras el revuelo que ha causado este episodio, el Pontificio Instituto ha retirado el post de su cuenta oficial, informa Life Site News.

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