Pero será el papa León XIII quien, desde sus múltiples cartas encíclicas, no se limite a criticar el liberalismo y progresivamente el comunismo, sino que ofrecerá un modelo alternativo de Estado cristiano y un sistema de organización social para resolver los dos problemas: el Estado liberal y lo que él mismo calificará, desde la distancia de su trono, “la cuestión social”. Pues contener a los obreros en los marcos del orden social dominado por las oligarquías será necesario a fin de impedir que el comunismo lo destruya invocando e impulsando la lucha de clases.
Finalizando el siglo XIX, este papa, León XIII, calificado por los contemporáneos nuestros de papa social y ejemplo de compromiso con los obreros, fue, paradójicamente contra esta interesada opinión, el que elaboró la ideología y los sistemas de organización social, de origen feudal, el corporativismo, sobre los que luego, después de la Primera Guerra Mundial, se fundamentarán el fascismo y el nazismo. Pero no sólo, porque las dictaduras europeas, americanas y asiáticas, inspiradas por la Iglesia Católica, encontrarán en ésta su mejor valedor en cuanto que les proporcionará los valores, la justificación y la legitimidad de origen divino para dictar contra el pueblo. Pero conozcamos la posición política de la Iglesia Católica expuesta por este papa en varias encíclicas.
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