Afirmamos que hubo abuso de autoridad de parte de la rectora de la UNAH al no permitir una celebración religiosa en el auditorio de dicha universidad.
Sorpresa mayúscula causó entre las autoridades de la Iglesia Católica la decisión tomada por Julieta Castellanos, rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), de impedir la celebración eucarística del Miércoles de Ceniza en los predios de dicho centro de educación superior.
La Iglesia Católica, en el editorial del semanario Fides titulado "Intolerancia", deja establecida su posición sobre este único caso que se ha presentado en la historia, sobre todo porque en años anteriores ese mismo acto litúrgico había sido autorizado cuando ya la UNAH estaba bajo la égida de las nuevas autoridades.
"El hecho revive una polémica ancestral sobre la concepción del laicismo, que establece la separación entre la Iglesia y el Estado, y los alcances que el mismo tiene.
Así como la forma de aplicación en circunstancias, sobre todo porque la rectora invocó su idea particular de laicismo para dar un fundamento a su decisión autoritaria", dice el editorial.
"Se deduce que su propia noción de la naturaleza del laicismo es extremista, lo cual linda con la imposición de actitudes de franca intolerancia.
Precisamente por tratarse de la ‘Universitas’, el ambiente donde conviven todas las ideas y se practica la discusión razonable entre todas las posturas científicas, económicas, políticas y culturales, con el ánimo de encontrar la verdad", continúa.
Discriminación
"Por ello resulta injustificable el intento de discriminación contra la religión cristiana, comprometida además en la búsqueda de la fuente de la verdad, que es Dios", prosigue la publicación de Fides.
"Decimos lo anterior porque de acuerdo a informaciones de prensa, la rectora declaró que no se permitirá que grupos cristianos se reúnan en las instalaciones de la UNAH.
A la vez que criticó a otros centros de estudios superiores donde sí se permite la práctica religiosa. Tal parece que, en lo referente a religión, se actúa con base en prejuicios", dice.
De esta manera se desconoce la función insustituible de la religión en la formación de las conciencias y la enorme contribución que aporta en la forja de un consenso ético en la sociedad.
"Todo lo cual es indicativo de que no existe comprensión de las relaciones que tienen que existir entre Iglesia y Estado".
