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De la derrota del totalitarismo a la reorganización del clericalismo en las democracias cristianas.

Y a esto se reducen los grandes mitos construidos en base a mentiras porque ni si quiera se han atrevido a falsificar los documentos papales, que no sería la primera vez. Ni Pío XI, ni Pío XII criticaron el totalitarismo nazi. Se limitaron a lamentar sus incumplimientos y sus invasiones del espacio católico. No criticaron la forma de gobierno nazi. Porque nunca reivindicaron ni la democracia, ni los derechos individuales, ni el sufragio. Porque nunca criticaron los totalitarismos cuando eran católicos.
 
El siglo XX estuvo dominado por tres corrientes de pensamiento que se concretarán en tres modelos o sistemas políticos: el totalitarismo, el liberalismo político, que se pasó el siglo XIX luchando contra los conservadores, la aristocracia laica y clerical, y el marxismo-comunismo. La ideología totalitaria se venía gestando, como reacción contra el individuo, el sufragio universal, la forma democrática de gobierno, los derechos individuales, la separación entre la Iglesia y el Estado…,  en el pensamiento hegeliano, en la reacción intelectual de los pensadores católicos y cristianos, como Burke, Chateaubriand, Hardenberg (Novalis), Muller, Haller, De Bonald, de Maestre, Balmes, Donoso Cortés…y, sobre todo, en los papas. Todos ellos, desde el pronunciamiento de Pío VI contra las conquistas políticas de la Revolución francesa, condenarán el liberalismo político. El comunismo aún sólo era un fantasma en la última parte del siglo XIX.

Pero será el papa León XIII quien, desde sus múltiples cartas encíclicas, no se limite a criticar el liberalismo y progresivamente el comunismo, sino que ofrecerá un modelo alternativo de Estado cristiano y un sistema de organización social para resolver los dos problemas: el Estado liberal y lo que él mismo calificará, desde la distancia de su trono, “la cuestión social”. Pues contener a los obreros en los marcos del orden social dominado por las oligarquías será necesario a fin de impedir que el comunismo lo destruya invocando e impulsando la lucha de clases.

Finalizando el siglo XIX, este papa, León XIII, calificado por los contemporáneos nuestros de papa social y ejemplo de compromiso con los obreros, fue, paradójicamente contra esta interesada opinión, el que elaboró la ideología y los sistemas de organización social, de origen feudal, el corporativismo, sobre los que luego, después de la Primera Guerra Mundial, se fundamentarán el fascismo y el nazismo. Pero no sólo, porque las dictaduras europeas, americanas y asiáticas, inspiradas por la Iglesia Católica, encontrarán en ésta su mejor valedor en cuanto que les proporcionará los valores, la justificación y la legitimidad de origen divino para dictar contra el pueblo. Pero conozcamos la posición política de la Iglesia Católica expuesta por este papa en varias encíclicas.

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