La Conferencia Episcopal Española ha presentado hoy su memoria anual, revelando un panorama preocupante para la Iglesia en España. Los datos reflejan un descenso en la mayoría de los indicadores que miden su vitalidad.
Entrando en materia y comparando con los datos de la memoria del año pasado, el número de sacerdotes ha descendido de 15.669 en 2022 a 15.285 en 2023, mientras que los religiosos/as en nuestro país han pasando de 32.967 a 32.531. Los seminaristas han bajado ligeramente, de 974 a 957, y los monjes de clausura han caído de 7.906 a 7.664. Sin embargo, los diáconos permanentes han aumentado, de 572 a 587, siendo uno de los pocos indicadores positivos.
El número de catequistas ha disminuido de manera notable, pasando de 83.435 en 2022 a 81.080 en 2023. Por otro lado, los profesores de religión han crecido, alcanzando los 36.686 en 2023 frente a los 35.799 del año anterior.
La cifra de misioneros también ha experimentado una caída, pasando de 10.147 en 2022 a 9.932 en 2023. La memoria destaca la labor de los misioneros españoles en el extranjero, especialmente en países como Perú (582), Venezuela (448) y Argentina (376).
En cuanto a los monasterios, se han reducido de 712 a 703, con 50 comunidades religiosas menos en un solo año.
Asistencia a misa y sacramentos
Aunque la asistencia regular a misa ha aumentado de 8 millones a 8,2 millones, gracias al aumento de población extranjera en España, los sacramentos muestran un claro retroceso. Los bautizos han descendido de 159.129 a 152.426, las primeras comuniones de 171.494 a 162.580 y los matrimonios de 35.253 a 33.500. Solo las confirmaciones han registrado un aumento, de 104.600 a 107.153.
La Iglesia sigue siendo un pilar en el ámbito educativo, con casi 1,5 millones de alumnos en sus colegios, lo que representa un ahorro de 4.604 millones de euros al Estado. Sin embargo, el número de estudiantes que cursan la asignatura de religión ha caído de 3.119.268 en 2022 a 2.940.793 en 2023.
Estos datos ponen de relieve una tendencia a la baja en la mayoría de los indicadores, lo que refleja una crisis que afecta tanto a la base como a la proyección de la Iglesia en la sociedad española. La Conferencia Episcopal Española afronta el reto de revertir esta situación y revitalizar su presencia e influencia en la comunidad.