Monseñor Claudio María Celli, en su visita a Bogotá, sostuvo que la Iglesia recibe con profundo dolor las noticias sobre sacerdotes que se ven involucrados en casos de abuso sexual a menores de edad.
Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales del Vaticano, preside un congreso latinoamericano en el que se analiza el papel evangelizador de las nuevas tecnologías de la información -con sede en Bogotá.
El obispo fue enfático en advertir que la justicia civil ordinaria debe primar por encima de la eclesiástica cuando se comprueben casos de pederastia, "porque ellos, antes de ser sacerdotes, son hombres". Y por tanto -aclara-, merecen ser castigados por el delito cometido.
Celli se refirió al tema cuando se le abordó sobre un reciente caso, ocurrido en Chía (Cundinamarca), en el que en un video aparece un sacerdote sosteniendo relaciones sexuales con un supuesto menor de edad, además de los casos que los medios de comunicación del mundo registran frecuentemente.
"El abuso sexual es un crimen horrendo, y más si lo comete una persona religiosa que debería ser más respetuosa de los valores humanos", sostuvo el alto jerarca al explicar que la Iglesia, en cabeza de Benedicto XVI, está tomando serias medidas para enfrentar esta situación.
Según él, es deber de los obispos intervenir cuando se presenten estas situaciones casos para evitar que se repitan.
Sin embargo, monseñor Celli cree que los abusos de niños en los que se ven involucrados los sacerdotes no deben ser menos escandalosos que aquellos en los que los abusadores son los mismos familiares.
"A mí me choca mucho cuando se conoce de un sacerdote que viola a un niño, pero también me duele cuando el violadores es el padre del menor, o un tío. Y de esa situación casi no están atentos los medios", sostuvo.
Y aseguró que detrás de cada abusador sexual hay una enfermedad psicológica que debe ser tratada para que este, después de arrepentirse "y recupere el camino", pueda alcanzar el perdón.
